Narra Madeline
Las lágrimas simplemente no dejaban de escapar de mis ojos y rodar por mis mejillas. El dolor en mis pies comenzaba a ser insoportable por los tacones que llevaba puesto, aunque de repente a uno de ellos se le rompe el taco... Miré mis pies y aguantando la frustración me quité ambos para poder caminar de nuevo, lo hice por al menos veinte minutos, cuando empecé a sentir las primeras gotas de lluvia. Me detuve para mirar al cielo y sentir como estas empezaron a ser más constantes hasta que la lluvia fue más fuerte, no pude evitarlo y dejé salir mi voz en un nuevo llanto, llorando casi a gritos bajo la lluvia, mis lágrimas se mezclaban con las gotas de agua, volví a caminar para no quedarme aquí por más tiempo.
No sabía a dónde ir ni a quién llamar, me sentía tan sola en este momento... pero una soledad que yo misma estaba eligiendo, porque podría llamar a Jen, pero no quiero sentir que la estoy molestando; podría llamar a mi madre, pero no quiero preocuparla por esto. Se asustaría demasiado, intentaría mostrar cargos en contra de Carsson y los demás, eso molestaría a mi padre, quien se desquitaría conmigo por ocasionar esto. No quiero que eso pase... pero realmente necesito algo.
Seguí caminando en línea recta hasta encontrar una banca en la que sentarme para descansar un poco y calmar el dolor en mis pies. Dejé caer mis tacones a un lado y me senté apoyando mis codos en mis rodillas, manteniendo la mirada en el suelo. La lluvia torrencial resultó ser un aguacero porque no duró mucho más de diez minutos más antes de que comenzara a escampar.
Tomé una gran bocanada de aire y me levanté, dispuesta a seguir caminando, pero entonces escuché el motor de un auto que se detuvo a mi lado.
—¡Agh, no! —solté al ver a Aspen salir de dicho auto—. Aspen, por favor... no necesito esto ahora.
—No he dicho nada.
—Pero lo vas a hacer. Vas a decirme: "te lo dije" "te dije que tu estúpido novio solo te quería para follarte y que en realidad no le importas una mierda." ¡Dirás eso! ¡Que tuviste razón sobre Carsson todo este tiempo!
Cubrí mi rostro con ambas manos y me agaché hasta estar en cuclillas y que mi frente tocara mis rodillas, me abracé a mí misma y sollocé de nuevo.
—Soy una tonta...
Aspen no dijo nada pero se acercó, se agachó hasta mi altura y apoyó su mano en mi hombro.
—Madeline... Ven conmigo.
—¿Por qué? —sollocé—. Solo déjame en paz.
—No permitiré que te quedes aquí sola. Sé que no es lo que quieres en verdad, no quieres estar sola, ni tampoco es lo que necesitas.
—De nuevo crees que lo sabes todo sobre mí —levanté la mirada hacia él—. A ver, si es cierto. ¿Qué es lo que crees que necesito según tú? Grandísimo metiche.
—Necesitas esto.
De repente pasa su brazo por mis hombros y me atrajo hasta él, me abrazó de una forma tan cálida y tierna que no pude evitar romperme de nuevo, por más que intentaba contenerme. Me aferré a su ropa y me dejé caer sobre él, ocultando mi rostro en su pecho y volviendo a llorar.
—Te odio... —sollocé—. Eres un idiota, Aspen Donnovan.
—Lo sé...
—Te odio por tener la razón siempre —solté antes de sollozar varias veces—. Intentó drogarme... Lo admitió, que lo intentó dos veces, quería obligarme... —empecé a temblar y él me cubrió con sus brazos con más firmeza, haciéndome sentir extrañamente segura entre sus brazos.
—¿Tomaste lo que te dio? Mírame un momento —él se separó solo un poco para verme al rostro—. Te ves... relativamente bien.
Suspiré bajando la mirada y limpiando por debajo de mis ojos, notando los residuos de maquillaje que quedaron en mis manos.
