1-El día que te conocí

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-En realidad no es un buen tema niño...-El hombre se removió sobre su asiento y le dió un breve sorbo a su trago-No es una historia que quiera recordar.

El moreno inclinó la cabeza de forma curiosa y sonrió-¡Oh vamos! Eso no es lo que me interesa.

El otro se alzó de hombros restándole importancia-Te costara.

-Pagare toda la cuenta de tus tragos si sueltas de una vez por toda la información-Había en aquella voz un tono de irritación que no paso desapercibido.

-Fue un 31 de Octubre, eran las fiestas de Halloween y la mayoría estaba con sus familias cuando lo anunciaron por la radio, los mortífagos habían atacado-El hombre de estremeció con cierto terror-Al día siguiente salió toda la historia por El Profeta, Quien Tu Sabes había ido por los Potter al Valle de Godric, consiguió asesinar al matrimonio, pero al mismo tiempo había sido eliminado por el pequeño Harry Potter, quien se dice sobrevivió a la maldición asesina.

El menor negó-Nadie sobrevive a algo así.

El otro se acercó con lo ojos abiertos y asintió-Exactamente, la gente no se creía esa versión, era imposible, pero hubo esperanzas, durante once años se esperó el regreso de su salvador y luego no paso nada.

-¿Nada?-El otro elevó una ceja confundido-¿A qué te refieres?

-Eso, se suponía que a los once años es la edad en que puedes entrar en cualquier colegio de magia y hechicería en el mundo, pero Harry Potter no fue a Hogwarts, no fue a ninguno, y las personas se dieron cuenta que probablemente eso se debía a qué estaba muerto.

Asintió de manera pensativa, pero luego inclino la cabeza nuevamente con curiosidad-¿Pero como fue que Quien Tu Sabes encontró a los Potter?

El otro hizo un ademan con la mano-Sirius Black, se dice que era el guardián secreto, pero traicionó a todos al darle está información a los mortífagos, lo peor del asunto es que huyó luego de explotar una calle con doce muggles y uno de sus amigos, Peter Petegriew, solo quedó el dedo meñique.

El moreno rebuscó en sus bolsillos antes de tenderle una gran cantidad de galeones, los suficientes para pagar todos sus tragos y una ronda más-Gracias por contarmelo.

Se levantó del asiento y salió de la taberna, Cabeza de Puerco era el tipo de lugar donde alguien podría comprar información, y había conseguido lo que le interesaba saber. Camino por las calles principales de Hosgmeade mezclándose con la multitud de estudiantes, magos, brujas y criaturas que habían decidido salir ese fin de semana, era el tipo de ambiente en que podría pasar desapercibido sin problemas, fue así como pudo hacer la mayoría de sus compras, incluso los dulces que su padre amaba y que pocas veces podía obtener por si mismo. Al volver a la casa de los gritos, sin embargo, encontró a un grupo de chicos, estudiantes probablemente, se encontraban abmirando la propiedad con curiosidad.

-¿En verdad crees que este maldito?-Una de las chicas se inclino sobre la valla, la vista fija en la casa-Parece solo abandonado.

-Podria hechar un vistazo.

-¿Serías capaz Cedric?-La misma chica se giró, sus ojos abiertos en sorpresa.

-Solo está jugando Cho, no aguantaría ni cinco minutos dentro-Uno de los chicos se adelantó y nego con una sonrisa divertida.

El rubio al que llamaban Cedric se alzó de hombros-¿Tú podrías Elías?

-Ninguno va a intentarlo.

Elias se giró hacía su izquierda, hacia la otra chica que los miraba con preocupación-No nos va a pasar nada Hannah.

El moreno sonrió con suavidad, eran el tipo de grupo al que podría hacerle una broma, y tenía una gran idea para espantarlos. Se acercó con tranquilidad, como si en realidad no fuera un camino solitario y la casa un punto extraño, los chicos le miraron con curiosidad, pero el siguió hasta la puerta de la valla, la empujó sabiendo que estaba abierta y cruzó hacia el otro lado, espero que le siguieran a pero al ver que no reaccionaban los llamo con una mano.

-¿Que están esperando?

