3_Phillipe

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FLASHBACK

Un grupo de niños jugaba al futbol. Eran gritones, algo que sin duda Begoña reprobaría, pero Polo había visto como los otros padres no eran como Begoña.

Estaba sentado en el suelo y agarraba sus piernas para que queden pegadas a su pecho. El entrenamiento de hoy ya había terminado y algunos padres estaban llegando para buscar a sus hijos. Los niños cuyos padres aún no habían llegado aprovecharon para seguir jugando.

Eran unos niños algo tontos según Polo. Un niño llamado Pedro era algo así como el líder de la camarilla y él había reunido a todos para que siguieran jugando hasta que llegaran sus padres. Entre esos niños estaban Samuel y Polo. La diferencia era que Samuel si estaba invitado a jugar, Polo no.

No es que eso sorprendiera a Polo, pero igual lo hería. Aunque no lo haría saber a nadie. No les daría el gusto.

No entendía muy bien porqué eso sucedía. Samuel y él eran mejores amigos. Bueno, para Polo Samuel era su único amigo y siempre estaban juntos, pero el resto de los niños parecían hacer una tajante diferenciación entre él y Samuel. No entendía que veían de diferente entre ellos, pero, claramente, Samuel era el preferido. Pero Samu era un buen amigo y jamás lo abandonaba.

Incluso ahora, había visto a Polo sentado allí solo y decidió dejar el partido de futbol e ir con su amigo. Samuel le había dicho a Pedro y sus amigos que también incluyeran a Polo en el juego, pero la excusa fue que si estaba Polo no tendrían equipos pares. Como si fuese una verdad universal que el que sobraba era Polo.

Polo no lloraría. Begoña se enojaría con él si lo hacía. Cuando Samu quiso defenderlo, le mintió que no importaba, que estaba exhausto y quería sentarse hasta que su padre llegara a buscarlo.

Samuel se sentó junto a él.

-¿Por qué no estás jugando?-preguntó Polo.

-Estoy cansado-dijo Samuel y Polo supo que mentía.

A Samuel jamás le faltaba energía. Su padre había dicho que Samuel tenía las baterías que a Polo le faltaban. A veces era difícil seguirle el ritmo de juego. Así que Polo sabía que Samuel se sentaba junto a él para no dejarlo solo. Y eso lo hacía sentir peor porque sentía que era como una especie de peso muerto en la vida de su amigo.

Pero esta era una más de todas esas ocasiones. Siempre esperaba que fueran los entrenadores los que eligieran los equipos para jugar porque cuando eran los propios niños los que lo hacían, Polo siempre era la última opción de todos. Samuel era de los primeros en ser escogidos.

Era extraño, pero Polo se sentía mal con todo eso, pero a la vez Samuel le inspiraba confianza y protección. Era extraño como una persona podía despertar dos cosas tan contradictorias entre sí. Como Begoña, a quien Polo temía, pero a la vez amaba.

Miró de reojo a Samuel. El castaño miraba a los otros niños como si realmente deseara ir a jugar con ellos. Polo podría decirle que fuera, que no importaba si él se quedaba ahí solo, pero sabía que no lo haría. Samuel era testarudo y se quedaría junto a Polo. Esa idea era algo triste, pero reconfortante. Samuel nunca lo dejaría, nunca lo odiaría...

Vio que algo sobresalía del bolsillo derecho del pantalón de Samuel. Era un sobre de color celeste. Sabía lo que era. Pedro había estado repartiendo invitaciones para su fiesta de cumpleaños. Samuel de los primeros en recibir la suya. Polo jamás lo hizo. Realmente esperaba que su padre fuera rápido a buscarlo.

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-Me voy a caer-se quejó la pequeña Carla de 6 años con mucho temor.

-No te vas a caer-dijo Cayetana riendo-yo voy a sostenerte.

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