Desde que era una niña he imaginado una gran fiesta en la que yo fuera la protagonista como en algún libro, llevaría un vestido que pareciera de princesa y todos me verían como si fuera una. Pero mi gran problema es que odiaba llamar la atención, lo sé, es irónico. Quiero ser una protagonista, pero no quiero llamar la atención.
Pero así es. A pesar de no agradarme ser el centro de atención, quería una fiesta como esa, sentirme como parte de un libro como de los que tengo en mi biblioteca, pero cada vez que siento que todo el mundo me está viendo, me congelo y temo hacer algo vergonzoso. Aún así, mi cumpleaños número diecisiete se acercaba y mi madre me ha preguntado que qué es lo que deseaba para festejar ese día especial. No le he dado ninguna respuesta... hasta ahora.
—¿Una fiesta? ¿Estás segura, cariño? —pregunta mi madre al estar al tanto de mi odio hacia la atención y que una fiesta significaría tener que destacar.
—No me hagas dudar ahora, madre, porque estoy segura... pero no sabré hasta cuándo —bromeé un poco haciéndola reír ligeramente—. Pero sí, es lo que siempre quise...
—Si es así, entonces está bien. Me encargaré de que los sirvientes preparen todo lo que quieras para tu fiesta de cumpleaños —responde papá, no muy interesado, pues se mantenía en su celular por cuestiones de trabajo.
—Aunque... en realidad quiero que sea una fiesta de máscaras —pedí jugando con mis manos por los nervios por su reacción, especialmente la de mi padre, que dejó de escribir.
—¿Máscaras? —cuestiona mamá.
—Sí, creo que... si mantengo mi rostro oculto puede ayudarme a ser más segura de mí —sonreí apenada.
—Sería casi tu primera aparición en los medios públicos luego de tanto tiempo... ¿y quieres mantenerte oculta? —pregunta papá mirándome un segundo.
Y es que hasta el momento mi madre ha hecho que mi padre respete mi deseo de no mostrarme ante la prensa, pues o sino mi vida sería un caos. Los periodistas me estarían persiguiendo todo el tiempo como a ellos y eso no es algo que me agrade demasiado, ya lo he vivido de más joven y es por eso por lo que dejé de hacer apariciones públicas, por eso y por otros motivos que no me han dejado salir de mi casa por años.
—S..Sí... —dije nerviosa por la mirada de mi padre. Mamá apoyó su mano en el hombro de él y consiguió que aceptara con una mirada.
—Está bien.
Me aguanté las ganas de chillar y saltar en ese instante, en su lugar me incliné levemente y agradecí por lo bajo. Mamá se me acerca y me abraza con delicadeza.
—Cuando quieras mandaremos a hacer tu vestido, como cumpleañera debes resaltar más que el resto.
—¿Puede ser ahora? Es que... ya tengo algo en mente.
Asiente estando de acuerdo y ambas salimos del salón para prepararnos. Le pedimos a nuestro chófer que nos llevara a la mejor diseñadora de todo el país que al escuchar que vendríamos nos hizo espacio de inmediato. Eso era algo bueno de estar en la familia Lennor. Teníamos un trato especial por nuestro reconocimiento casi mundial y no es exagerar en verdad.
Como era de esperarse, la diseñadora cumplió con todas mis expectativas, me hizo un diseño único y tan hermoso que hasta a mi madre le dan ganas de llorar de solo imaginarme usando tal creación para Dioses. Lo mejor de todo es que a esta diseñadora se la conoce por crear los atuendos tal cual los diseña, sin ningún cambio en el proceso por una complicación, porque si cambia algo, lo hace para mejor. Consigue lo que se propone para crear sus diseños tan impresionantes.
—Ya quiero ver el vestido terminado —se emociona mi madre.
—Igual que yo, lo ha dibujado tal cual lo imaginé —expresé maravillada por el talento de la diseñadora.
—Bueno, vamos a por los detalles. Los zapatos y la máscara —dijo ella.
Asentí estando de acuerdo, fuimos a otros lugares para elegir todo, incluidas las joyas y para cuando volvimos a casa ya estaba atardeciendo. Fui directo a mi habitación para emocionarme por mi fiesta con mi mejor amiga a la que llamé de inmediato y le conté la situación.
