Empecé a abrir los ojos con pesadez y algo de lentitud, me di vuelta y pensé en seguir durmiendo, pero un peso sobre mi cintura me hizo volver a la realidad. Volví a abrir los ojos y lo primero que noté fue que seguía en la habitación de Aspen y él a mi espalda, ambos sin ninguna tela de ropa, solo sus mantas.
Sonreí al recordar todo lo que habíamos hecho ayer, con lujo de detalles incluso, pues tan pocos tragos de alcohol no alcanzaron a siquiera marearme. Fui muy honesta al decir que estaba sobria, porque así fue, y me alegra haberlo estado, porque ahora puedo recordar este momento y lo más importante, pudo suceder.
Podía sentir la respiración tranquila de Aspen contra mi nuca, me di vuelta tratando de no despertarlo, solo para contemplar su rostro dormido. Sonreí rozando mis dedos por su mejilla, bajando por su cuello, cruzando por su pecho y... bajando aún más. Tragué grueso al ver su miembro bajo las mantas, los recuerdos de anoche me hicieron sentir calor, demasiado calor... en las mejillas y en mi intimidad. Tan solo recordarlo gimiendo y embistiéndome con fuerza me hizo cruzar las piernas y morder mi labio inferior. Aspen es el hombre más sexy que conozco, es imposible no excitarse con él.
Bajé la mano de su abdomen hasta su miembro, lo acaricié sintiendo el momento exacto en el que se estremeció y su miembro se endureció. Su mano atrapa la mía y guio mis movimientos para hacerlo más rápido y con la presión justa y necesaria para sentirse bien.
—Mhm... —soltó inclinando su cabeza hacia atrás—. Madeline... si vas a despertarme así prefiero que duermas siempre conmigo.
Besé su cuello hasta morderlo, succioné y dejé una marca en él. Su mano suelta la mía pero en cambio va hasta mi intimidad y se encarga de humedecer sus dedos con mis fluidos ya listos para meterlos dentro de mí, gemí contra su cuello, retorciéndome del placer. Entonces, ninguno pudo contenerse por más tiempo y terminamos corriéndonos una vez más.
—Vaya... hasta sale un poco más líquido —murmuré mirando mi mano.
—Ayer me has exprimido como nunca antes alguien lo ha hecho —ríe él mientras se extiende hasta su mesita de noche y del cajón saca unos paños húmedos—. No esperes a que salga igual todas las veces.
—¿Ni siquiera Jen? —enarqué una ceja.
—Conozco esas preguntas, no responderé —me entrega uno de esos paños.
Empecé a reír levemente mientras limpiaba mi mano al igual que él; los lanzamos al terminar y yo enredé mis brazos por su cuello y él los suyos en mi cintura. Intentó besarme pero puse mi mano sobre su boca y me hice hacia atrás.
—No, no me he lavado los dientes.
Enarcó una ceja y rodó los ojos mientras suspiraba profundo. Lamió mi mano y yo la aparté.
—¡Oye, esa era la que usé hace un segundo!
—¿Crees que eso me importa? Es parte de mí, a otras chicas les encanta.
Hice una mueca y le di un leve golpe en el pecho que lo hizo reír. Negué con la cabeza e hice una mueca más expresiva.
—No quería saber eso. De todos modos, que asco.
—¿Por qué lo dices? —se acercó de nuevo hasta mis labios—. En algún momento tú también querrás probarlo.
—Basta ya, eres vulgar —lo regañé volviendo a conseguir que se ría con más ganas, intentó volver a besarme pero lo volví a apartar, él suspiró con más fuerza.
—¿No me dejarás besarte hasta mañana o qué? —preguntó desesperado.
—Quizás, pero si sigues insistiendo no dejaré que lo hagas hasta pasado mañana.
—Eres cruel, princesa.
Él se da vuelta para abrazar su almohada en lugar de a mí. Me levanté, aunque me incomodara moverme, y me apoyé sobre él.
