12-Polos opuestos

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"Vi en el profeta que avanzaste nuevamente al primer puesto por haber rescatado a Gabrielle Delacour al mismo tiempo que tú padre, me sentí algo indignado, fue mi idea y aún así te dieron el crédito.

Atte: Chico calabaza"

El rubio comenzó a escribir una respuesta en cuanto sus demás compañeros salieron de la habitación, Elías le había molestado un poco respecto a su frecuente correspondencia con su "novia", al parecer la noticia le había sorprendido, pues Cedric jamás la había mencionado, por esa razón prefería mantener sus palabras en privado, no quería a ningún curioso tratando de leer sobre su hombro y descubriendo que en realidad las cartas eran para James, tampoco quería explicar su existencia.

"Prometo compensarlo con pastel de calabaza la próxima vez que nos veamos, que probablemente sea después de las vacaciones de navidad, estaré un tiempo donde mi madre, América, New York. ¿Tu padre y tú viajarán algún nuevo lugar?¿Quizas alguno de los asentamientos más grandes?

Atte: Cedric Diggory"

La respuesta llegó dos días después, Hedwig tenía el plumaje desaliñado y parecía sumamente cansada, Cedric le ofreció tocino, además de tomarla en sus brazos y llevarla el mismo a la lechuceria, su estado era en realidad algo preocupante, al leer el contenido de la carta supo el porque.

"Lo olvide completamente, lo siento, papá y yo empacamos todo un día después de la prueba y tomamos rumbo hacia Rumania, pasaremos las festividades en una colonia de vampiros. Antes de enviar un reprimienda por favor deja que Hedwig descanse un poco, he enviado cartas hacia muchos lugares y debe de estar agotada. Prometo llevar recuerdos para la próxima vez que nos veamos.

Atte: James"

Cedric pensó que algo estaba mal, se sentía un poco traicionado, un poco triste, pero al mismo tiempo sabía que podía suceder, al final del día James era un nómada, un alma libre, y viajante, tomaría sus pertenencias y seguirá su rumbo por el mundo como siempre lo había hecho, quizás el solo fuera otra de las muchas historias que guardaría en su corazón para el siguiente amante. Lágrimas corrieron por sus mejillas mientras abmiranba el atardecer posarse sobre la copa de los árboles en el bosque prohibido, nunca le habían roto el corazón pero probablemente sentía así, amaba al moreno de una forma diferente, lo suficiente para que doliera su partida, y aún cuando le hubiera dicho que volvería, el rubio no sabía si podría soportar la espera, los nómadas solían alejarse de los lugares por lapsos de años, quizás para cuando el otro regresará Cedric ni siquiera estaría en Hogwarts.

El día que tuvo que tomar un trasladador hacia New York su padre le pregunto si estaba bien, había vuelto del castillo en un aura taciturna, apartado de casi todas las actividades que le hacían feliz, ignoro la invitación de los Weasley a jugar Quiddicht o la petición de la pequeña Lovegood para ir a nadar al estanque, incluso había dejado morir la planta que el heredero Longbottom le envío como regalo de navidad, era simplemente un actitud demasido gris para el chico. Cedric le aseguro a su padre que todo estaba bien, que solo estaba pasando por un corazón roto, el hombre le palmeo el hombro con suavidad y sonrió, tan dulcemente que el rubio pensó que nadie en este mundo podía quererlo tanto como aquel mago.

—Sanaras con el tiempo muchacho—El mayor se acomodo las gafas sobre el puente de la nariz—Saludame a tu madre y recuerda escribir.

El otro asintió con suavidad—Lo haré papá, te amo.

—Y yo a ti.

A diferencia de la aparición, en el trasladador todo daba vueltas, giros cerrados que solían confundir a cualquiera, Cedric sin embargo llevaba demasiados años viajando de aquella forma, tenía entrenado su cuerpo para aterrizar en ligeras caminatas, solo quizás el y el agente del ministerio llegaron a destino sin inconvenientes, los demás usuarios salieron dando vueltas y uno cuántos vomitaron, era tan común que nadie se sorprendió. Su registro en la aduana no llevo demasido tiempo, una firma aquí, una foto allá, un trabajador social se aseguró de que estuviera en perfectas condiciones antes de llevarlo con su madre, era tan rutinario que Cedric podría jurar que había activado en si mismo un modo autómata.

Su madre le esperaba a las afueras del ministerio, llevaba un traje de dos piezas color azul marino en conjunto con una camisa blanca, se había cortado el cabello en un look más dinamico, la mujer le sonrió suavemente al verle y le dió un beso en la mejilla que probablemente había dejado marcado su labial rojo.

—Hola cariño ¿Cómo estás?

Cedric suspiro suavemente—Cansado.

La mujer asintió con suavidad, la luz haciendo reflejos en su cabello blanco—Vamos a casa, podras tomar una siesta antes de la cena.

Algo había cambiado ligeramente, algunos adornos eran nuevos, la disposición de los muebles era diferente y estaba seguro que la última vez su madre no tenía tantas plantas, prefirió no mencionar nada mientras iba a su habitación, en ella tambien habían cambios, la cama era más grande, al igual que el armario, también estaba el hecho de que el papel tapiz de escarbatos había sido retirado, en su lugar había paredes de color blanco, Cedric se fijo que lo único que en realidad no había cambiado eran sus estrellas brillantes en el techo, un regalo de su madre cuando tenía diez años y fueron al mundo muggle.

La mujer apareció en el umbral de la puerta, parecía un poco nerviosa—Lamento haber cambiado todo pero creí que la habitación era demasiado infantil.

El chico nego con suavidad mientras se dejaba caer en la cama—Esta bien, en realidad lo agradezco.

—¿Cedric que sucede?

El rubio cerro los ojos y frunció el ceño, estaba reteniendo las ganas de llorar—Estoy bien mamá, solo necesito descansar.

Liberia pasó una mano cariñosa por la mejilla de su hijo antes de abandonar la habitación, le daría el tiempo para adaptarse y contarle lo que le agobiaba cuando estuviera listo, era un adolescente pasando por muchas cosas, el torneo de los tres magos eran pruebas exigentes y el chico tenía excelentes notas aún con toda la presión, si algo como un corazón roto se interponia en su camino, era más que compresible que su cerebro agotado lo mandara a un estado un poco gris, ella se encargaría de levantarle el ánimo respetando su espacio. 

Cedric abrió los ojos para el anochecer, lo sabía por las pocas luces que entraban por su ventana, le indicaron que probablemente era bastante tarde. En la barra de la cocina le esperaba un plato cubierto de puré de papas, algo de carne, y guisantes con zanahorias, todo junto a una nota de su madre, su impecable caligrafía en tinta verde.

"Usa el microondas con cuidado para calentar todo.

Mamá"

Una ligera sonrisa abordó sus labios, su madre era del grupo de personas mágicas que utilizaban los avances tecnológicos muggles para mejorar su vida, eso podía notarse en muchas de las cosas que había en su departamento, los electrodometicos, la tele o incluso el internet, su madre no podía vivir sin su actualización a tiempo real de la bolsa. Todas esas cosas habían impulsado el divorcio de sus padres. Amos Diggory era un hombre chapado a la antigua, viviendo aún entre las reglas y tradiciones de los sangre pura, se había enamorado de la fascinación de Liberia por las cosas nuevas, pero cuando su curiosidad fue tema de conocimiento público todo comenzaron a tensarse, a cambiar, el rubio recordaba con claridad el día que su madre empacó sus cosas y se fue durante un mes, la próxima vez que la volvió a ver ya se había establecido en New York, traía los papeles de divorcio y un acuerdo de custodia compartida.

La comida estaba buena, le hizo pensar en lo mucho que extrañaba a su madre, trataría de pasar la navidad tranquilo, tenía que al menos conseguir una planta exótica para disculparse con Neville, en su estado depresivo había dejado morir la que el había enviado, se sentía culpable, el chico había tenido que cumplir castigo con Snape, pues el hombre había supuesto correctamente que el autor del robo era el Gryffindor, lo curioso del asunto fue que cuando le sugirió al castaño hablar con el jefe de Slytherin para tomar algo de la culpa, este se mostró nervioso, más bien incómodo, Cedric prefiero dejarlo estar, quizás a Longbottom le gustaba Snape, amores más raros que esos surgían a cada segundo.

Volvió a su habitación para ordenar sus cosas y escribirle a su padre, estaría esperando noticias, aprovecho también de enviar una carta de disculpa para los Weasley y otra para Luna, la niña lo consideraba un amigo, la diferencia de edad nunca había sido un impedimento para disfrutar de las ocurrencias de la rubia, solo quizás una pequeña molestia cuando alguien les sugería que harían una buena pareja, Luna había manifestado tener más interés en los seres o criaturas que en su propia especie, Cedric lo respetaba, además de que su relación de amistad estaba ya en un punto de hermandad, no había ni un poco de interés romántico.

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