Dos hermosas bailarinas, una es fuego, otra es aire, una baila con amor con sentimiento, otra con técnica y concentración.
Siempre han sido rivales pero ahora deberán bailar juntas y aprender una de la otra.
Del odio al amor solo hay un paso.
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Días antes
Tomás se encontraba en la bodega; donde llegaba la mercancía, en el cuál también se podía jugar video-juegos en sus ratos libres o bien hacer las bolsitas de droga. Las cuales vendían en las fiestas, la escuela o bien en la calle a plena luz del día y nadie les hacía problema ya que era tan común que los jóvenes hicieran esto.
En este barrio la pobreza y escasez de recursos estaban al tope por ello la mayoría tomaba el camino fácil para poder llevar el sustento a sus casas.
Tomás había entrado para darle una mejor vida a sus hermanas y su madre, siempre le recriminó a su padre que no hiciera nada para sacarlos de ese lugar de mierda de barrio -dicho con sus palabras- además quería que Kamryn tuviera por primera vez, unas zapatillas de ballerina de esas tiendas caras y no tener que comprarlas en rebajas.
Sus mujeres merecían todo así que lo movió la ambición de tener más de comprarle una casa a su mamá la cual siempre se conformó con tan poco.
Pero él cambiaría la historia de su familia.
—Por favor Brandon te lo suplico, déjame ir, teníamos un trato.
Lo veía contar el dinero sobre la mesa una y otra vez algo ansioso -el siempre con su paranoia de que las cuentas no le saldrían sino lo contaba varias veces- "Tormenta" era el jefe el mandaba ahí y todo el barrio lo sabía.
Miró de reojo a Carter y sonrió con su diente de plata poniendo el dinero en la caja fuerte con el código que solo y algunos que confiaba se sabían, siendo Tomás uno de ellos.
—Oye hermano pero no te puedes ir, te necesito.
Se paró y lo abrazo por el hombro sonriendo "amigable"
—Lo prometiste.
Lo miró con algo de coraje pero recibió una palmeadita juguetona en la mejilla.
—Lo sé, lo sé y sabes que soy un hombre de palabra pero que hago con mis hombres que estan obsesionados con Lilianita ¿Eh? Y ahora que volvió la bailarinita ¡Vaya que se puso más buena! -Carter apretó sus puños, no le gustaba que él hablara de sus hermanas de esa forma- Sabes que estarán a salvo y no nos meteremos con ellas mientras estés en la banda. Pero si te sales ya no son intocables.
Brandon salió furioso del lugar, no sin antes ver al nuevo miembro de la banda que no pasaba de los 13 años, siguió su camino sin decir nada pero no podía fallarle a Kamryn él le prometió que se saldría de eso.
—Disculpe ¿Tienen aquí algún programa de testigos protegidos?
Preguntó nervioso apenas entró a la oficina del detective, el cuál lo miró con una ceja alzada dejando por un momento los papeles que tenía en el escritorio.
—¿Por qué lo preguntas niño?
Le dijo de mala gana y él joven soltó todo el aire acumulado por la tensión que sentía ya que solo estar parado allí preguntando eso, ponía en riesgo a todos los que amaba.