Capítulo 36

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—Nada mal —Aspen me observa mientras yo no dejaba de mirarme en el espejo— ¿Cómo te sientes, princesa?

—Como... si mañana fuera mi funeral —sonreí y me di media vuelta emocionada—... y no me importa.

La sonrisa de Aspen se vuelve más tierna mientras yo volvía a mirarme por el espejo y observar también las perforaciones que me hice en la oreja.

—Duele pero es soportable —mencioné.

—Aspen tiene experiencia en cuidados de estos tipos, puedes preguntarle a él o me escribes a mí —Britt me entrega una tarjeta—. Me encantará responderte.

—Gracias, Britt —expresé con gratitud por su buen cuidado. Era verdaderamente amable.

—No es nada, fue un placer conocerte, Madeline.

—Igualmente.

Aspen y yo salimos del lugar para volver al auto, aunque ya fuera para llevarme a mi casa, estaba nerviosa, más con cada vez que nos acercábamos. Aspen parece notar mis nervios pues de repente sujetó mi mano y la dejó sobre mi regazo.

—¿Te arrepientes? —vuelve a preguntar pero con más profundidad en su voz.

—Tengo miedo... —admití antes de suspirar—. Pero no. No me arrepiento.

Aspen, sin mirarme, sonríe y lleva mi mano hasta sus labios para besar el dorso de esta. Me sonrojé enseguida y aparté la mirada para que no se notara, pero al hacerlo, me di cuenta de que ya habíamos llegado cuando reconocí el barrio y Aspen estacionó frente a mi casa.

—Bueno, ha llegado la princesa a su humilde morada —sonríe Aspen.

—Gracias por traerme y por lo demás.

—Cuando quieras, Maddie. Nos vemos mañana.

Asentí a la vez que me bajaba del auto. Me despedí de Aspen una vez más y fui hasta la entrada de mi casa, pero antes de entrar actué por impulso y usé mi largo cabello para cubrir mi cuello y orejas. Suspiré profundo para darme ánimos y entré, saludé a los que estaban por allí en mi camino hasta mi habitación, pero la puerta de la habitación de mis padres se abre y sale mi madre.

—Hola, cariño —ella se me acerca y me abraza— ¿Qué tal tu día?

—Bien... —sonreí nerviosa—. Mamá... ¿qué es algo que yo hiciera que pueda molestarte?

—Supongo que... si robas, matas o mientas en algo importante. Eso es en lo que puedo pensar. ¿Por qué?

Suspiré y aparté mi cabello para mostrarle el tatuaje y las perforaciones. Ella se ve sorprendida pero entonces mira para ambos lados antes de levantar su camisa y mostrarme un tatuaje en su costado, uno más grande.

—Mamá... —solté sorprendida pero sin ocultar la sonrisa en mi rostro.

—Por supuesto que no me molesta que tengas esas cosas, y me alegra que me lo hayas dicho ahora que parece reciente —sonríe—. Es un lindo diseño.

—Gracias... me gusta el tuyo, ¿qué significa?

—Pues el dragón es la fortaleza y protección, mientras que el sol y luna mezclados... eres tú.

—¿Eh? —ella acaricia mi cabello para acomodarlo y cubrir de nuevo mis nuevas inversiones.

—Eres mi sol y mi luna, hija. Tan bella y radiante como ambas lo son y a la que voy a proteger con mi vida si es necesario. Incluso si debo protegerte de tu padre.

Sentí algo oprimir mi pecho enseguida, rápidamente abracé a mamá quien de inmediato me corresponde y besa mi cabeza con ternura.

—Solo... evita mostrárselo a tu padre cuando yo no esté. Por si acaso.

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