s i e t e | atraerte a mi

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quisiera cortar la distancia que separa nuestros cuerpos
huelo tu aroma y siento que el mundo es perfecto

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—hola katita—volvió a acostar su cabeza sobre su brazo derecho mientras entrelazaba su mano con la mía. una dulce sonrisa me dedicó y sus ojos se rasgaron debido a su semblante tierno.

su pulgar acarició el dorso de mi mano y me entretuve en esa agradable acción por un rato.

—no quise despertarte—hablé en un susurro bajo. negó con la cabeza aún sonriente.

—te estaba viendo mientras dormías—contó sin pudor, luego dio un bostezo y se largó a reír—, terminé contagiándome. 

me encogí al escucharlo. ¿me había visto dormir? presioné mis labios y traté de pasar piola cuando me quedé pegá en su sonrisa linda. metí mi mano izquierda bajo mi muslo, mientras la otra seguía junto a la mano del uriel.

—¿y estuvo rica tu siesta?—mordí mi labio.

—sí—afirmó enderezándose, no despegó su vista de la mía, acercando su mano libre a mi pelo, colocando en su lugar algunos mechones que debieron desordenarse durante mi siesta y posteriormente agregó—: aunque si hubiese soñado contigo habría dormido aún mejor—se sonrojó.

se me escapó una sonrisita y atiné a taparme la cara con la manga de mi polerón.

—quizás en la noche tengai más suerte—susurré siguiéndole el juego.

apoyó su mentón sobre la palma de su mano y afirmó con la cabeza.

—quizás—repitió relamiéndose los labios.

cresta, ¿alguien había visto mis calzones en alguna parte?

sentí burbujas en mi vientre y quise chillar de la felicidad y dar saltitos por toda la eternidad. ¡y es que sonrojado se veía tan cute! 

ojalá los astros se alinearan y apareciera en sus sueños todas las noches.

y él en los míos.

—¿tu también aparecerás en los míos?—me armé de valor para preguntar, sentía hasta las orejas de un rojo vivo, por lo que volví a taparme.

—probablemente—hizo un mohín travieso. me quedé fija en sus ojos azul profundo, eran como los de un husky siberiano, tan penetrantes que me avergonzaba a cada rato que le daba la cara.

vacilé un momento.

—¿cómo que probablemente?—entorné los ojos a su dirección.

se le salió una carcajada que me hizo querer explotar a gritos—si aceptai irte conmigo hoy día, es seguro que soñarás conmigo—sus comisuras se alzaron provocativamente.

—¿tu creís?—dudé recelosa, cruzándome de piernas.

—descúbrelo—le dio un toquecito a mi nariz. sentí un nudo en el estómago y una sonrisa tonta se me formó—entonces... ¿que me decís?—un destello se coló en él y por un momento me quedé sin habla. hablaba en serio.

¿querís irte conmigo de verdad?

me alisé el pelo con las manos, aún procesando todo lo que había sucedido desde que había despertado. lo observé de reojo con la ansiedad a flor de piel.

—¿aún dudai?—se rió llevándose una mano al pecho exageradamente—he hablado en serio todo el rato—se pasó la lengua por los labios resecos—, quiero irme contigo.

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