CAPÍTULO 1

67 15 54
                                    

Terminé de doblar toda la ropa que recientemente había planchado y fui a dejarlo en mi armario.

Bajé corriendo a la cocina y ayudé a mi madre que estaba lavando los platos del desayuno.

— Hija, ¿vas a salir? — mamá preguntó ya que estaba vestida.

— Sí , he quedado con Laura. — sonreí en cuanto sonó el timbre de la casa — ¿Esta noche puede quedarse a dormir? Queremos las dos ir juntas mañana al instituto.

Dejó el último plato en el colador y se quitó el delantal.

— Claro que sí.— se acercó y me dio un beso en la frente — Que te diviertas, cariño.

— Gracias mami.

La abracé y salí corriendo a la puerta a abrirle a la pobre de Laura que habrá esperado un ratito. Sin embargo, no veo ninguna molestia en su cara.

— Celia, vamos.— estiró de mi brazo y me arrastró corriendo.

No se detuvo hasta en un semáforo en rojo.

— ¿A dónde me vas a llevar?— pregunto un tanto extrañada.

— Celia, hay un concierto en el otro lado del pueblo, no muy lejos.— me explica Laura — Tenemos que conocer a gente.

El semáforo se puso en verde y esta vez ya no estiró de mí y tampoco corrimos. Fuimos en dirección al Burger King y así llegamos al pueblo vecino.

Yo no era muy buena recordando rutas y ni si quiera soy capaz de memorizarme todos los lugares importantes de mi propio pueblo. Así que dejé toda mi confianza en manos de Laura. Eso sí, de botellones no la voy a dejar porque si no, no hay quien nos lleve de vuelta a casa.

La música ya se escuchaba de lejos. Habían montado un conciertos cerca de un bar y la mayoría eran jóvenes, debido al estilo de música.

— ¡A que mola un montón!— Laura gritó por encima de la música.

— ¡¿Por qué nunca me entero de que hay cosas así?!

Laura se ríe porque no me ha entendido nada y sólo me arrastra hasta el centro de la multitud para bailar. En realidad tenía un poco de vergüenza, ¿pero qué más daba? Aquí todo el mundo había venido para pasárselo bien y nadie se estaba fijando en lo que hacían los demás.

— Chicas, ¿sois nuevas por aquí no?— me pareció escuchar a alguien.

No me di cuenta de quién era hasta que me tocó el hombro y arrastré a Laura para poder hablar con el chico que nos habíamos topado.

Era alguien flaco hasta los huesos, pero muy alto. Vestía como los canis de mi barrio, por el contrario, parecía alguien majo.

— Hola chicas, os preguntaba si erais nuevas por aquí.— el chico primero me tendió la mano a mí — Soy Diego.

— Encantada.— estreché su mano — Yo soy Celia. Y esta es mi amiga Laura.

— Encantada igualmente.— mi amiga acto seguido fue a dársela también — Vinimos porque recién me entero que aquí montan conciertos.

— Sois bienvenidas siempre.— sonrió Diego amablemente.

— Toda la gente de aquí es muy simpática.— me río.

El chico que recién conocimos y Laura niegan con la cabeza y me señalan un grupito del montón.

Desde aquí pude ver que estaban dando cigarrillos hasta a niños menores de edad y sirviendo alcohol en sus vasos de bebidas.

Entre todos ellos, había una que destacaba más porque era la que llevaba en su riñonera todos los paquetes de cigarrillos y botellitas de whisky.

— Sólo vienen acá por las fiestas, pero son del pueblo de al lado.— cuenta Diego — Tengan cuidado con ellos, son gente peligrosa.

— Gracias por la advertencia.— agradece Laura y me arrastra de nuevo al centro.

Cambiaron la música y gritamos a todo pulmón la canción al igual que los demás y así sucesivamente con las siguientes canciones.

No paramos hasta que se hizo tarde, eran ya las cuatro y teníamos que volver a casa a comer.

Sonó mi teléfono y vi que tenía varias llamadas perdidas de mamá.

— Perdón mami, estaba en un concierto.— cogí la llamada y carraspeé un poco porque tenía la voz ronca de tanto gritar.

— ¿Ya están de camino a casa? — preguntó a través de la otra línea — La comida ya está preparada hace un rato.

— Sí, ya estamos volviendo para casa. Nos vemos.

— ¿No quieres que vaya a recogerte?— ofreció mamá.

— No, gracias. Te quiero mucho.— colgué.

Estiré del brazo de Laura que seguía interesada en seguir en el concierto y por el reojo pude ver que Diego se estaba despidiendo de nosotras con la mano.

Al final del día mi amiga se quedó en mi casa jugando a algunos juegos de mesa con mi madre también y por la noche tuvimos una maratón de capítulos de una serie que nos gustaba a las tres.

No sé cuándo nos dormimos, pero por la mañana cuando me desperté estaba en la cama con la sábana cubierta y Laura a mi lado.

Supuse rápidamente que fue mi mamá quien nos cuidó cuando nos dormimos. Sonreí por lo mucho que la quería.

NOTA DE LA AUTORA:

Hola gente, traigo una nueva historia. Espero que os guste. Besitos para todos <33

ÁNGEL DEMONIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora