Después de aquella catástrofe que habían pasado la mafia rusa e italiana hubo aquella separación entre ellas en la que todo se había borrado como una tinta en un papel.
Pero más allá de eso los diferentes líderes de las distintas mafias estaban tot...
Observo a Félix quien se detuvo antes de entrar a su habitación del hotel, trago saliva y abro mi puerta para desaparecer de su vista de lamento, sin embargo, me detuvo su voz antes de poner un pie en el cuarto.
-No dejes que sus palabras te lastimen, Kathe
-Ya lo hicieron - le suelto con frialdad - aún así, no lo juzgo, yo también le dije palabras para lastimarlo y así alejarlo de mi, Félix
-Tú lo hiciste por una razón, pero él lo hizo para lastimarte - me señala - ¿Qué es lo que te dijo?
-Nada - me niego a decirle lo que sucedió dentro de aquel baño - ya es pasado, además, no quiero hablar de ese tema
-Kathe, me tienes para lo que sea
-Lo sé, vete a dormir - le sonrío levemente de lado antes de entrar a la habitación.
Me dirigí al balcón y me senté en la sillas que habían en el com mi mochila a mi lado.
Pasaron dos horas desde que nos fuimos de la casa de los Volkov y desde que habíamos llegado al hotel. Yo sabía que esto iba a suceder, aún así, evite pensarlo, pero lo que tenía que pasar, pasó. Y ahora me encuentro, sola en el clima frio de Rusia, solo éramos el clima, el cigarro a mi lado, y yo contra el mundo.
He fumado ya dos cigarros de marihuana, y cometí el error de juntarlo con la cocaína. No obstante, eso no hace que me olvidé la charla intensa y horrible que pasé con Christopher.
Sus palabras me dolieron como balas entrando en un cuerpo de alguna persona, como si me quemarán y no me dieran un balde de agua para salvarme. Sus ojos fueron lo más doloroso, confusión, dolor, desesperación y mentira, por qué sí, sus últimas palabras, fueron mentiras.
Dije que sabía leer a las personas y no mentí, y sé que Christopher sabe que no le creí, pero tuve que actuar, que mentir yo también. Ya que la otra vez me dije yo misma que sería la dama de la mafia italiana, la hija de puta. Sin embargo,caí, solo un poco, pero me recuperé cuando le di la cara.
-Que estúpida fuiste - me susurro negando con la cabeza. Me detengo de golpe cuando el dolor en el pecho se hace más fuerte.
Me siento mareada y perdida, solo quiero cerrar los ojos y no despertar, mi cuerpo pide por más, pero me niego hacerlo. Necesito aquella jeringa que Félix me saco, pero no puedo recuperarla y tampoco quiero inyectarla ya que se que terminaré demiado mal.
Los recuerdos con mi hermano pasan por mi cabeza, recuerdos sus consejos, pero también recuerdo como me mintió sobre el tema de mis padres, al igual que Christopher. Más allá de que le hablé, me duele saber que me mintió, que no quiso decírmelo, y no solo fue eso, también fueron las ideas erróneas que me hice en la cabeza, que las pude dejar de lado cuando John me contó de las cosas.
Sacudo la cabeza dejando el cigarro ya apagado a un lado, cierro los ojos con delicadeza y los abro nuevamente yendo a la cama como puedo. Me acuesto y los vuelvo a cerrar viendo cómo la cara de Christopher y todos los momentos que pasamos se quedan ahí hasta que me duermo. No obstante, no sé va de mi cabeza ni durmiendo.
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