Capítulo 38

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Aspen suelta un quejido en cuando puse la toalla cargada de hielo contra el morado en la parte derecha de su frente.

—Ahá, como si esto te doliera tanto. Peores cosas has aguantado —dije apoyando de nuevo la improvisada compresa en el golpe.

—Pero eso no quita el hecho de que está fría y me duela —bufó como un niño pequeño y rodó los ojos.

Negué con la cabeza mientras reía ligeramente pero me concentré en solo apoyar la compresa, hasta que me di cuenta de que Aspen me estaba mirando más de la cuenta.

—¿Qué? —pregunté.

—Nada —respondió con una sonrisa—. Solo recuerdo que ahora tenemos algo pendiente...

Supe exactamente a qué se refería así que intenté huir al darle la compresa y tratando de levantarme.

—Debo ir al...

—Ah, no, princesa.

De un momento para el otro, me toma por la muñeca y me jala hasta caer sentada entre sus piernas, me aprisiona con sus brazos y no me deja ir por nada del mundo.

—No podrás huir esta vez...

—¡Auxilio, me secuestran! —grité pero Theo y Jen estaba tan metidos en sus coqueteos que ella me hizo un gesto con la mano de que la dejara en paz— ¡Traidora, imagina que sea verdad!

No responde solo me saca el dedo medio con tanto cariño y sigue coqueteando con Theo. Bufé e intenté levantarme pero Aspen claramente era más fuerte.

—¿Qué pasa, princesa? —susurra en mi oreja—. No tengas vergüenza... No la tuviste cuando estaba encima de ti hace un momento.

—¡No lo digas así que suena peor de lo que es!

—¿Es peor?

—¡Sí!

Aspen ríe haciéndome sentir las vibraciones de su pecho contra mi espalda. Me giré entonces para verlo a los ojos y suspiré resignada, volví a agarrar la compresa pero noté que se había abierto, por suerte los hielos no se derramaron por completo. Volví a juntarlos y me desamarré el cabello para usar mi liga para atar la toalla. Mi cabello cayó sobre mis hombros y yo me apoyé en mis rodillas para alcanzarlo mejor, lo agarré por las mejillas para apartar su cabeza y le puse la compresa de nuevo.

—Ay, oye, lo hiciste muy fuerte.

—Tú no te quedas quieto y esto debe de estar aquí un buen rato. Ya, deja de ser un niño y soporta.

Aspen rueda los ojos pero entonces vi una sonrisa siniestra en sus labios. De repente apoya su mano en mi mejilla y se acerca a mí sin dejarme poder retroceder porque también atrapó mi cintura.

—¿Q..Qué.. Qué haces?

—Dijiste que dejara de ser un niño... Bueno, esto no lo haría un niño.

—¿Es lo único que escuchaste? —enarqué una ceja y él bajó la mano de mi mejilla para entrelazarla con la suya en mi espalda.

—Fue lo único que me interesó.

Reí levemente y volví a concentrarme en presionar suave la compresa en su hinchazón. Sin darme cuenta yo también me apoyé en él con mi mano en su hombro, casi en su pecho.

—No puedo creerlo... Aspen Donnovan...

Unas voces masculinas desconocidas se hicieron escuchar a nuestro lado. Aspen parece sorprendido de ver al grupo de chicos con uniformes de básquet de una escuela que conocía solo por el nombre, ya que eran muy reconocidos entre los equipos escolares.
Aspen se levanta para saludarlos a todos con una notable felicidad de verlos mientras yo me mantenía atrás, simplemente observando.

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