—Ya lo sé... no necesitas decir que te doy asco... Ahora más que nunca, supongo.
—Eso no es verdad —me tomó por la barbilla y me hizo mirarlo de nuevo—. Siempre te he visto como la chica más hermosa, no importa cómo luzcas o te muestres... pero digo que hasta enojada te ves más hermosa que llorando por un imbécil que no merece ninguna de tus lágrimas.
—Estás mintiendo... —bufé—. Después de todo, aquella vez en la biblioteca...
—No lo dije en serio, ¿cómo pudiste haber creído en semejante mentira? Joder, Madeline... Nunca me darías asco, al contrario... debo controlarme porque o sino mi imaginación me traiciona en un mal momento al pensar en ti.
—Okey, demasiada información —cubrí mi rostro por la vergüenza mientras lo escuchaba reír.
Sentí que se movía y entonces dejó su abrigo sobre mis hombros. Lo acomodó mientras yo bajaba las manos para sujetar el abrigo y mirarlo.
—Pero es la verdad... Esa vez Carsson consiguió hacerme enfadar y quedar como un pervertido cuando yo solo estaba concentrado en que arrugabas la nariz cada que saltabas. Entré en pánico por verte incómoda cerca de mí y reaccioné de la peor manera posible... De verdad lo siento, princesa...
Negué con la cabeza y esta vez fui yo la que lo abrazó hasta aferrarme a él para buscar inconscientemente esa calidez y seguridad.
—No te perdono... has sido un estúpido desde que te conocí. No te perdono para nada —repetí consiguiendo hacerlo reír y abrazarme mejor.
—Entonces me esforzaré por ganarme tu perdón.
—No lo harás, jamás te perdonaré —me negué pero aun así me aferraba a él.
—Me esforzaré.
Nos mantuvimos así, con Aspen consolándome hasta que finalmente pude dejar de llorar. Él me carga en brazos y yo simplemente lo dejé hacerlo, llevándome hasta su auto y subiéndome en el asiento del copiloto.
—Espera... mojaré el asiento. También te he mojado a ti —dije sintiéndome culpable.
—Son cosas sin importancia. Ahora lo que verdaderamente me importa... eres tú.
Sentí mis mejillas sonrojarse al instante, ni siquiera pude mantener la mirada y preferí apartarla sin ser capaz de decir algo a esas palabras. Aspen cierra la puerta y rodea el auto para subirse del otro lado, enciende el motor y de igual forma la calefacción.
—¿Mejor? —preguntó. Asentí suspirando por la agradable sensación de calidez.
—Sí... gracias.
Aspen sonríe y asiente.
—Será mejor que te lleve a tu casa...
—¡No! —lo dije tan rápido que pareció sorprendido por un momento, carraspeé un poco y me calmé—. Mejor dicho... no. Si mi padre me ve así y si se entera de lo que pasó... —negué con la cabeza y lo miré suplicante—. Déjame en algún hotel, tengo mis tarjetas y efectivo que no se ha mojado.
Aspen me mira algo dudoso pero termina asintiendo en respuesta. Volví a acomodarme en mi lugar con la vista fija en la ventana. Él puso en marcha el auto pero también puso algo de música. Reconocí la letra de la canción rápidamente, supongo que ambos tenemos algo en común... nos gusta mucho "The Loneliest". Empecé a tararear por lo bajo y sin darme cuenta estaba cantando.
—"You'll be the saddest part of me... A part of me that will never be mine... It's obvious. Tonight is gonna be the loneliest..."
—"You're still the oxygen I breathe... I see your face when I close my eyes... —miré a Aspen que mantenía la vista al frente—. It's torturous...
Nos miramos un segundo antes de cantar a la par.
—"Tonight is gonna be the loneliest".
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MÁSCARAS
RomansaMadeline Lennor es a la que todos llaman "una chica perfecta" hija de padres multimillonarios, una vida llena de lujos, apariencia perfecta, en síntesis, una vida perfecta. ¿Pero será eso suficiente para todos? Ella cree que no. No es nada perfecta...