CAPÍTULO CINCO

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El viaje en el auto fue más largo de lo esperado, y no por la tensión que lo llenaba, si no porque Pedri además de siempre conducir con cuidado y a una velocidad prudente, al estar un poco pasado de copas también, iba más despacio de lo normal

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El viaje en el auto fue más largo de lo esperado, y no por la tensión que lo llenaba, si no porque Pedri además de siempre conducir con cuidado y a una velocidad prudente, al estar un poco pasado de copas también, iba más despacio de lo normal.

Cabece un poco porque el sueño se hace presente, y agradezco que su casa no sea tan lejos.

Apenas llegamos estaciona el auto como puede y ambos bajamos.

Entramos en silencio porque su hermano duerme, y como podemos llegamos hasta su habitación, ni tiempo a verla me da cuando nos estamos besando de nuevo.

Esta vez ninguno de los dos se detiene por algún motivo, al contrario, nos vamos sacando la ropa sin mucha paciencia, y estoy por lanzar una carcajada cuando casi se cae al tropezar con su pantalón.

—Sh. —me dice riendo— No hagas ruido.

—Perdón. —susurro.

Toma mi cara entre sus manos para unir de nuevo nuestros labios. La cabeza ya no me da tantas vueltas, por lo que me permito recorrer con mis manos su cuerpo.

El calor se hace presente cuando nuestros cuerpos se tocan al desnudo, mis pechos contra el suyo, y su parte varonil presionando bien despierta contra mi abdomen.

Caminamos entre besos y risas hasta caer en la cama, abre mis piernas con su mano y se posiciona entre ellas.

Una de sus manos se escabulle en medio de ambos, hasta llegar ahí y rozarse contra mí, sus besos bajan por mi cuello hasta uno de mis pechos, lo mete dentro de su boca, chupando con fervor. Los jadeos salen de mi boca sin poder evitarlo, y Pedri para mantener el silencio lleva su mano libre hasta ella, de manera que comienzo a chupar sus dedos con intensidad.

Nuestras miradas se cruzan, y siento temblar mis piernas ante su mirada debajo de sus cejas pobladas, su mirada es tan fuerte que derrite hasta al más frío del mundo.

Se aleja de mi por un momento a buscar la protección, y yo me quedo tirada sobre la cama con la respiración agitada, y las piernas abiertas.

Cuando vuelve se arrodilla en medio de mi y de ahí me mira.

—¿Quieres? —me ofrece el paquete y juro que me faltan manos para tomarlo.

Lo abro y saco el preservativo, me siento en la cama para quedar más cerca suyo y antes de ponerlo me agacho para besar la punta con un pequeño pico, escucho su respiración entrecortarse y eso hace que una gran sonrisa se instale en mis labios.

Le pongo el condón y antes de que se ponga encima de mí me subo a horcajadas sobre sus piernas, y con ayuda suya me lo introduzco en mi interior.

Sus manos guían mis caderas y nuestros jadeos llenan la habitación por el resto de la noche. Los besos van de acá para allá, recorriendo nuestra piel sudorosa, y puedo asegurar que las manos de ambos quedan marcadas en el cuerpo del otro por la intensidad.

♱    ───  𝗦𝗢⅃𝗢  𝖠𝗠𝖨𝗚𝖮͟Ƨ ︖﹖ PEDRI GONZÁLEZ ™ ㅤㅤDonde viven las historias. Descúbrelo ahora