—¿Vas a ignorarme? —no responde—. No puedes ser tan infantil —sigue sin responder—. Ah, mira... lo que tengo aquí —le di una palmada en el trasero—. Perfecto para hacer el "jutsu del dedo secreto de la Aldea de la hoja"
—¿Eh?
—"Mil años de muerte".
De repente Aspen estaba fuera de la cama y yo me estaba ahogando sola por la gran carcajada que dejé escapar.
—Pensé que sería mi final... en más de un sentido.
Reí con más ganas al escucharlo repetir las mismas palabras de Kakashi. Aspen suspira y ríe junto a mí antes de tumbarme de nuevo sobre la cama y sujetar mis manos junto a mi cabeza.
—¿Te crees muy graciosa, princesa?
—Bastante, sí.
—¿También te parecería gracioso si recreamos todas las escenas del "Icha Icha tactics"? Los tres libros —sonríe de una manera que me hizo sentir miedo y emoción a la vez.
—Ni sabes qué dicen esos libros, solo que es sobre sexo.
—Puedo imaginarlo... —baja a besarme de nuevo aprovechando que mis manos estaban sujetas, pero aun así aparté la mirada.
—Que no, deja de insistir.
Resopló ya harto, agarró mis muñecas con una de sus manos y usó la otra para sujetar mi rostro y obligarme a mirarlo, besó mis labios con intensidad e incluso metió su lengua en mi boca. Realmente... no se sentía nada mal.
—Cada vez que me niegues un beso voy a robarte el doble. Así son las cosas, princesa.
Me besó de nuevo y bajó hasta mi cuello para morder mi piel y al igual que yo, dejó su marca. Me soltó finalmente y se levantó, yo suspiré sentándome y vi como ese gran trasero firme desaparecía por el baño. Sacudí la cabeza para no pensar tanto en eso y me dediqué a buscar algo qué ponerme; al final opté por mis bragas y su remera. Fui a por mi celular para revisar los mensajes de Jen, que sabía con certeza que iba a llamarme o escribirme, fue por eso que antes de llegar le mandé un mensaje diciendo que vendríamos aquí para no preocuparla porque también apagué mi celular.
Aspen sale del baño y me ve con su remera puesta, sonríe cálidamente antes de ponerse su ropa interior y un pantalón. Salimos de la habitación, aunque Aspen se reía de mi forma de caminar, pues sentía mi cuerpo, desde las caderas para abajo, entumecido. Además de que mis senos dolían un poco por todas las mordidas y chupones que me hizo allí.
—Deja de reírte. Realmente cumpliste con lo que dijiste aquella vez.
—Lo sé, sabía que si te hubiera hecho algo quedarías así, pero es mejor verlo que imaginarlo —ríe mientras tuvo que sujetarme para que no cayera por las escaleras.
Llegamos hasta abajo, ambos teníamos demasiada hambre así que improvisamos un desayuno juntos para luego comerlo mientras veíamos anime en su salón.
—¿Aún tiemblas, princesa? —Aspen apoya su mano sobre mi rodilla.
—Silencio —lo fulminé con la mirada.
Aspen levanta las manos a modo de paz pero se sigue riendo de mí por lo bajo. Rodé los ojos y me concentré en el anime frente a nosotros. Como hoy es fin de semana no me preocupa cuando llegaré a mi casa, pero sí me preocupa cuando Aspen quiera tener sexo de nuevo, ¿podré aguantar otra ronda como esa? Dios... parecía alguien insaciable, dijo que yo lo exprimí pero en realidad fue él quien no se oponía a hacerlo toda la madrugada y quería más.
Mi primera vez... fue impresionante.
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MÁSCARAS
RomanceMadeline Lennor es a la que todos llaman "una chica perfecta" hija de padres multimillonarios, una vida llena de lujos, apariencia perfecta, en síntesis, una vida perfecta. ¿Pero será eso suficiente para todos? Ella cree que no. No es nada perfecta...