Selene, La Olvidada

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Las cosas se han calmado ahora después de la luna de sangre. Dylan me ha estado ayudando con la infraestructura del pueblo: Caminos, iluminación pública, recolección de agua... Quién diría que es difícil vivir en medio de la nada, ¿eh? Hemos construido una casa más para acomodar a la enfermera, Abigail. Sin embargo, Dante, el traficante de armas, aunque vino el día después de la luna de sangre para ver cómo estábamos, dijo que prefería el ambiente más discreto del desierto, fuera de la mirada juzgadora de otros vecinos (que creo es totalmente en referencia a María y que no se caen bien). Pero en cualquier caso, estamos bien por el momento, y eso es lo que cuenta.

Durante estas tres semanas, hemos estado yendo esporádicamente a la mina. Poco a poco, vamos avanzando y encontrando más resistencia en las profundidades, pero a su vez, más cosas valiosas. De vez en cuando, algo muy curioso, es que aún encuentras ruinas de casas enteras, no importa lo mucho que baje en la tierra. A veces, tienen sentido: Tal vez fueron estaciones para darle descanso a mineros, refugios que cayeron por abismos que ahora se cerraron, sumideros, quizás una comunidad de gente viviendo bajo tierra... Pero en otras, te hace pensar "¿Cómo rayos llegó esto hasta aquí?" y tienes que seguir adelante, porque a pesar de las vueltas que le des, no encuentras respuesta. Es un misterio.

He conseguido suficiente material como para sustituir mi armadura de plata por una nueva armadura de oro. Esperaba que sea increíblemente pesada, pero no era para tanto. ¿Me estaré volviendo más fuerte? He encontrado otros dos Cristales de Vida mientras estaba allá abajo, y sí que me noto más sano. Con eso y con Abigail aquí, nos noto a todos en buena salud.

Ahora... Bueno...

En cuanto a los terribles eventos ocurridos en las últimas veinticuatro horas, se los contaré. No tengo nada que ocultar, pero aun así, cuando recuento esto, mi corazón se acelera y siento un frío que recorre mi ser.

Todo empezó con un sueño. Recuerdo... Un lugar, antes de estar aquí. Un sitio antes de mi amnesia. Quizás, el lugar donde pertenezco.

Estaba en una ciudad de noche, caminando por la calle. No reconozco ningún negocio, o casa, pero había una sensación allí en el fondo de mi mente que, si conseguía caminar lo suficiente, podría llegar a mi hogar. A cada paso que doy, se me mezcla la memoria entre edificios creados por mi mente, y edificios que me son familiares, cuadras que reconozco pero que a la vez no, que es de donde vengo, y sin embargo, no están como las recuerdo. Como si algo anduviera mal, y solo fueran imitaciones de un mundo en el que ya no estoy.

Pero lo que más me afectó, es que al final de la calle, había una carretera horizontal. Se me hizo increíblemente conocida, como si supiera que al cruzar esto, sin duda llegaría a casa. Estaría otra vez donde pertenezco. Y a cada paso, el mundo se hacía más oscuro. Como si los faroles y estrellas se volvieran más tenues a cada paso. La calle estaba totalmente desierta, y no me había dado cuenta hasta que la oscuridad se volvió mi única compañera. Pero seguí adelante. La soledad se volvió tan abrumadora que deseé encontrarme con alguien, quien sea. Dos personas del final de la calle caminaban en dirección hacia a mí. La oscuridad tan grande que no pude distinguir quiénes eran, cómo se vestían, o si eran personas. Pasé en medio de ellos sin dirigirnos ninguna palabra.

Finalmente, era momento de cruzar la carretera. Al primer paso, las luces se habían extinguido totalmente. Al segundo, las calles y líneas de todo el mundo se difuminaban, los bordes de las cosas mezclándose con la oscuridad. Tuve miedo, una terrible sensación de pavor creciendo en mi interior. Al tercer paso, casi no podía respirar del pánico que tenía al ver el mundo mezclarse totalmente con la oscuridad. No pude más, y retrocedí. La luz volviendo un poco a mi mundo, la cabeza baja al haber fallado.

Sentí deseos de mirar a la luna. Me di la vuelta, y allí estaba. Una luna blanquísima, enorme, tan cerca, que casi podía flotar y tocarla con mis propias manos.

Terraria Girls: La AventuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora