CAPÍTULO 37

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Regresé tarde a casa porque me costó estudiarme el examen. Poco tiempo después de mí volvió mamá de muy malos humos, azotando la puerta de un golpe y tirando las cosas violentamente al suelo.

Papá salió de la cocina corriendo y le cogió de las muñecas a su esposa para que se detuviera. Ella se intentó deshacer del agarre con violencia y eso hizo que se le cayera del bolsillo un papel.

Lo recogí y vi que era una factura donde le debía muchísimo dinero al padre de Raúl, una cifra que ni tendríamos todos los de la casa trabajando o vendiendo la mismísima vivienda.

— Esclava, ya puedes irte corriendo de esta casa.— le escupió a mi amiga.

— No, Emma no se va a ningún lado.— me puse delante de ella para protegerla.

— Roba comida, roba dinero y encima rompe las cámaras para que no la pillemos.— la volvió a acusar.

— Que ha sido Diego.— la encaré — Él se coló en la casa y fue él quien rompió las cámaras para robar. Y luego acusó falsamente a mi amiga de robo. Hasta seguramente que nuestra querida Lucía lo sabe pero no dice nada.

— Me da igual.— no quiso aceptar la realidad — Esta es mi casa y entonces todos me tenéis que obedecer. Y si digo que la plebeya se va de mi casa se va.

Emma subió escaleras y yo la seguí corriendo. Cuando entré a mi habitación la vi empacando sus cosas en una vieja mochila que tenía tirada debajo del escritorio.

— ¿Qué haces?— le quité la mochila de las manos y todas sus cosas.

— Me tengo que ir, Noa.

— Tú no te vas a ningún lado.— la supliqué con los ojos — Sabes que siempre te voy a defender y mi padre también, hasta te considera más hija a ti que a mi hermana.

— Noa, eso lo sé.— me miró apenada — Y siempre voy a estar muy agradecida con vosotros. Pero no puedo causar más problemas en tu vida por culpa de otras personas cuando la tuya está empezando a mejorar.

— Emma, por favor.— intenté rogar que se quedara.

— Lo siento.— me arrebató la mochila.

— Espera un momento, yo sé a dónde llevarte.

Le ayudé a recoger sus cosas y bajemos a la entrada. Crucé al lado de mi madre mirándola con la peor cara del mundo y acompañé a mi amiga a un sitio que yo estaba muy segura de que la acogerían, la casa de Celia.

— Hola, ¿en qué os puedo ayudar?— se asomó la madre de Celia por la puerta.

— Buenas noches, Irene.— la saludé.

— ¡Noa!— salió Celia corriendo al escuchar mi voz ¿Qué hacéis aquí?

— Nada, que Emma necesita un lugar donde vivir y en mi casa Luisa la ha tirado.

— Qué mal. — la mujer examinó con curiosidad a mi amiga — Venga, te puedes quedar en mi casa el tiempo que necesites.

— Yo le pagaré el alquiler de la habitación.— saqué un fajo de billetes, pero la mujer lo rechazó.

— Noa, te voy a echar de menos.— Emma se despidió de mí con un abrazo.

— Que sepas que te quiero.— le di un beso en la frente y me despedí de ella — Celia, cuídala de mi parte.

Ella asintió con la cabeza y volví a casa cabizbaja. Había perdido de mi lado a mi compañera de cuarto, mi amiga de confianza y la persona que le contaba de todo.

— Veo que no te ha durado la felicidad de hoy.— papá llegó a mi habitación y se sentó al lado mío en la cama — Siempre hay alguien quien tiene que jodernos la vida.

— ¿Entonces por qué te casaste con mamá?— pregunté intrigada.

— Fue por obligación de mi suegro con amenazas.— suspiró — Vio que yo tenía un buen negocio aunque fuese una tienda pequeñita y así podría mantener la casa. Aunque ya sabes que tú madre pertenece a la familia de mafiosos más grandes del país. Pero lo bueno de este matrimonio es que te tuve a ti.

— Yo también me alegro de pertenecer a esta familia por ti.

— Ahora tengo un problema. Creo que he descubierto cómo se siente al estar enamorado.

— ¿Es la madre de Celia no?— adiviné.

— ¿Tú crees que eso está bien? Soy un hombre casado.

— Fue un matrimonio concertado, pides el divorcio y montamos una nueva vida. — en mi mente la idea me la imaginé perfecta — Además, la madre de Celia ahora está soltera.

Papá me dio las gracias por la idea y yo me fui a la cama sintiendo un vacío. La vida así estaba empezando a no tener sentido. Yo quería ese cambio que propuse. Viviría libre de la mala de Luisa y Lucía. Estaría con la madre de Celia que me cae muy bien, de nuevo al lado de Emma, encima con Celia y vería a mi padre feliz con una mujer que ama.

ÁNGEL DEMONIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora