Pov de lev*
Decir que Dylan habla mucho no le hace justicia. Parece como si se hubiera tragado un maldito loro.
Todo el estúpido trayecto se la pasó hablando acerca del pueblo ese y junto con Kol hicieron competencia por quien dice más datos curiosos del lugar.
—¿No se les acaba la saliva? — pregunto bastante fastidiado por ambas señoras.
—A ti nunca se te acaba el coraje- respondió Kol
—No se me acaba porque todo el puto camino se la han pasado chismeando como par de señoras, cierren el hocico por un momento.
—No necesitas ser tan violento. Pareces un Chihuahua.- murmura Dylan
—En realidad es un pomerania.—le sigue Kol
—Ah, como la perrita de kait.
—¿Kait tiene perro? —pregunto un poquito interesado.
—¿Te sorprende?
—Si, no me imagino a ella cuidando a un pobre ser.
—Nadie te imagina a ti cuidado a uno.- me ataca mi amigo.
—¿De que lado estás?
—Da igual de que lado este—menciona el rubio, mientras se levanta del asiento para quedar en medio de los dos— No entiendo porque tanto alboroto por saber dónde está.
—Si no la encuentra se volverá loco.
—¿Se llevo su cerebro?
—No. La estamos buscando por algo más serio.
—No me digas que la policía la busca. ¿Le llevaran una orden de alejamiento?¿Cuando es el juicio?
—Tiene mi teléfono.—contesto secamente.
Entre menos explicaciones de, menos me siento mal con mi error.
—Wow, no creí que llegaría tan lejos.
Pero a este par le encanta ponerle sal a la herida.
—En realidad no fue error de kait.
—Ah— Dylan me observa con esa intensidad de siempre, mientras yo observo la ventana pero aún así puedo sentir su risa malévola—así que por eso no estás tan enojado. Sabes que es tu culpa, así que no le puedes reclamar.
Elijo no contestar porque ya sabe la respuesta.
—Los hombres son tan orgullosos.— expresa cansado al ver qué no contesto.
—Tu eres hombre—le recuerda Kol.
— Pero perdí el orgullo hace tiempo.
—No cuenta. Pierdes el orgullo a cada rato.
—Eso es porque ya no tengo. Podríamos ir por un trago después de esto.
—¿Porque brindaremos?
—Porque lev va a perder su dignidad pidiendo disculpas.
—No es perder la dignidad. Par de estúpidos.
Aunque aún está en juego el pedir disculpas. Necesito encontrar una manera de resolver sin humillarse de esa forma. Se que amerita una disculpa pero el problema es que es Kait. Esa pitufina no se merece ni mi tiempo y aún así aquí estoy, creo que esa es suficiente humillación.
—No me digas que no le pedirás disculpas. Se va a encabronar más.
—Pues que se enoje todo lo que quiera, me vale lo que piense. Solo quiero recuperar mi maldito celular.
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Set me free-Levkatsu
Novela JuvenilGuardar secretos es difícil y tenerlos descubiertos por alguien que ni siquiera conoces es frustrante y francamente aterrador... Es curioso como un solo evento aislado puede dar vuelta a tu vida cambiando la dirección de tu destino... Eventos críti...