—¡¿Es en serio?! ¡Sí! Joder, amiga, por fin haces algo así.
—Lo sé, mamá piensa igual que tú, Jen. Pero... prefiero hacer esto y no arrepentirme —mencioné con una sonrisa, ilusionada por la fiesta.
—¡Esa es la actitud! —me felicita con aplausos—. Ya veré qué ponerme. Lo de las máscaras es un toque extraño, pero me gusta la idea.
—¿Verdad? La saqué de mi libro favorito —dije suspirando por pensar en esa historia que releería tantas veces y nunca cansarme—. Si tan solo me topara con el amor de mi vida allí.
—¿En serio lo dices? Amiga... ¡Tienes a tantos hombres esperando porque les aceptes una mísera cita! ¡Tú eres la que los rechaza!
—Oye pero no te enfades, es solo que ninguno me ha convencido todavía —bufé rodando los ojos—. Si es lindo, es mujeriego; si tiene buena personalidad, no me gusta físicamente; y si tiene los dos, viene con novia incluida o es gay. ¡No es mi culpa tener una maldición!
—Exageras.
—Claro que no y lo sabes —me crucé de brazos y la miré fulminante. Jennifer rueda los ojos pero niega con la cabeza.
—Como sea, acuérdate de no rechazar a nadie entonces en este baile.
—Pero... papá invitará a sus socios comerciales, no conoceré a nadie.
—¿De quién es la fiesta? ¿Tuya o de tu padre? ¡Invita a los de la escuela! —soltó haciéndome sentir insegura por hacerlo.
—Am... no lo sé, ya sabes cómo son ellos. Creo que la idea de un baile de máscaras se les hará ridículo, además hace tanto que no los veo...
—Tonterías. Solo hazlo, te aseguro que no te arrepentirás.
Aparté la mirada hacia la ventana, aún dudaba. Escuché de fondo en la llamada como alguien llamaba a la puerta de Jen y le decía que era tiempo de cenar.
—Tengo que colgar.
—Lo escuché —respondí—. Nos vemos.
—Adiós, nena. Pero en serio, hazme caso, invita a nuestra promoción. Seguro y te llevarás una sorpresa.
Dejé escapar una pequeña sonrisa cuando ella colgó. Pensé en su propuesta y en que podría ser verdad que sería una buena idea... después de todo, si invito a toda la promoción tendré una excusa para invitarlo a él...
—Carsson... —suspiré su nombre mientras pensaba en él.
Capitán del equipo de básquetbol, cabello oscuro y ojos azules que hacen temblar a cualquiera con una simple mirada. ¡Joder, es guapísimo! Y tan solo imaginarlo vestido de traje y máscara, bailando junto a mí como en mi libro... Se me cumpliría el sueño.
Okey, quizás lo aceptaré.
—Señorita Madeline, la esperan sus padres para cenar.
—Sí, ya voy.
Me levanté de mi cama y salí de mi habitación para ir al comedor en donde mis padres me esperaban con todo ya servido. Tomé mi lugar en la mesa y miré a mis padres un poco nerviosa y aún dudosa.
—Padres, me gustaría invitar a mis compañeros de curso a la fiesta —solté antes de no hacerlo.
—Wau, cariño, realmente estás queriendo empezar el año con buen pie —comenta mamá alegre—. Sería una buena idea para reintegrarte con ellos.
—Sí, por supuesto. Haces muy bien en invitarlos —le sigue mi padre—. Mandaré a hacer las invitaciones.
Suspiré para calmar mis nervios, ya no podía dar marcha atrás, todo ya estaba listo para hacerse y... aunque tuviera miedo de lo que dirían los demás... me daba igual, estaba cumpliendo uno de mis mayores sueños.
Como dijo la heroína en mi libro favorito: "haz lo que quieras hacer antes de pensar en los demás, porque lo que ellos piensen durará un tiempo, pero la experiencia de hacerlo y los recuerdos durarán para toda la vida."Sí, me gusta mucho todo esto.
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MÁSCARAS
RomanceMadeline Lennor es a la que todos llaman "una chica perfecta" hija de padres multimillonarios, una vida llena de lujos, apariencia perfecta, en síntesis, una vida perfecta. ¿Pero será eso suficiente para todos? Ella cree que no. No es nada perfecta...