Severus Snape oficialmente amaba la Navidad.
Despertarse a las cuatro de la mañana y ver a su hijo de dos años rebotando excitado en el extremo de la cama donde Harry y él habían pasado la noche haciéndose el amor era a la vez horroroso y gratificante. Gracias a Merlín consiguieron ponerse los pantalones después del vigoroso sexo navideño.
Harry se quejaba de la hiperactividad de Sebastian y murmuraba para sus adentros que necesitaba reforzar la cerradura de su habitación, pero a Severus la excitación del pequeño por la Navidad le parecía un espectáculo muy agradable por la mañana.
-Siento haberme olvidado de advertirte sobre el entusiasmo de Seb por el amanecer de Navidad. Lo vimos el año pasado y le parece lo mejor del mundo- explicó Harry con la voz ronca tanto por los gritos apasionados de la noche anterior como por el aturdimiento de esta mañana mientras se levantaba lentamente de su sueño, masajeándose el puente entre los ojos antes de ponerse las gafas.
-Me parece entrañable-, sonrió Severus, tirando del pequeño Sebastian sobre su regazo. -¿Quieres ver el amanecer, mi amor?-.
Sebastian asintió con entusiasmo y saltó de la cama tirando de la mano de Severus.
-¡Ven, papá! ¡Papá! ¡Veamos el sol ahora!-, exclamó el niño como si no fuera demasiado temprano.
Severus le dio un codazo a Harry y el más joven gruñó juguetonamente -¡Muy bien, ya me he levantado! ¡Jesús!-.
Harry y Severus recogieron sus ropas y capas, abrigaron a Sebastian y siguieron al niño fuera de la habitación en dirección al patio de la fuente, el lugar perfecto para ver el amanecer. Tuvieron suerte de que la mañana de Navidad de este año no fuera sombría y nevara, pues Seb podría quedarse sin su evento especial del año.
La pequeña familia se sentó en uno de los bancos frente a la fuente. Severus llamó a Tinky y le pidió tres tazas de chocolate caliente. Aunque no estaba nevando, seguía haciendo mucho frío en Wiltshire, donde se encontraba la mansión Prince. Los tres no hablaban exactamente, sólo disfrutaban de la presencia del otro. Sebastian se sentó en medio de ellos mientras Severus tenía sus brazos alrededor de Harry, encerrando al pequeño en el medio. Seb sostenía su pequeña taza de chocolate caliente llena de dragón con ambas manos cerca de su cara sonrojada, saboreando su calor mientras se formaban bocanadas de vaho al respirar.
Todavía estaba un poco oscuro, un degradado de azul y púrpura extendía la inmensidad del cielo sobre ellos, ni una sola nube a la vista, pero se podía ver la tenue franja anaranjada que brillaba en el horizonte, el sol quizá oculto tras las pequeñas colinas y montañas que se extendían por la comarca.
Severus nunca había hecho algo así, pero deseaba haberlo hecho. Era tranquilizador, la serenidad de la maravillosa estampa de las maravillas de la naturaleza mezclada con la compañía de dos de las personas más importantes de su mundo conformaban el mejor de los momentos. Por una vez, fue testigo de algo majestuoso fuera de la comodidad de las cuatro paredes de su laboratorio de pociones.
Y era humilde al admitir que nunca habría experimentado algo parecido de no ser por Harry y Sebastian. Los dos ciertamente le mostraron una parte de sí mismo y del mundo que ni siquiera sabía que existía.
Permanecieron sentados durante minutos, observando la salida del sol en el horizonte, rozando finalmente su piel con el suave tono del día de junio que se reflejaba en el cielo.
Severus pudo oír al niño suspirar satisfecho. Al padre le encantaba que Sebastian tuviera un alma vieja, tal vez porque había crecido rodeado de gente mayor. Sebastian creaba su propio paraíso en su cabeza, completamente diferente de los niños bulliciosos y revoltosos que Severus solía encontrarse cuando iba al Callejón Diagon.
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FALLING INTO PLACE
FanficEventualmente, todas las cosas caen en su lugar. Harry Potter desapareció después de la Batalla. ¿Dónde estaba el salvador del mundo mágico? Obviamente UA. HP/SS. Mpreg. Mucha pelusa familiar. ------------------------------------ Autor Original: new...