El chico rubio dió un paso en su dirección pero los otros se mantuvieron cautelosos, solo avanzaron cuando su compañero llegó a su altura.

-¿Quien eres?-Cedric se inclino en su dirección con el ceño fruncido -Nunca te he visto en Hogwarts.

-Yo no soy de Hogwarts-El moreno llegó hasta la puerta de la casa y la abrió dando paso a los otros, en su rostro una sonrisa amable-Bienvenidos.

No espero que el grupo se adentrará hasta el vestíbulo, lo habían hecho de forma lenta y desconfiada, pero habían avanzado, eran a su parecer el tipo de adolescentes estúpidos a los que podría hacer una buena broma. El moreno cerro la puerta de un golpe seco, viendo a su vez cómo los chicos dieron un salto en su sitio, no parecían aterrorizados, pero eso era algo que podía arreglarse facilmente.

-¡Amo! ¡He traído la comida!-Dio varios golpes en la pared con fuerza, haciendo retumbar el sonido por toda la casa-¡Estan frescos! ¡Creo que van a Hogwarts!

-Joder Cedric...-Elías comenzó a negar con miedo-¿En dónde nos hemos metido?

De repente el moreno se detuvo y comenzó a reír, carcajadas casi maniaticas mientras señalaba algo detrás del grupo, la primera en darse vuelta fue Cho, quien al ver un hombre parado en el rellenado de la escalera, solto un grito asustado, los demás la acompañaron en un acto reflejo. Hannah que generalmente solía reaccionar de forma impulsiva en aquellas situaciones, empujó al chico desconocido y se abalanzó contra la puerta, el crujido llamo la atención de los otros, que siguieron su acción hasta que cedió con un estrepito y les permitió correr hacia afuera, solo Cedric se quedó en el vestíbulo, paralizado ante las acciones de sus amigos.

-Uh...eso se salió un poco de control-El moreno sacudió la cabeza y miro al mayor-Les estaba jugando una broma.

El hombre frunció el ceño y bajo las escaleras hasta estar frente al chico-No es gracioso James.

-Supongo que no para ellos-El otro notó la presencia del rubio y le sonrió con algo de vergüenza-Lo siento amigo...

Cedric a pesar de todo comenzó a reír, primero suave y luego una carcajada divertida, las mejillas se le habían puesto rojas, lo suficiente para resaltarle las pecas en el puente de la nariz. Solo veía bromas tan buenas con los gemelos Weasley, pero el chico de verdad lo había hecho temblar, sus amigos seguramente llegarían a las tres escobas pálidos y balbuceando alguna historia sin sentido, tendría que volver para impedir un verdadero escándalo.

-Eso ha sido genial-El rubio se alzó de hombros aún sonriendo-Pense que se darían cuenta que era una broma cuando apareció tu padre, pero en realidad fue un poco divertido.

El hombre le miro con cierta curiosidad-¿Como sabías que no les haría daño?

Cedric negó con suavidad-No se ve como el tipo de hombre que podría hacernos daño.

-Supongo que no-Asintió en respuesta-¿Te gustaría una cerveza de mantequilla?

-Me encantaría, pero creo que debo volver, pronto se darán cuenta que no estoy con ellos y son capaz de armar un escándalo, no quiero que pase algo así.

James frunció el ceño-Si vuelve, no queremos a nadie merodeando por aquí.

El mayor suspiró y miró a Cedric con algo parecido a la vergüenza-Somos nómadas, preferiría que no hubiera magos intentando sacarnos de nuestro campamento.

El chico se mordió el labio y asintió-Lo intentare, pero...¿Puedo volver el próximo fin de semana?

El moreno se acercó con curiosidad-¿Podrías taernos pastel de calabaza?

-Si.

El chico asintió en dirección a su padre-Yo mismo me encargaré de mantenerlo secreto-Luego empujó al rubio atraves de la puerta y directo hacia la valla-Esperame en la entrada de Hosgmeade la próxima vez, te llevaré directamente.

-Un segundo...-El otro se detuvo y se giró en su dirección-Me llamo Cedric Diggory, es un placer.

-Mi nombre es James y papá es Orión-El moreno sonrió-Tambien es bueno conocerte Diggory.

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