Expedición a: Las cuevas de las Hormigas León

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Pasaron dos días después de nuestra defensa del pueblo. Ocasionalmente, un par de zombies y Ojos aparecían a los límites del bosque, mirando curiosamente, pero nada como el asedio de esa noche. Parece que los espantamos, al menos por ahora.

Periódicamente María ha estado visitando su antigua casa. Trae cosas, como sus notas de investigación y ropa, pero principalmente ha ido a esperar a su hermano, que me dijo salió hace unos días al desierto, antes de conocerme. "O sea, él sale algunas veces así... Tengo muchas ganas de creer que encontró un buen lugar para una cancha de golf, ¿sabes? Pero, o sea, no puedo dejar de preocuparme y eso..." Me dijo.

He ido un par de veces a la mina con Dylan. Hemos conseguido el suficiente material como para hacer una armadura y herramientas de plata.

El día de hoy María decidió que iría al desierto para buscar a su hermano. Dylan e Iris se quedarían en el pueblo, pero yo me ofrecí para acompañarla (tal vez sea verdad que tengo "síndrome de héroe"). "O sea, ya has hecho tanto por mí... ¿Estás súper-dúper seguro de que quieres ir?" Preguntó, bastante tímida, no queriendo abusar de mi confianza, pero al momento de salir estuvo muy feliz de tener a alguien con quien hablar por el camino.

- Entonces, tú, o sea, agarras una piedra y la levantas – Me contaba ella - ¡Y sorpresa! Nunca sabes que te encontrarás: Hormigas, arañas, lombrices, escorpiones, cochinillas...

- ¿Cochinillas?

- Bichos bolita – Respondió ella, feliz de que me interesara en sus cosas.

- Mmm... Una vez, en un arbusto me encontré a una chica pelirroja, muy bonita con orejitas.

- ¡Ohh! ¿Puedo conocerla? – Soltó una risita y me guiñó el ojo. Su cola se sacudía alegremente.

Los árboles se hacían cada vez más escasos, y el viento fresco fue reemplazado por una brisa caliente, árida y deshidratante. Cuando nos dimos cuenta, estábamos pisando arena.

- ¿Qué crees que estaba buscando tu hermano? – Pregunté, sacando la cantimplora y dándole un gran trago de agua. Con el calor que está comenzando a hacer, agradecí no haber llevado la armadura. Le ofrecí la cantimplora a María.

- Respuestas, tal vez. – Le dio un sorbo al agua y me la devolvió – Creo que, o sea, antes de que se dedique al golf, te dije que fue parte de la Orden de los Guías, por un tiempo, como, un par de años o algo así.

- ¿Por qué se salió?

- Nunca me lo dijo – Se encogió de hombros - Es, o sea, no le gusta hablar tanto como yo, jeje. Tal vez no era lo suyo... Ah, pero puede estar en busca de ruinas, una pirámide o algo así. Los guías se ocupaban de cosas como esa para preservar la historia. O tal vez, solo está buscando donde jugar golf, jaja.

Estaba a punto de preguntar acerca de las ruinas, cuando divisamos una tienda de campaña, junto a un pequeño oasis. Quizás allí está ese tipo, o al menos alguien que nos diga si lo ha visto. De cualquier forma, era un buen lugar donde esconderse del sol abrasador por un momento antes de continuar.

- ¿Hola? ¿Hay alguien allí? – Llamé desde fuera de la tienda.

- ¡Lion! ¡Mira que hacer que tu hermana te vaya a buscar! – María estaba con la esperanza de que fuera su hermano. "Lion" debe ser su nombre.

- Ah, no son monstruos – Dijo la voz de un chico. Miré a María, y ella sacudió la cabeza para decir que no era su hermano – Pasen pasen, como no.

Entramos, y vimos al dueño de la tienda, sentado y ocupado en su escritorio. Tenía varias armas de fuego sobre la mesa, munición y artilugios de limpieza. No movió la vista para recibirnos, pues estaba ocupado cargando balas dentro de unos cartuchos, una pila entera de ellos.

Terraria Girls: La AventuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora