d i e c i s é i s | tus ojos

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si tu me besa el cuello
me hace llegar al cielo
aunque parece un ángel esto e' el infierno
y tu me estás quemando, bebe, a fuego lento

♡⁀➷

katia

un bulto sobre mis pies ocasionó que soltara un quejido apenas audible, levantando quejumbrosa el cobertor de la cama para taparme por encima de mi cabeza, sin embargo, un fuerte martillazo en mi cabeza me descolocó de tal manera que mis ojos se abrieron de la molestia ¡y es que el dolor insoportable que estaba habitando ahí adentro me tenía viendo burros verdes!

la oscuridad de una pieza que no era la mía me dejó pasmada por unos segundos, tratando de asimilar por qué aquella no era mi habitación y qué mierda hacía ahí. me senté en la cama de un sopetón, arrepintiéndome en el mismo acto ante lo bruta que había sido, recibiendo de golpe nuevamente una dosis de dolor en mi cabeza. resaca de mierda, quizás qué chucha había tomado la noche anterior que ni siquiera podía recordar por qué estaba en esa cama acostada. revisé que mi ropa estuviera en orden y quise reunir cada fragmento de lo que había ocurrido, pero fue en vano, porque las lagunas mentales que tenía de anoche me dejaban cada vez más confundida de lo que ya estaba.

noté al kai bostezar fanfarrón cayendo en cuenta que él era el bulto que me tenía tan acalambrado los pies, sacándome una pequeña sonrisa. alargué mi mano hacia su anatomía y lo acaricié por un rato, aún observando ida mi alrededor. el sol ya había salido, ¿por qué nadie me había despertado?

junto a mí estaban las sábanas desordenadas. fruncí el ceño, ¿había dormido junto a alguien?

me llevé las manos al pecho psicosiá. quizás...

¡ayno!

otro dolor en mi cabeza y una mueca se dibujó en mis labios, conchetumare, prometía nunca más volver a tomar.

—¿por qué no recuerdo nada?—me atormenté cayendo ya en la desesperación. habían tantas posibilidades inimaginables de hueás que pude haber hecho, que mi ansiedad cada vez me llevaba a un escenario peor que el anterior.

escondí mi cara entre mis manos y noté el calor que desprendía de mis mejillas. lo último que recordaba era cuando vi al matías junto a la consuelo, y la sensación de incertidumbre y los repentinos celos e inseguridades internas que comprendí que emanaban de mí.

¿pero por qué?

—oye yapo, ¿y se lo comió o no?—escuché murmullos. me quedé quieta y mi corazón se agitó de los puros nervios. pensé a la velocidad de la luz, ¿debía levantarme o simplemente hacerme la dormida?

¿entraría el matías?

¿¡me vería recién despierta!?

—que te importa, ahueonao.

—¿te pusiste celoso?

mi pecho se oprimió. ¿estarían hablando de la consuelo? ¿el matías aún sentía cosas por ella?

lógico, habían tenido algo después de todo.

caché el pomo de la puerta girarse y me tumbé nuevamente sobre la cama pretendiendo dormir. era pésima haciéndome la dormida, siempre terminaba cagá de la risa de los puros nervios, pero me daban ganas de enterrarme viva de solo imaginarme que ambos podían verme recién despierta, chascona y con todo el maquillaje corrido de la noche pasada. puaj.

—¿por qué mejor no te vai a dar una vuelta por ahí y me dejai piola?—su característico tono de voz sarcástico ocasionó que un calambre agradable se avecinara en mi vientre. cerró la puerta de mala gana y al segundo me arrepentí de estar ahí pretendiendo dormir.

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