James Potter era alguien obsesivo, estaba obsesionado con el quidditch, con molestar a Severus Snape y obsesionado por poseer a Regulus Black.
(Historia con contenido sensible y explícito)
Artby: Likeafunerall
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¿Cuántos tragos iba ya? Tres, únicamente tres y ya sentía su cabeza girar y el cosquilleo en sus pies, no entendía porqué estaba comenzando a pegarle el alcohol si por lo general necesitaba más de cinco para lograr un leve efecto.
Tenía una tolerancia alta, desde que cumplió los 10 años debía beber vino en las cenas de su familia, nada de agua, mucho menos jugo, únicamente vino. Su capacidad para soportar el alcohol era mayor y a veces molesta, Walburga solía decir qué debía de practicar para el futuro, ya que, embriagarse con facilidad era de mal gusto.
¿Quizás era por el aire? No, definitivamente sentía su bebida favorita más fuerte de lo usual, insultaba mentalmente al Bartender por ser tan malo en su trabajo.
La música retumbaba en sus oídos haciendo a sus sentidos perderse y el pecho le retumbaba al ritmo, una sensación molesta, tan sincronizada que mareaba.
Era una noche de ensueños sacando de lado que estaba entonado y a punto de caer ebrio, James le hablaba con dulzura y se comportaba cómo un príncipe, le daba cumplidos sobre su aspecto e incluso le acariciaba cada tanto su cabello.
Era el tacto que tanto había fantaseado, chocaba fuertemente con la realidad cuando sentía el aliento caliente de Potter cerca de su oído, la voz profunda y algo ronca por el tabaco penetraba sus tímpanos estremeciendo cada rincón.
El ruido era tan fuerte que debían de hablarse en voz alta y muy cerca, Regulus solo contestaba algunas preguntas o se reía de los comentarios de James, no era capaz de sacar charla por sí mismo.
Estaban bajo las escaleras de la sala, con sus espaldas recargadas en ellas y las bebidas apoyadas en uno de los escalones. La gente se había agrupado en la zona donde bailaban debido a que la música se volvió más intensa para mover el cuerpo, cosa que Regulus detestaba.
Era incapaz de poner un pie allí, a pesar de que todos estuvieran moviéndose con libertad y nadie se fijara en si eran buenos o no, se moría de vergüenza de tan solo imaginarse agitando un poco la cabeza.
Quería agradecerle a James por haberse quedado junto a él alejados del bullicio, tomó el valor para hacerlo, pero Potter lo interrumpió justo cuando sus labios se habían separado.
-Ey, tienes una mancha de Rimel. -James le agarró el rostro con sus manos, se sentían cómo brasas ardientes que derretían sus pómulos
Mierda, definitivamente tenía que comprar un rimel nuevo, era increíble cómo siempre terminaba esparciéndose por debajo de sus ojos. En el fondo se agradecía de no hacerlo, si no fuera así, James no estaría tocándole de esa forma.
-Gracias, voy al baño.
-Espera.
James le sujetó con más fuerza el rostro que Regulus había girado un poco para poder irse.
