Molestias entendibles
Christopher Volkov
Faltaba solo dos malditos días para aquel evento que nunca quise hacer, estaba negado desde un principio y siempre fue así. Sin embargo, no me quedaba otra solución. Lo intenté. Juro que intenté no hacerle caso a mi padre, pero sus palabras me dejaron totalmente vulnerable aquella vez que hablamos. Y eso fue hace seis meses atrás, dónde todo el caos había sucedido.
-Papá - saludo sentandome en la silla frente a su escritorio
Ese hombre, mi padre. Se encontraba cruzados de brazos, escaneandome como si fuera una persona cualquiera. Se endereza con una sonrisa leve, diría que casi notable para mí.
-Hijo, que gusto verte después de aquel...
-No hagas esto, no ahora y ni nunca - lo interrumpo con la voz seca - ¿Qué quieres? - inquiero cansado - después de todo lo que sucedió no tengo ni un poco de ganas de seguirte la conversación
-Entonces hagámoslo fácil. Te casarás con Zara Archibald - declara con una mini sonrisa
-No haré tal cosa
-Mira, si no lo haces iré por la idea más peligrosa que se me cruzo por la cabeza - lo observo retandolo a que me diga que es esa idea tan descabellada que tiene planeada -. Mandaré a matar a Katherine Lombardo,sé que la amas, se que caiste a sus pies - trago saliva con el enojo pasando por mis venas, por mi cuerpo entero -, o es eso, o pedirle matrimonio a la querida Zara Archibald
-¿Al menos puedo pensarlo?
-Pense que ya sabías a quien ibas a elegir - me sonríe de lado
Si sé. No dejaría que la toquen ni con un dedo. Solo que tengo que hacerle creer lo contrario a mi padre. Y a esto lo llamo: ganar tiempo.
-¿Puedo o no?
-Si, claro que puedes. No te tardes
Afirmo con la cabeza y continuamente a eso salgo de aquella oficina que cada vez me agobiaba más.
Así que, después de todo, terminé aceptando aquella propuesta que era lo que menos quería en mi vida. Me comprometí con una mujer que no amaba.
Agarro los guantes de boxeo que estaban arriba del banco que había en el gimnasio de la nueva casa. Me los coloco, y empiezo a golpear esa bolsa de boxeo que, dentro de todo, me ayuda a despejarme.
Seguía siendo el mismo después de todo, aquel hombre calculador, frío, egoísta, serio, y hasta magnate. Sin embargo, una parte de mi, se había quedado en aquel lugar. En ese hospital en el que las verdades más ocultas se supieron, se vieron en aquella oscuridad que cargaba, y seguiré cargando.
Pasan los minutos, y yo seguía entrenando, no me detuve en ningún momento, hasta que escuche la voz de mi futura esposa.
-¿Cuando me dirás alguna idea para la boda? - me detengo clavando los ojos en ella - no me mires así, sabes que lo tenemos que hacer,y yo te estoy amando, Chris
-Zara, sabes que esto no saldrá como tú quieres.
-Sin embargo, te tienes que casar conmigo igual - se acerca dejando dos pasos de nuestro espacio
-Lo hago por una razón y en esa no estás tú - le suelto con enojo - deja de joder con el mismo tema
-Ella, siempre será ella - me señala con enojo
-No te tiene que importar tal razón, Zara.
-Si, me importa porque me enamoré de ti - me suelta paralizandome en el lugar - no pude evitar hacerlo, desde hace tiempo que te conozco, y aún así, me enamoré y te amo tanto que quiero esta boda para nosotros
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Cayendo en el infierno [Completa] +21
Lãng mạnDespués de aquella catástrofe que habían pasado la mafia rusa e italiana hubo aquella separación entre ellas en la que todo se había borrado como una tinta en un papel. Pero más allá de eso los diferentes líderes de las distintas mafias estaban tot...