CAPÍTULO ONCE

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La última embestida toca mi punto más sensible y me hace correr con fuerza.

—Ah… Sí. —gimo en medio de un suspiro.

Pedri cae rendido sobre mi pecho después de correrse. Esconde su rostro en mi cuello y su respiración me causa cosquillas, miro el techo de mi habitación acariciando su espalda.

Hace una semana que me mudé sola, y gracias a ello, mi amigo acá presente, se ha pasado casi todos los días. Hemos tenido sexo en cada rincón del departamento, creo que no hay lugar en donde no lo hayamos hecho, y en las posiciones habidas y por haber, ¿lo mejor? Es que cada encuentro es más espléndido que el anterior.

Hoy fue su día de descanso, y lo invité a venir apenas salí del rodaje, hace tres horas, decir que estuvimos haciéndolo todo ese tiempo sería una barbaridad, si empezamos apenas llegó, pero nos tomamos un recreo para “reponer fuerzas”.

Sale con cuidado de mi interior y se tira a un costado de la cama, quita el preservativo usado, dejándolo junto a los otros en el piso.

—He estado haciendo más ejercicio contigo que en el entreno. —comenta mirando al techo.

Me rio mientras giro en la cama hasta quedar de costado, mirando su perfil.

—Sí, gracias a esto no tengo que ir al gimnasio.

—Es más… Divertido.

—Sí. —asiento.

También se gira, quedando cara a cara conmigo, tiene una ligera barba y el cabello húmedo por el sudor.

Me mira fijamente a los ojos, y por instinto trago saliva. Algo que odio con todo mi ser es el contacto visual, me cuesta muchísimo mantenerlo, es como que siento que la otra persona es capaz de leer mi mente y descubrir todo lo que pienso, no me gusta, y es por eso que ahora me encuentro desviando la mirada hacia la ventana detrás suyo.

Hace unos días que Pedri se queda en silencio observando mi rostro luego de hacerlo, no sé si será por algo en especial, pero comienzo a sentirme incómoda por la pesadez de su mirada.

Me aclaro la garganta para matar un poco el ambiente denso, y le regalo una sonrisa mientras me siento en la cama.

—Mira lo que me compré.

Tengo que centrar la atención en otra cosa antes de que me vuelva más loca de lo que ya estoy.

—A ver. —me dice con una sonrisa.

Me levanto de la cama, arrastrando una frazada para cubrir mi desnudes y avanzo hasta el armario, lo abro y de ahí saco una remera junto a un buzo.

—Son los de tu colección. —le digo volviendo a la cama.

Apenas vi la colección que sacó con la marca de ropa Springfield, busqué algo que me gustara y lo compré.

—Que guay, Sofi.

♱    ───  𝗦𝗢⅃𝗢  𝖠𝗠𝖨𝗚𝖮͟Ƨ ︖﹖ PEDRI GONZÁLEZ ™ ㅤㅤDonde viven las historias. Descúbrelo ahora