Y la que cobre 💋

3.2K 318 30
                                    

No recuerdo nada, se que me suena el nombre de Ilenko pero no sé de dónde, mi cabeza punza cada que quiero recordar pero está en blanco

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No recuerdo nada, se que me suena el nombre de Ilenko pero no sé de dónde, mi cabeza punza cada que quiero recordar pero está en blanco.

Bajo del autobús con cuidado de no caerme y hacer el ridículo, justo cuando bajo la puerta se cierra dejando mi bolso agarrado.

— ¡Hey! — Grito al conductor que comienza a irse — ¡Hijo de puta detente! — Grito de vuelta y corro tras el camión golpeando la puerta hasta que se detiene para bajarse.

— ¡¿Qué te pasa mocosa, estás loca?!

— ¡Y a ti no te funcionan los retrovisores! Mi bolso lo agarró tu puerta que tienes por carcacha.

— ¡A mi no me hablas así! — Se me para en frente.

— Ubícate, ganamos lo mismo. — Jalo mi bolso y golpeo la puerta nuevamente logrando que se abra. — ¡Juro que voy a meterte una demanda! — amenazo.

— A ti es que te voy a demandar por dañar mi autobús.

— Tú fuiste el que arrancó sin comprobar que baje completamente bien con mis cosas.

Chista y se da la vuelta para volver a subir al autobús y pateo la llanta caminando a mi hermosa y asaltante colonia.

Conductor inepto. Todavía que ganamos lo mismo se me pone al brinco.

— ¡Ya llegue mami! — Abro la puerta con mis llaves pero me desconcierto con el silencio.

Tomo la nota del refrigerador Fuimos a visitar a tu tía Petra, te dejé comida para hoy y mañana en la nevera.

— Así me gusta, comida para calentar sin que tenga que cocinar. — Hago un bailecito abierto el refrigerador.

Mi teléfono suena y veo el nombre de mi jefa en la pantalla. — Pero apenas estoy comiendo. — Ignoro la llamada y cuando termino lavo mi plato para irme a tirar a la cama.

— ¡Arinka! — El grito del padre y sus toques en la puerta me hacen quejarme y patalear con molestia para pararme de la cama.

— ¡Voy! — Grito y abro la puerta. — Padre Perez.

— Arinka, hija. Sabes a lo que vengo, quiero que te unas a nuestra congregación, todos en el pueblo te aman y no nos haría mal una católica muy debota como puede ser usted.

Le doy una pequeña sonrisa negando con mi cabeza y me imita para juntar sus manos.

— Hija, Jesucristo te llama a su lado y estará feliz de que asistas. — Me extiende un folleto el cual tomo.

— No es por ofender padre, pero si me quisiera ahí ya me hubiera muerto mientras dormía para llevarme a su lado. — Bufa con mi respuesta y niega.

— Entiendo, entiendo. Al menos date una vuelta, los niños quieren que vuelvas a ser su maestra.

Una Extra Muy Afortunada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora