Capítulo 25

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-HARRY- gritó Severus por encima de los sollozos de Sebastian, cogiendo a Harry por la cintura mientras se desplomaba, inconsciente. La onda de choque fue lo bastante fuerte como para atravesar la barrera de vibraciones que Severus consiguió lanzar en el último momento junto con el escudo inusualmente fuerte de Harry, y despistarlos de sus posiciones.

-¡Papá! ¡Duele!- gritó el niño firmemente pegado a su pecho mientras el niño se frotaba los oídos por el sonido de la explosión. Incluso a través de todas sus protecciones, el sonido seguía siendo lo suficientemente fuerte como para irritar los oídos de un niño. -¡No más, por favor! No más!-.

-Shh ... está bien, estás bien ... Vamos a estar bien, ¿de acuerdo? El timbre parará pronto... Sólo agacha la cabeza y agárrate a papá- tartamudeó Severus, agarrando a su hijo de un brazo, asegurándose de que el pequeño no respirara nada del polvo.

Harry había bajado el escudo. Severus seguía sin poder ver gran cosa de lo que los rodeaba, como si estuvieran bajo un enorme trozo de muro caído. Las cenizas y el polvo empezaban a asfixiarlos, especialmente a Sebastian. El niño de tres años tenía asma y un poco más podía desencadenar un ataque. Severus sentía que no tenía fuerzas suficientes, pero había conseguido levantar otra barrera protectora a su alrededor.

Severus sintió ganas de llorar. Tenía el cuerpo inconsciente de Harry, que apenas respiraba, en un brazo y a un niño pequeño lloroso y herido en otro, mientras todo a su alrededor eran escombros y cascotes.

Severus se enorgullecía de su capacidad para mantener la calma en situaciones de vida o muerte, pero aquello era cien veces peor que recibir un cruciatus tras otro.

Los tres estaban ya en el suelo, Severus de rodillas con Sebastian aferrado a su cuello y la espalda de Harry apretada contra su costado. Severus tenía que controlar a Harry pero tampoco podía soltar a Sebastian. -Shh... Seb, amor... papá necesita ver a papi, ¿de acuerdo? ¿Puedes portarte bien por mí y soltar a papá un momento?-, preguntó el tembloroso padre con voz ronca, temerosa y ansiosa a la vez. Sebastian seguía gimoteando, pero se soltó lentamente del cuello de Severus.

Severus suspiró y acomodó con cuidado a Sebastian a su lado, diciéndole que se aferrara a su cintura si tenía miedo mientras él revisaba a Harry. El hombre colocó suavemente la cabeza de Harry para que descansara sobre su regazo, con el cuerpo torpemente desplomado en el suelo. Severus lanzó un encantamiento luminoso con su varita y la agitó suavemente sobre el cuerpo de Harry.

Aparte de algunos cortes en la cara, Harry tenía sangre derramada en las orejas y la nariz, definitivamente una mala señal. Lanzó un hechizo de diagnóstico y maldijo en voz baja al ver los resultados. Harry no sólo tenía una contusión, sino también cortes, magulladuras y huesos rotos por todo el cuerpo. Debía de haber sido golpeado a través del escudo o no había completado el escudo antes de que la bomba explotara. Rápidamente envió un patronus a Kingsley informándole del incidente y de su ubicación. Su única esperanza era esperar a un equipo de rescate. Mientras tanto, Severus necesitaba estabilizar a Harry. No llevaba consigo el equipo ni las pociones adecuadas. Sus episodios no podían hacer mucho. Severus habría encontrado una salida a su situación, pero no podía dejar a Sebastian con su padre inconsciente y tampoco podía llevar a Sebastian con él, dejando a Harry en el suelo.

Un lince brillante apareció frente al trío -"¡Severus! Vienen los aurores, ¿hay alguien herido?"-. La voz de Kingsley cortó el suave lloriqueo de Sebastian.

-Harry está herido. Necesita atención médica ahora mismo. Y traigan un calmante y un respirador, mi hijo tiene asma- dijo Severus con voz grave.

Kingsley se apresuró a ordenar que alguien se ocupara del patronus y le dijo a Severus que se quedara quieto. Severus pensó que, de todos modos, no tenían muchas opciones. No estaba seguro de cuánto daño había causado la explosión en la mansión Prince. Cuando miró a su alrededor, se dio cuenta de que en realidad una estantería había caído justo encima de ellos y los libros estaban esparcidos a su alrededor, el escudo de Harry los protegía de ser golpeados. Severus se habría sentido muy impresionado y orgulloso de Harry por un escudo tan fuerte, pero se dio cuenta de que no podía pensar en ello, no cuando Harry yacía inconsciente en su regazo y Sebastian lloriqueaba a su lado.

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