— ¡Yo no nací para amar! Nadie nació para mí. — Me llevo la escoba a la boca simulando que es un micrófono.
— Tan solo fui un loco soñador, no más
Yo no nací para amar, nadie nació para mí. Mis sueños nunca se volvieron realidad. — Me sigue mi abuela mientras trapea.— Siempre lo busqué. Pero nunca pude encontrar ese amor. Siempre lo esperé
Y en todas partes que esperaba, ese amor nunca llegó. — Nos sigue mí abuelo.El estéreo se apaga haciéndonos voltear de inmediato. — ¡Se fue la luz! — Grita mi madre desde la cocina.
Corro a los brazos de mi abuela quien me apapacha acariciando mi cabeza con delicadeza. — Tranquila cielito, seguiremos cantando cuando tu abuelito arregle eso. Disfrutaremos de tu simulación de tercer divorcio y cuarta decepción.
— Ujum — Me escondo en su cuello.
— Toco aplicar la de los cigarros.
Habla mi abuelo y escucho un quejido de su parte para voltear y ver como mi abuela le aventó un trapo.
— Ya voy mi amor. — Alza las manos para después ir afuera.
— ¡Yo te ayudo! — Beso la frente la frente de mi abuela y abro un cajón sacando una linterna — ¡Ahí voy!
Mamá me intercepta en la entrada para darme dinero. — Cariño ve a la tienda y trae, cuatro tomates, una cebolla, un aceite de oliva, un chile jalapeño y una coca de tres litros. Con lo que sobra comprate algo.
Veo el billete de cien y le hago un puchero. — Pero me sobran solo tres pesos. — Susurro.
— Por eso. — Me palmea la cabeza y me quejo caminando hacia la tienda entregandole la linterna a papá ya que lo encontré en el camino.
— ¿A dónde vas querida? — Mi abuelo me ve en la entrada.
— Mi mamá me mandó a la tienda. — Le muestro el billete.
— Ya veo. — Mete su mano al bolsillo y saca veinte pesos. — Toma mija.
Mis ojos brillan y beso su mejilla con ilusión. — ¡Gracias abuelo! — Corro a la tienda.
Veo varios productos, mi boca se hace agua al ver unas sabritas y un chocolate enorme. — Me das el chocolate. — Doy un bronquito.
— Siempre tan infantil Arinka. — Hablan a mi espalda.
— Que le importa sapo hijue... — Me giro y veo a Mateo que me da una sonrisa — Yo... Hola.
— Hola. — Ríe.
Siento mis mejillas calientes, desvíe mi mirada avergonzada, siento su mano en mi barbilla y la alza con delicadeza mandándome una corriente eléctrica por todo mi cuerpo. Sus ojos café claro me provocan mariposas en mi estomago.
ESTÁS LEYENDO
Una Extra Muy Afortunada
FanficEntre a el mundo de la lectura a los once años. Ahora resulta que soy una antagonista en el mundo de un libro que no conozco pero se la mayoría de cosas importantes por fanfinc.