Vientos fríos que muerden mi piel

209 30 13
                                    

...pero no tan fríos como tu corazón.

...

- ... Siento como si alguien me hubiera pateado en la cabeza, pero en todo el cuerpo...

Tosí. Aún sentía un poco de pólvora en mis pulmones. Tomé una gran bocanada de aire, como lo hacen los recién nacidos, y abrí los ojos.

Huh. Estoy vivo. Podría perfectamente haber estirado los límites de mi "inmortalidad" hasta romperlos. Mi cuerpo fue completamente destruido, claro, pero estoy aquí. Otra vez.

Escuché el sonido de los pájaros, el pasto en mis manos y el viento fresco en mi piel. Estoy de vuelta en el bosque.

- ¡Hey! ¡Mira qué trajo el gato! - Dylan salió de la nada, y tapó el sol con su cabezota - ¿Cómo te sientes, Héroe? ¡Primera muerte que te obliga a usar tu punto de aparición! - El Guía comenzó a reír como loco, con una gran sonrisa en el rostro. Al terminar, se secó las lágrimas de los ojos. - Excelente. Bien, levántate, Héroe. Dame la mano.

Tomé la mano de Dylan y me ayudó a levantarme. Me sacudió la ropa y la armadura, quitando manchas de polvo y suciedad.

- Así que, Guía... Explica. ¿Cómo? - Punto de reaparición. ¿Qué? - Dije, mientras revisaba mi mochila. Respiré tranquilo al ver que todas mis cosas estaban allí, incluido la bolsa de cositas que dejó caer la Reina Abeja. Sí que noté que me faltaban algunas monedas, eso sí...

- ¡Ah! Adoro explicar cosas... ¡Bien! Héroe, cuando apareciste por primera vez en este mundo, ¿recuerdas que despertaste en medio del bosque? Pues... ¡Allí estás otra vez! Si tu cuerpo se destruye totalmente, el mundo te regenera y te deja aquí, como nuevo... Ese es tu punto de aparición. No importa la forma en la que mueras, volverás aquí. Aparte de eso, ¿cómo te sientes?

- Me siento... Tengo hambre. Y necesito una ducha.

- Ven, María ha estado preguntando por ti.

- ¿Cuánto tiempo ha pasado?

- ¿Desde qué te fuiste? Unos... dos días, apenas. Debes haber muerto hace media hora, en la mañana. – Dylan me dio unas palmadas en la espalda – Vamos, Héroe, necesitas un descanso.

***

María y yo nos habíamos sentado a comer. Su cola se agitaba mientras yo le contaba lo que había hecho mientras estaba fuera. Dejé la parte de mi pelea con Selene, y de que me morí, claro está.

- Adrián, ¿has visto a Selene? – De todas maneras, ella preguntó eso.

- Ah – Eh, no, ¿por? – Mi mano tembló un momento. Temí que se me cayera la taza de té, así que me la llevé a la boca para calmar mis nervios.

- ¿En serio? Ella pasó por aquí el día que e fuiste a la Jungla. O sea, cuando le dije que ibas por el mismo lugar, como que se puso súper feliz y, o sea, sus ojos estaban brillando y todo... ¿Por qué no quieres hablar de ella, Adrián?

- Ehh... - Tuve un flashback a esos gélidos ojos azules y a ese cabello blanco resplandeciente. Creo que temblé un poco. No es buen momento para que esta chica me de un síndrome de estrés postraumático. De hecho, ningún momento es bueno para eso.

- ¿Te la cogiste y la dejaste embarazada, Adrián?

- ¿PERDÓN? – Si no me hubiera acabado el té, lo hubiera escupido.

- No estoy molesta si lo hiciste, solo preocupada por el bebé. Al menos Callisto puede cuidar a un bebé por su cuenta, siendo una Druida y todo, ya es una señorita con, o sea, una forma de mantenerse y eso. Es lo que quería, al fin y al cabo.

Terraria Girls: La AventuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora