Sofía Cano tiene muchos amigos, y su lema de vida es nunca mezclar sentimientos con amistad, pero eso cambia por completo cuando Pedri le dice de ser amigos con derechos.
Los sentimientos empiezan a aparecer y ninguno sabe cómo afrontarlos.
¿El am...
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“¿Quieres que vaya a por ti?”
“Nop, ya tengo auto 🫣 pasame la ubicación.”
Por suerte mi auto llegó esta mañana de Argentina, después de un atraso en el vuelo de carga, por fin lo tengo conmigo y puedo moverme sin problemas.
Recibo la ubicación de la casa de Pedri porque por más que haya estado ahí la otra vez, y que al otro día me haya llevado a lo de Carla, me sigo orientando con las calles y uso el GPS todo el día.
Subo a mi auto y emprendo viaje con la música a todo lo que da, cantando a todo pulmón las letras.
Voy a una velocidad prudente aunque me tardo menos de lo que es el viaje por pisar un poco más el acelerador.
Marco el número de mi amigo y espero a que conteste.
—Diga.
—Ga, Lady Gaga. —respondo escuchando su risa por el parlante— ¿Me abrís el portón?
—Ya.
Cuelgo y espero a que el portón de Pedri se abra, entro y estaciono a un lado de sus autos.
—Llegaste rápido. —es lo primero que me dice cuando cruzo la puerta de entrada.
—¿Sí? Puede que haya pisado el acelerador un poco.
—Venga, pasa.
Lo sigo por la casa, y a diferencia de la otra noche, esta vez me tomo el tiempo de chismear cada rincón de ella.
Él se vuelve a mi después de dar dos pasos y casi choco con su espalda de no ser porque frené antes.
—Tu cabello. —me dice tomándolo con sus manos.
—Ah sí, viste, me lo tiñeron hoy en la mañana. —le digo— En el set querían que vuelva a mi color de nacimiento.
—Te queda guai.
—Y si, es mi color natural, ni modo que me quede mal. —digo con obviedad pero cambio la cara cuando Pedri pone las manos en su cintura— Igual, gracias.
—No es nada, guapa. —me guiña el ojo.
Volvemos a caminar por el largo pasillo de su casa.
—¿Estás solo? —le pregunto cuando llegamos a la cocina.
—Sí, mi hermano está en el trabajo, llega más noche.
-—Yo también quiero un hermano chef, para que me cocine lo que quiera.
Se ríe mientras se sienta en un taburete.
-—No te creas eh, él me ayuda con la dieta, por los alimentos, pero más no —dice.
—Que fea que son las dietas. —me siento también— Yo una vez quise hacer, pero a la media hora de empezar, Tiago apareció con una bolsa de puros dulces porque supuestamente estaba deprimido.
—¿Quién es Tiago? —pregunta alzando una ceja.
—Mi mejor amigo.
—Creí que yo lo era.
—Vos sos un amigo, mejor amigo son Tiago y Juli. —soy sincera— Los conozco hace mucho.
—Creo conocerte más a fondo ¿No? —mueve las cejas de arriba a abajo con rapidez.
—Tonto. —le golpeo el hombro mientras río— No hablo de eso.
—Que va, que va, mejor no digo nada, te ponéis agresiva. —soba su hombro encogido en el lugar.
Me río más fuerte y él también lo hace, aunque de por sí mantiene la misma sonrisa de siempre. Nos quedamos en silencio por un minuto, mirándonos con alegría. Supongo que espera que sea yo quien hable primero, pero eso no va a pasar, nunca me gustó ser la primera en hablar de un tema un tanto importante, de hecho siempre soy de esperar a que la otra persona empiece.
