Capítulo 16

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—¿Qué crees? Theo Keppler me ha invitado a salir ¡A salir! —chilla Jennifer antes de suspirar profundo como si estuviera enamorada— ¿No crees que es hermoso?

—Si tú lo dices... Creí que no te gustaría salir con nadie —comenté.

—Claro, pero si tengo la posibilidad de terminar en la cama de Theo, ¡es una oportunidad que no desperdiciaré!

—Claro, por supuesto —cerré la puerta de mi casillero al sacar lo que iba a usar en la siguiente clase— ¿Y qué hay de Aspen?

—¿Qué con él? —preguntó confundida.

—¿No te estás acostando también con él? —cuestioné.

—Por supuesto, pero que me acueste con uno no significa que no pueda acostarme con otros... —al instante en que lo dijo, luego se puso pensativa— ¿Y si les pido un trío? Joder, que rico.

—¡Jen! —me sonrojé y empecé a huir de la conversación.

—¡Es que piensa en las posibilidades! —ella se coloca a mi lado rápidamente para seguir torturándome—. Un trío con esos dos Dioses del Olimpo sería el paraíso, ¡lo quiero, Ellie! No... mejor ¡Lo necesito!

Rodé los ojos y negué con la cabeza, pero me distrajo las miradas para nada desapercibidas de las personas a nuestro alrededor. Además de que murmuraban entre sí mientras nos miraban... o quizás a mí, no es que sea narcisista pero en verdad siento que me están mirando a mí. Tal vez no es el caso.

—¿Qué les pasa? —pregunté.

—¿Eh? No lo sé, ¿nos han escuchado? —Jen se encoge de hombros.

Hice una mueca dudosa pero de repente sentí unas manos en mi cintura que me hicieron soltar un brinco del susto. Quise moverme para empujar a quien sea que me sujetó pero me apretó con firmeza contra él.

—Quieta, princesa...

—¡¿Aspen, qué te pasa?! —lo quise empujar con más ganas al saber que era él, pero no me lo permitió y en cambio se acercó a mi oreja.

—Te has manchado, Madeline.

Abrí los ojos de par en par y dejé de forcejear consiguiendo que el agarre de Aspen se aflojara. ¿Era esto lo que todos veían? ¡Qué vergüenza!

—Joder, Ellie... Lo siento, no me he dado cuenta —Jen se cubre la boca por la sorpresa al darse cuenta y me mira pidiendo disculpas sinceras.

—No te preocupes, Jen... ¿Tienes algo de ropa que me prestes? —pregunté aún con Aspen tras de mí.

—¡Sí! ¡Iré a buscarlo enseguida!

—¡E..Espera...!

No me escuchó. Ella salió corriendo en busca de su ropa y yo suspiré cubriendo mi rostro con ambas manos. ¿Por qué me pasaban estas cosas...? ¿Cómo pude haberme olvidado de que hoy iniciaba mi periodo?

—¿Hm? —miré hacia abajo cuando Aspen amarró su chaqueta en mi cintura y se colocó junto a mí—. Gracias...

Aparté la mirada avergonzada y salí casi corriendo hasta el baño. No quería seguir en el punto de mira de las personas que seguían mirándome como si fuera un chiste, como si ellas nunca se hubieran manchado, quizás fuera así, pero ¿por qué habrían de burlarse de mí? Les podría pasar lo mismo en cualquier momento. Pero por querer salir rápido fuera del alcance de las miradas de todos, me había olvidado de buscar las toallitas femeninas de reserva que tengo en mi casillero.

—Madeline...

Abrí los ojos de par en par al escuchar la voz de Aspen tras la puerta del baño. Me daba tanta pena tener que pedirle esto... pero sabía que Jen se olvidaría de las toallas.

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