5- Salgamos

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Hace 11 años

Una pequeña pelinegra dormía tranquilamente en su habitación de princesas la cuál estaba de color rosado por todos lados, llena de peluches de muñecas y una casita para las mismas.

Cualquier niña desearía dormir en esa habitación de ensueño y Antonia era la dueña de ese cuarto que había sido decorado al gusto de su madre, fue pagado con el dinero de sus solos ganadores de los comerciales en los que salía de vez en cuando, ad...

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Cualquier niña desearía dormir en esa habitación de ensueño y Antonia era la dueña de ese cuarto que había sido decorado al gusto de su madre, fue pagado con el dinero de sus solos ganadores de los comerciales en los que salía de vez en cuando, además Esteban había comprado el departamento a nombre su hija en el que estaban viviendo desde hace meses.

Gabrielle también le consiguió un contrato como modelo de ropa infantil en una tienda del centro comercial.

Sin duda la pequeña estaba comenzando una carrera importante a pesar de su corta edad.

Lo extraño de todo es que hasta la fecha esa habitación seguía exactamente igual pues su mamá no le permitió modificar nada a pesar de los años.

Esa noche Antonia se encontraba profundamente dormida pero se despertó asustada debido al fuerte ruido de algo de vidrio quebrándose, seguido de unas risas provenientes del pasillo.

—Oye cuidado que la vas a despertar.

Era la voz de su mamá totalmente pasada de copas, la niña había aprendido a distinguirla pues normalmente era cuando traía hombres a casa, casi siempre uno diferente.

Pocas veces repetía de pareja pues no quería compromisos.

—Perdón fue un accidente.

Dijo la voz de ese sujeto que estaba igual de borracho, ambos volvieron a reírse como si esa acción fuera lo más gracioso de la noche mientras caminaban torpemente a la habitación de la mujer siendo que todo esto era observado por la pequeña Tony que tenía la puerta entre-abierta de su cuarto.

La cerró por completo con seguro cuando vio que ingresaron a la alcoba así que se fue a acostar rápido pues el suelo estaba frío y sus pies descalzos lo tocaban, después se durmió casi al instante.

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