CAPÍTULO 15

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Laura y yo nos quedemos alrededor de una hora en el parque con Tea que quería grabar unos trend de tirs tors y nos no dejó marcharnos hasta que no grabasemos el vídeo correctamente.

— Tu hermana sí que tiene energías.— protestó Laura jadeando del cansancio.

Me despedí de ella y fui con mi hermana juntas a casa. Desde la entrada ya se escuchaban gritos del interior.

— Paso yo primero.— me puse delante suya para protegerla.

Inserté la llave sonando un click y giré la cerradura, se abrió la puerta y entré sigilosamente.

Había un montón de pollo frito por el suelo y toda la salsa barbacoa esparcida por la pared.

—¡¿Por qué coño estamos comiendo todas las noches puto pollo?!— escuché la voz de mi padre venir de la cocina — ¿No tienes manos para cocinar algo, eh?

— Quédate aquí.— le di las llaves a mi hermana.

Corrí a defender a mi madre con las agallas que no sabía de donde me habían salido. Entré a la cocina y vi a mi padre con el cuchillo en la mano y a mamá acorralada contra la nevera.

— Papá, deja en paz a mi madre.— cogí el rodillo de la cocina.

— ¿Tú a mí qué me vas a mandar?— me apuntó con la hoja afilada — ¿Por qué no aprendes de tu hermana y te quedas quietecita?

— Papá, ¿por qué haces esto?— le miré apenada.

— ¡Porque me sale de los putos huevos!— tiró el cuchillo al suelo casi rozando mi pie.

— Celia.— me llamó mi madre — Sal de casa con tu hermana y pide ayuda. No vuelvas hasta que te llame.— me suplicó con los ojos llorosos.

Papá cogió un vaso para estrellarselo en la cabeza, por buenos reflejos mamá lo esquivó.

Mamá me miró a los ojos en señal de que confiaba en mí y le iba a hacer caso.

Salí corriendo de la casa con un par de llaves y el móvil con Tea.

—¿A dónde vamos?— preguntó muy asustada.

— No te preocupes.— la abracé — Vamos a buscar ayuda.

Saqué el móvil decidida y marqué su número sin dudarlo. El padre de Noa llegó en nada y su hija también la acompañaba.

— Celia,¿estáis bien?— nos preguntó Cristóbal.

Asentí con la cabeza y el hombre entró corriendo a nuestra casa para ayudar a mamá.

Tea se colgó a Noa como un koala y la chica la abrazó.

— Celia, ven conmigo.— me cogió de la mano e intentó que la siguiera, pero yo no me moví del sitio.

— No voy a abandonar a mi madre.

— Confía en mi padre y en mí, os voy a llevar a ti y a tu hermana a un lugar seguro.

— Está bien.— me rendí.

Estiró de mí y nos llevó a las dos en silencio a no sé donde. No era un silencio incómodo, todo lo contrario. Estaba tranquila, confiaba en que Cristóbal salvaría a nuestra madre como la otra vez y en qué Noa nos llevaría a un lugar donde pudiéramos sentirnos protegidas.

Llegamos a un chalet muy grande y en vez de guiarnos a la puerta principal nos dirigió a la parte trasera de la casa.

Emma ya estaba esperandonos en la puerta de la cocina. Nos la abrió y entremos las tres.

— No hagáis ruido, están mi madre y mi hermana en casa.— nos pidió la chica.

Asentimos con la cabeza y nos hizo subir escaleras para llevarnos hasta su habitación.

— Os quedaréis a dormir esta noche aquí.— nos señaló su cama.

— ¿Y tú dónde vas a dormir ?— me extrañé.

— Emma, tú dormirás en el sofá de mi cuarto y yo subiré al ático a dormir.— nos explicó — Quedaros aquí, mientras yo os intentaré conseguir algo de comer.

—¿Y puedo ducharme?— pregunté avergonzada.

— Sí, claro.

Abrió la puerta del último armario y resultó ser un baño para ella misma. Además, me dio un chándal deportivo negro para que me cambiase.

Entré al baño a ducharme y cogí su champú, olía a un olor fresco como ella. Terminé de ducharme y todo el baño se impregnó del olor del champú. Me puse su chándal, me quedaba un poco grande ya que ella era más alta, pero la talla no fue un gran problema.

Salí del baño y me encontré a mi hermana jugando a las cartas con la amiga de la chica tomboy.

— Anda.— sonrió Emma — Te queda muy bien su ropa. Si no fuera porque eres morena de cabello te habría confundido con Pingüino.

— ¿Pingüino?— me reí.

— Sí, así la llamo también porque cuando se pone sentimental es la persona más cariñosa del mundo. Si es que bajo la faceta de niña dura en realidad es todo un algodón de azúcar. — Emma se partió a carcajadas.

—¿Qué haces contando sobre mi vida privada?— apareció por la puerta Noa sonrojada, luego se fijó en mí — No te queda mal.

Dejó la bandeja llena de comida en el suelo. Nos sirvió un vaso de zumo a cada una y repartió los sandwiches de jamón york y queso que había preparado.

Ella aunque ya había cenado lo que había preparado su madre se quedó a acompañarnos y le di un trozo de mi sándwich como gratitud.

Cayó la noche muy oscura y Tea fue la primera en dormirse. Nosotras tres nos quedamos un rato más jugando a un juego compartido del móvil.

Ya era hora de dormir y me acosté al lado de Tea que ya dormía profundamente. Antes de cerrar los ojos supliqué que mamá estuviera bien y caí dormida.

Aunque estaba incoscientemente durmiendo, sentí la presencia de alguien a mi lado durante toda la noche.

ÁNGEL DEMONIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora