14-El mercado nómada

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Liberia abrió el refrigerador notando que solo tenía un par de cervezas y lo que estaba segura era un sandwich de la tienda, la comida que le había dado a Cedric la noche anterior la había ordenado del restaurante de la esquina, era quizás un poco vergonzoso pero estaba acostumbrada a pedir todo a domicilio, sin embargo sabía que su pequeño prefería otro tipo de menú. En Hogwarts los elfos se encargaban de la comida, pero en casa eso le tocaba a Amos, si se atrevía a llenar a Cedric de comida basura estaba segura que recibiría un aullador de parte de su ex esposo, tampoco quería ser una madre irresponsable, así que tomo la decisión de ir de compras para abastecerse.

—Vamos a tomar el desayuno afuera, tengo que conseguir algunas cosas…—Dijo mientras sonreía.

Cedric asintió con suavidad mientras iba a cambiarse, quizás podría obtener bollos calientes con huevos y tocino, sin embargo su madre lo llevo por callejones cerrados hasta una zona muy similar al propio callejón Diagon, un mercado improvisado en New York, había puestos, carretillas, pequeñas tiendas o simples mantas, todo dividiendo el espacio en puestos comerciales, su madre avanzaba decidida hacia las verduras y vegetales. El rubio fue detrás, más concentrado en abmirar su alrededor con curiosidad, había algo en aquel ambiente que le era familiar, como si hubiera leído de algo así en un libro, o quizás el susurro desordenado de una clase a la que no presto atención, su madre negociaba el precio de los tomates cuando se dió cuenta, nómadas, era un mercado nómada, había tal mescla de culturas, objetos, negocios, incluso idiomas, que solo podía tratarse de un mercado nómada.

—Tambien llevaré algo de cebollas y zanahorias…—La mujer se giró hacía su hijo y señaló hacia las papás—Quizas necesite algunas, podría hacerlas al horno.

El chico se giró hacía el vendedor con una sonrisa temblorosa—¿Esto es un mercado nómada?

El hombre asintió suavemente—El mercado es la primera zona, si te adentras por el pasillo central llegaras al asentamiento, tomamos el campo de béisbol abandonado.

Cedric se estremeció, un asentamiento nómada, quería ir, quería adentrarse y perderse, pensar que quizás entre las tiendas encontraria a James, leyendo un libro, comiendo pastel de calabaza o contándole una historia a los mas pequeños, una mano rígida en su muñeca detuvo su escape, al girarse vio la expresión obviamente confundida de su madre.

—¿A dónde vas?—Liberia frunció el ceño—¿Que está sucediendo realmente?

El chico se alzó de hombros—Yo…bueno…—Sin poder evitarlo se froto las manos en un gesto nervioso—Quiero ir a ver si puedo encontrar a un amigo.

—Vamos juntos luego de hacer las compras cariño.

Esa fue su sentencia de muerte, la espera puedo haber sido aún más insoportable si no fuera porque en realidad el mercado estaba lleno de cosas interesantes, su madre parecía conocer los lugares seguros, jalandolo del brazo cuando su inquietud tomaba el control hacía lo que aparentemente eran los equivalentes del callejón Kocnocturm, al final de sus compras la mujer se veía un poco exasperada, ya cansada de tener que lidiar con un adolescente inquieto, sin embargo comenzó su recorrido al asentamiento con buen pie.

—¿Este amigo es un amigo amigo o un amigo muy especial?—Liberia iba comiendo un pan relleno de queso derretido, lo que había mejorado un poco su humor.

Cedric sonrió de forma triste—Es quien me enseñó sobre los nómadas, pero en realidad no creo que lo encontremos.

La mujer se detuvo con una mueca confusa—¿No está aquí?

—Esta en una colonia de vampiros en Rumania…

Cedric iba a continuar explicándole a su madre porque en realidad no iba a encontrar a James, cuando una mano fuerte lo tomo de los hombros y lo empujó fuera del camino, estaba pro reclamar al desconocido pero fue interrumpido por el ruido ensordecedor de una estampida de Wampus, los felinos iban directamente hacia el espacio abierto que se divisaba atraves de algunas carpas, aparecieron tan repentinamente que el otro se dió cuenta que de no haber sido empujado hubiera terminado bajo sus patas.

—Eso estuvo cerca Sol.

El chico se giró hacía la voz con sorpresa, a su lado se encontraba una chica, delgada, con un abundante cabello castaño oscuro, casi negro, su mirada de ojos rojos le miro apenas antes de sonreír, en su boca de labios rosados se destacaban un par de colmillos demasido alargados para ser natural, Cedric calló en cuenta rápidamente de que se trataba de una vampiresa, no fue el único, su madre había sacado su varita casi al instante y apuntaba a la desconocida con mano férrea, ceño fruncido y lista para pronunciar su hechizo.

La chica aparto la mano con calma y la mantuvo arriba—No voy atacarlos, solo pensé que Sol iba a ser aplastado.

—¿Sol?—El rubio inclinó la cabeza confundido.

—Tu cabello brilla de manera hermosa bajo el Sol—La castaña saco la lengua de forma juguetona—Mi nombre es Bella, mucho gusto Sol.

El chico tomo una de las manos que seguía arriba, al tacto eran frías pero increíblemente duras, como tocar mármol, sin embargo la estrecho con confianza—Soy Cedric Diggory, un placer Bella. 

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