Capítulo 23

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Narra Madeline

Al terminar de hablar nuestros compañeros aplauden como con los demás grupos. El profesor asiente convencido por nuestra exposición del trabajo, mientras que yo desconectaba nuestra presentación del proyector, pues ya habíamos acabado.

—Bien, grupo siete. Total de puntos.

Sonreí aliviada de escucharlo, miré a Aspen y a Carsson, ambos también tenían sonrisas por la nota más alta. Los tres fuimos a nuestros lugares para dejar que el siguiente grupo presentara, sin embargo, al pasar junto a Jen, ella me toma de la mano y me sonríe ampliamente.

—Bien hecho, Ellie. Lo hiciste bien —dice ella.

—Gracias, Jen —sonreí agradecida por su comentario.

Pero en ese momento Carsson apoya su brazo en mis hombros y me hace ir a sentarme junto a él. Lo miré un segundo, no me había gustado que me interrumpiera así, aunque preferí no pelear para no interrumpir al otro grupo, suspiré profundo y me calmé. Nos sentamos a esperar que los otros grupos presentaran todos sus temas y finalmente, el último grupo termina justo a tiempo para la hora del almuerzo. Esta vez, pude escapar de Carsson y sus amigos, no tenía tanta hambre y quería ir a la biblioteca. Pero antes de irme, Carsson toma mi mano y me atrae hasta sujetarme por la cintura.

—Linda, está noche es uno de los partidos más importantes de mi vida porque irán a verme unos entrevistadores de una universidad... Vendrás, ¿cierto? De verdad necesito que mi chica vaya a apoyarme.

—Pues... seguro, iré —afirmé consiguiendo que él sonriera aún más grande, besó mis labios rápidamente y me soltó.

—Gracias, Maddie. Estoy seguro de que ganaremos, así que la fiesta de victoria será en mi casa, espero que esta ves vayamos juntos.

Asentí como respuesta y finalmente pude escaparme de él y sus amigos cuando llegaron junto a nosotros. Como dije que quería hacer, fui a la biblioteca y me puse a revisar los libros. Di vueltas en zigzag al ver los estantes, y de nuevo se me ocurre mirar hacia arriba y encontrar un libro que parecía de mi agrado.

—¿Por qué todos los interesantes están hacia arriba? —murmuré para mí misma.

Me estiré y di saltos para intentar atraparlo pero de repente una mano de nuevo se alza sobre mí y lo agarra. Esta vez no me di la vuelta al instante y él no lo levantó para hacerme alcanzarlo, solo lo dejó junto a mí.

—Toma.

Miré de reojo al libro, dudé un poco pero lo agarré con facilidad sin que volviera a levantarlo o hiciera algo para molestar. Entonces me di la vuelta para enfrentar a Aspen, después de todo, por fin hizo algo agradable y hasta ahora sin malas intenciones.

—Gracias... —dije por lo bajo y aparté la mirada al no poder mirarlo demasiado tiempo al rostro.

—No fue nada... —respondió sonando algo... apagado.

Ambos nos mantuvimos en silencio, de nuevo uno incómodo esta vez. Pensé en irme, pero cuando estaba por hacerlo, él me detuvo al hablar.

—Me enteré del partido de esta noche... ¿Irás a la fiesta en casa de Carsson? —preguntó por sorpresa.

—Es un partido importante, la fiesta será grande... Iré.

—No lo hagas —no me sorprendió que me dijera eso, me sorprendió que su tono de voz parecía de súplica.

—Mi novio me pidió que vaya. Así que iré. —me aferré al libro contra mi pecho, noté la risa amarga y sarcástica al escuchar esa palabra.

—Tu "novio"... solo quiere acostarse contigo. Lo he escuchado hablar con sus amigos sobre cómo él iba a "coronar" contigo —la mueca de disgusto no pasó por desapercibido.

—¿Y se supone que debo creerte a ti antes que a mi novio?

—Madeline, por favor... —de nuevo su voz sonaba como si suplicara ya con desesperación. Negué con la cabeza y me alejé un paso de él.

