Sofía Cano tiene muchos amigos, y su lema de vida es nunca mezclar sentimientos con amistad, pero eso cambia por completo cuando Pedri le dice de ser amigos con derechos.
Los sentimientos empiezan a aparecer y ninguno sabe cómo afrontarlos.
¿El am...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
―Sofía, ¿Qué mierda estás haciendo?
Dejo de hacer caras a la cámara cuando Tiago se pone a un lado de mi cara mientras habla entre dientes.
―Que chota te importa. ―le respondo tirando un beso a la cámara.
Él se tira para atrás con una mano en su pecho y cara de indignado.
―Pintame las uñas, flaquita. ―me dice olvidando su indignación cuando se mira las manos.
―Lo que quieras, mi amorcito.
Me muevo por la habitación sin pararme de la silla, busco el esmalte negro y vuelvo a mi lugar.
―Dame. ―palmeo la mesa para que ponga su mano ahí.
Con Tiago estamos en un vivo, hace media hora empezó y lo único que hacemos es pelotudear frente a la cámara, posta no entiendo como hay personas que les divierte vernos hacer el tonto, pero siempre se les agradece por el apoyo obvio.
―Dame tu cosita, ah ah. ―se pone a cantar.
Me rio mientras agito el esmalte que tengo hace años luz, pobre, debe estar cansado de siempre estar en las uñas de Tiago, pero a mi ya no me duran.
―Dame tu cosita, ah ah. ―lo sigo riendo.
Me pongo a pintarle las uñas mientras se pone a comer unas papas fritas.
―Contales de tu viaje a España. ―me dice.
Lo miro de reojo y él se empieza a reír con exageración, abriendo la boca como si fuera a chupar un pene, cosa que a él le encanta.
―Cerra la boca, se te ve toda la comida, asqueroso. ―la abre más acercándose a mi cara― Estúpido, si tuviera pene te lo metería para que lo chupes.
―Mm que rico, pero yo prefiero el de Lit, ah ah ah ―se pone a gemir.
Frunzo la cara con asco mientras lo miro de costado.
―Que le pasaba, viste. ―miro a la pantalla― Belu, amor, déjalo y venite conmigo.
―Bue, bue, contá como te fue en España te dije. ―dice lo último con un tono más grueso.
Me muerdo el labio inferior y soplo su mano derecha cuando la termino de pintar.
―Me fue re bien. ―empiezo― Volví ayer, y el insoportable este ya me estaba esperando en el aeropuerto.
―Fui el único en irte a buscar y así me decís.
―Es verdad, sos el único amigo real que tengo acá en Argentina.
―Ya veo a Enzo escribiéndote.
―Ese, otro insoportable. ―digo― Mentira gordo, te amo.
Agarro la otra mano de Tiago y la pongo sobre la mesa para pintarle las uñas que me faltan, mientras sigo hablando.
