14- Nuevos romances

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Una rubia de ojos verdes esperaba a su madre afuera de la dirección de su estudio de danza, estaba que echaba chispas y lloraba de coraje e impotencia que sentía en ese momento

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Una rubia de ojos verdes esperaba a su madre afuera de la dirección de su estudio de danza, estaba que echaba chispas y lloraba de coraje e impotencia que sentía en ese momento.

Sus brazos se encontraban llenos de rasguños, moretones y su cabello lucía alborotado a causa de la pelea con su compañera.

Toda chica que caminaba por ese pasillo, pasaba corriendo pues no quería meterse en problemas con ella, ya que era muy conocida por siempre estar buscando pleito con cualquiera que la viera mal o se atreviera a confrontarla.

Paige Huerta se había convertido en la chica bravucona de su centro de baile y nadie le ponía un alto porque su padre siempre daba buenas aportaciones para darle mejoras al lugar.

—¡Paige! -la voz gruesa de su papá la hizo pararse de inmediato de esa silla- ¿Ahora que hiciste?

Antes que pudiera responder la puerta de dirección se abrió y una adolescente salió con un moretón en la mejilla y el hombre respiró resignado.

De nuevo tendría que pagar por qué no expulsaran a su hija, la directora lo había mandado llamar  pues sabía que la mamá estaba enferma así que ni siquiera la llamó.

Cuando bajaron de la camioneta esté la bajo del brazo tirandolo con fuerza y una vez entraron a casa la llevo a su cuarto donde la soltó en la cama de forma brusca, estaba muy cabreado y se contenía para no golpearla, cosa que jamás había hecho en su vida.

—¡No puedo creer que sigas causando problemas! ¿Cuando vas a dejar de pelearte con tus compañeras? ¡Dime cuándo!

—Papá es que tú no sabes esa tarada dijo que ella tendría el protagónico y que yo ya estaba vieja para el papel.

Intento justificarse pero solo consiguió que este se enojara más y tuviera que esquivar un termo de plástico lleno de agua que la chica tenía en su escritorio desde ayer.

La joven gritó, tapándose con sus brazos la cabeza y haciéndose bolita, se había tenido que hacer a un lado para que ese estúpido termo rosa no la golpeara.

Se asustó tanto al ver a su papá tan enojado que comenzó a llorar.

—Papá lo siento...

—¡Deja de pelear maldita sea! ¿A caso quieres que tu madre muera antes?

—No... -su voz se entre corto por los sollozos que salían de su garganta- ella no va a morir, el tratamiento va a servir mi mamá va a vencer el cáncer.

Lo vió a la cara furiosa y éste la levantó del brazo con fuerza sacudiendola de los hombros.

—Ya, ya no llores, madura, madura de una vez -le secaba las lágrimas con brusquedad- Entiende de una vez que el cáncer ya está muy avanzado, no hay nada más que se hacer. Ella solo te dice que las quimioterapias funcionarán para no preocuparte pero el doctor ya nos dijo que está en fase terminal.

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