CAPÍTULO IX. DESTINO EN AJUSTE. DOS IRREGULARES FUERA DE LA HISTORIA.

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El equipo se enfureció con él cuando reapareció. Después de varios días desaparecido, fácilmente pensaron que había muerto, eso no habría sido extraordinario ni sorpresivo considerando el tipo de familia del que provenía. A menudo discutían su liderazgo, pero todos sabían que no había nadie mejor que él para llevar al frente los planes a la victoria.

Gracias a las instrucciones y órdenes de V y Arlene, decidió que debía tener más equipos de contingencia por si tenía que crear opciones de refugio para el futuro o el simple hecho de tener más aliados si podía volver, así reclutó poco después varias cabezas más, de entre los cuales estaba un tipo que por alguna razón le recordaba a Jahad.

Wangnan Jah.

Estaba acostumbrado a que su equipo fuera competente, pero por atrasarse gracias a sus frecuentes ausencias, tuvo que ocupar al peor equipo posible de la torre. Una chica por la que había tenido que pagar una cuantiosa cantidad y que al final ni siquiera sabía usar su poder de fuego, una niña que no sabía más que ser amable y llorar, una chica de lentes que no confiaba del todo en su equipo, un tipo enorme de masa muscular y ternura...

Los únicos beneficiosos eran Arkaraptor e Ilmar, el resto era un desastre para ayudar, especialmente Ewha, que casi quemaba varias veces la casa que había rentado para tenerlos. El entrenamiento después de los incidentes en casa se volvieron crueles, según las palabras de Wangnan.


El torneo de la batalla del taller fue un desastre, subir al Arquímedes fue complicado, y al final, solo lograron hacerse de una de las armas, que con un poco de suerte, cayó en manos de quién debía caer despues de darle un susto de muerte a Wangnan.

Cuando todo terminó, su reporte con V y Arlene fue de éxito parcial. Ellos tampoco se mostraron molestos o exigentes, se resignaron a realizar  algunos ajustes y los planes para asaltar el palacio siguieron adelante.

Hubo encuentros en el medio y, aunque sus equipos estaban comenzando a sospechar sobre sus escapadas nocturnas y los días de repentina desaparición, nadie cuestionó nada, de cualquier manera, Arlene y V no se dejarían ver fácilmente, sobre todo porque tenían que mantenerse al margen de cualquier regular para eliminar todo posible riesgo de ser descubiertos.

El silencio siempre fue una de las cosas que reinaron en sus reuniones con el par, no parecía ser de su entero agrado y no le decían nada más allá de lo que ya habían revelado. A menudo se resignaba a hacer sus planeaciones para las futuras pruebas en un silencio absoluto al que lentamente se acostumbró.

—Mi padre... ¿Que fue lo que le pasó para ser así? —preguntó una noche mientras fingía investigar en los faros, la verdad era que no dejaba de prestar atención al silencioso par. Parecían tan cansados y desesperados, que no daban una verdadera impresión de poder. Sus apariencias decían que tenían una muy larga historia, que estaban irremediablemente distanciados pero, aún se amaban.

¿Existía un amor tan fuerte pero tan doloroso? Había ocasiones que V se quedaba quieto, solo mirando a su ocupada esposa que se dedicaba a leer libros extraños o a meditar en silencio. De la misma manera, Arlene tenía momentos de absoluta ausencia en que se dedicaba a mirar al falso cielo en busca de algo que ni V ni Khun podían ver.

Los dos eran extraños, demasiado para lo que estaba acostumbrado de los poderosos de la torre, especialmente para los líderes, que no se dejaban ver por cualquier persona más allá de sus más allegados sirvientes. Ni V ni Arlene parecían tener más motivación que ese loco plan para rescatar a Bam. Estaba seriamente impresionado de no ver a ningún lacayo por ahí que les ayudará, aunque, había ocasiones que V hacía llamadas a alguien de quién jamás habló frente a él o Arlene.

TOG: LA REINA DE JAHADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora