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(Cap con algo de relleno.)

La última semana en Hogwarts había sido caótica, la copa de quiddith estaba a la vuelta de la esquina y los estudiantes estaban emocionados por eso, todos iban y venían. Comprando cosas o vendiendo otras, las apuestas a escondidas de los profesores no se hicieron esperar. El comedor estaba prácticamente vacío por las tardes, era más divertido ir al estadio a ver cómo entrenaban los equipos.

La copa anual de quidditch, oh, la tan anhelada copa por la que las cuatro casas del colegio se volvían locas, ni siquiera había comenzado, faltaban dos semanas y aun así, el capo de quidditch todos los días estaba ocupado por uno de los cuatro equipos. Fue el capitán de Gryffindor quien se encargó de llenar el nombre de su casa en la lista de los horarios, no se esperaba menos de James Potter.

El sol estaba al borde de perderse, el tinte anaranjado filtrado por los ojos y una brisa suave pero no helada, tibia, una sensación extraña para la piel desnuda.

-Por dios, aunque sea un día, ten piedad, James.

Marlene McKinnon, una rubia con cabello ondulado y en capas hasta sus hombros, tenía algunas pecas por su rostro y unos ojos redondos.

Sin aire, apoyaba sus manos sobre sus rodillas, agachando la cabeza y con su respiración agitada. Los demás miembros del equipo estaban igual, con sus escobas en el suelo, sus uniformes sucios y el sudor corriendo por sus rostros. James era el único que estaba impecable.

-El viernes no tenemos entrenamiento.

-Eso es porque Slytherin y Hufflepuff ocuparon los dos horarios.

Los horarios para entrenar eran sencillos, cuando las clases llegaban a su fin, había dos cupos de una hora para usar el estadio, así que dos equipos podían entrenar ese día y Potter había llenado todos los cupos de la última hora, salvo los viernes.

-Ni me lo recuerdes.

Marlene soltó un suspiro resignado, el equipo de los leones no pudo continuar sus quejas, de nada servía tratar de llegar a un acuerdo con el capitán. James estaba demasiado concentrado en el torneo, tanto que siquiera le prestaba atención a Regulus, claro, seguía usando el mapa por las noches para asegurar que estaba en su habitación y no en otro sitio.

Pero lo ignoraba por completo, como si no fuera nadie, después de haber estado encima de él cómo una garrapata durante meses, ahora se iba al otro extremo. Y así fue las ultima semana de James Potter, plenamente concentrado en el comienzo de la copa.

Regulus esperaba pacientemente, James ya le había dicho que estaría ocupado con el quidditch, sin embargo, ver cómo ni siquiera lo saludaba durante el desayuno le dolía, pero las pequeñas miradas intercambiadas le devolvían el alma. Todo estaba bien, se repetía.

Quienes no veían nada bien en esa situación eran Barty y Evan, pero, estaban siguiendo el consejo de Pandora. Estaban felices de volver a tener a Regulus con ellos, de volver a la rutina de siempre, pero aún estaban los problemas que decidían simplemente ignorar porque por el momento estaban bien.

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⏰ Última actualización: Oct 31, 2024 ⏰

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