—Aspen, lo que pase conmigo no es asunto tuyo. ¿Te has puesto a pensar en que quizás y quiero que pase? ¿Y si quiero tener sexo con Carsson, qué? Lo haré. Es mi novio, puedo hacerlo cuánto y cuándo quiera.

—Pero no quieres hacerlo.

—Tú no sabes nada de lo que quiero. No sabes nada. —espeté—. Así ha sido desde el comienzo. Llegaste sin permiso a mi vida y de repente crees que sabes todo sobre mí. Pues no me conoces para nada, Aspen.

Él aprieta los dientes y entonces se acerca tanto que casi me hacía tirar los libros contra el estante tras de mí y el que sujetaba contra mi pecho, sus manos se aferran a la madera del estante, a ambos lados de mi cabeza, haciéndome sentir acorralada nuevamente.

—A..Aspen.

—No vayas... —su voz se escuchó quebrada, abrí los ojos de par en par cuando acercó su rostro hacia el mío, su colonia embriagaba mi nariz y su cercanía me ponía nerviosa, hasta casi hacerme perder la cordura—. Te lo ruego... No vayas.

Verlo tan desesperado me hizo sentir un vuelco en el corazón. ¿Por qué se preocupaba tanto por mí y en lo que podría pasar con Carsson? Si todo lo que hizo fue insultarme y hacerme de menos mientras se acostaba con mi mejor amiga seguramente para fastidiarme más. Cerré los ojos y presioné mi mano en su hombro para que se apartara, él lo hizo y noté una leve y casi imperceptible mueca de que mi gesto le había dolido.

—Yo elegiré lo que haré con mi vida, tú no eres quien para decirme que no haga algo. No tienes el derecho.

Un pequeño flashback parece llegarnos a ambos a la misma vez sobre el mismo momento, a él le cambió el rostro a un sentimiento de culpa que al parecer es tan grande que no pudo esconderlo; yo volví a sentirme molesta con él, y eso sirvió para que alejarme de Aspen fuera tan fácil que ni siquiera miré hacia atrás. Aún así me detuve sin voltear.

—Y recuerdo haberte pedido que no volvieras a hablarme. Ahora ya no hay nada que nos obligue a dirigirnos la palabra. Se acabó.

Volví a caminar para alejarme de él, escuché sus maldiciones pero no volteé, no quería sentirme vulnerable de nuevo. Fui hasta la bibliotecaria para llenar la ficha y así poder prestar el libro. Salí de la biblioteca y fui a la clase para poder leer en paz, aunque las palabras de Aspen aún rondaban por mi cabeza... ¿Y si tiene razón?
¿Qué más da si la tiene?

He soñado con ser novia de Carsson durante toda mi vida que estuve enamorada de él. Si él quiere tener sexo conmigo... pues eso haremos, porque es algo que yo también quiero.

¿Entonces por qué me tiemblan las manos de solo pensarlo?

Resoplé frustrada y sacudí la cabeza para ignorar mis pensamientos. Me concentré en mi lectura hasta que la hora del almuerzo había terminado. Poco a poco los demás compañeros empezaron a llegar, guardé mi libro en cuanto vi a Carsson que tomó su lugar junto a mí y me abrazó. Vi llegar a Aspen, quien al vernos a Carsson y a mí juntos tensó la mandíbula y apretó ligeramente los puños, pero los soltó para obligarse a mantener la calma, se sentó en su lugar y ya no volvió a fijarse en mí por el resto del día, como si prefería ignorarme. Como si yo no existiera...

—Al parecer por fin lo aceptó —escuché decir a Carsson.

—¿Qué? —pregunté confundida.

—El idiota de Donnovan, por fin acepta que ha perdido. Ya parece que no volverá a molestarnos más, linda —Carsson besa mi frente con alegría y con aires de superioridad.

Escuché que murmuró algo, pero no estaba segura si había escuchado bien... creo que ha dicho algo así como: "Como quitarle su juguete favorito a un niño".

No pregunté porque estaba segura de que lo había imaginado, no creo que haya dicho algo así... La profesora entra a la clase y yo me concentré en ella y en sus lecciones para nuevamente mantener mi mente ocupada. No quería sobre pensar las cosas sobre la fiesta de la victoria de esta noche. Pues estaba decidida a ir, sea como sea.

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