La jeringa y el coronel

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Me asomo por la ventana al ver que ya hemos llegado al pueblo de mamá, bajo del coche y corro hacia mis abuelos

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Me asomo por la ventana al ver que ya hemos llegado al pueblo de mamá, bajo del coche y corro hacia mis abuelos.

— ¡Abuela! — Grito y me voy a sus brazos.

— Mi preciosa Arinka — Besa su frente con una sonrisa — Mira lo que te he conseguido mi vida. Para tus experimentos. — Le hace una seña a mi abuelo el cual saludo y me entrega una cajita. — Tú abuelo la encontró a lado de un chico dormido todo moribundo.

— Lo robo — Me cubro la boca.

— No. No. — Me tapa la boca — Lo tomamos prestado para ti mi amor.

— Ya veo. Gracias. — Los abrazo a ambos y entro a la casa para leer la etiqueta de aquella sustancia.

Haccoc. D.M

Wow... — Susurro al ver el líquido azul y brillante en el tubo.

Me meto a mi cuarto/laboratorio que me hicieron mis abuelitos, acerco el microscopio casero y la examino más a detalle.

— Necesito a alguien o algo para esto.

Miro mi brazo y luego la jeringa, relamo mis labios cuando la idea loca viene a mi cabeza.

¿Y si me inyecto?

Estoy llevando las jeringa a mi brazo hasta que siento a bigotes pasar entre mis piernas.

— Bigotes. — Lo tomo y dejo la jeringa en la mesa para ir con mis padres. — Mami ¿podemos ir a cazar ratones a la granja?

— Claro amor, no sudes mucho y ten cuidado. — Gracias. — Corro con bigotes para abrir la puerta y dejarlo en el suelo. — Muy bien soldado hoy tenemos una misión. Cazar un ratón para que sea mi rata de laboratorio y si no atrapas una — Me acerco al gato de mis abuelos poniendo mi voz algo grave — Tú serás mi rata de laboratorio.

Bigotes retrocede y maúlla para meterse entre los huecos, corro por el lugar en busca de una rata por un buen rato. Bigotes aparece con una y la tomo de la cola para que ambos corramos a mi laboratorio.

Me pincho con una aguja el dedo soltando un poco de mi sangre y mezclarla con el HACCOC. Entre abro los labios al ver como mi sangre sigue totalmente limpia. Como si fuera una especie de reacción contraria a la esperada. Un rechazo total.

Pongo todo en una jeringa y la inyecto a la rata escondiéndome con bigotes tras mi fortaleza de almohadas. La rata se mueve con normalidad tomo mi tiempo y tomo otra rata para inyectarle solamente el HACCOC. La rata comienza a perecer y entre abro mis labios con sorpresa.

Una Extra Muy Afortunada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora