7_Caín y Abel

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Samuel jugaba videojuegos con Guzmán y sus personajes elegidos luchaban entre sí en una ciudad en ruinas. Ambos habian elegido personajes femeninos pero Samuel no podía concentrarse ni en la batalla ni en las dos chicas con enormes tetas luchando (por alguna razón todas las mujeres en los videojuegos tenían tetas enormes).

-¡Gané!-dijo Guzmán-cuarta vez que te ganó.

La mente de Samuel estaba en cualquier lugar menos en el juego y Guzmán. En realidad, Samuel tenía toda su atención en cierta rubia y el beso que dos dias atrás había tenido con ella frente al lago de Las Encinas.

En parte creía ser un perdedor si un simple beso lo tenía tan atrapado. Es decir, habia besado chicas antes y había besado a Carla especificamente. Ya había follado con una chica mayor que él. Esa experiencia debería hacer que un simple beso no tuviera tanta importancia para él.

Pero no era el beso. Era ella.

Ahora podia pensar en ella sin el rencor de por medio y estar seguro que ella sentía por él lo mismo que él sentía por ella. Ya no podía culpar a su error por desamor o elitismo. Era simplemente un error que tenia bases y antecedentes mas profundos para ser simples rasgos de su personalidad. Y, aunque le costara, podía vivir con eso. Podía amar a Carla sin idealizarla.

El problema para Samuel radicaba en su persistente miedo a volver a ser lastimado. Deseaba darse una oportunidad con Carla pero temía hacerlo. Porque si bien comprendía que Carla no era esa bruja insensible y elitista que su mente quiso formar, sabía que lo que motivó su accionar en el pasado seguía allí. Temía que ella volviera a ponerlo en esa posición de vulnerabilidad. El romántico que vivía dentro de Samuel aún creía que ella podía decepcionarlo.

Toda su experiencia con Carla le habia enseñado que el amor no era perfecto.

Carla tampoco lo era.

Tampoco lo era él. Como ella tuvo miedo de defenderlo cuando debió ahora él tenía miedo de darle otra oportunidad. Y Samuel sabía que esos miedos no anulaban el amor que ambos sentían pero podían influir en sus acciones.

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El cerebro de Carla se habia desconectado hace rato del aburrido monólogo de Lu. Mientras Lu hablaba y hablaba sobre el proximo viaje que haría o qué vestido se compraría, la mente de Carla viajaba por otros lugares.

En realidad Carla sentía que era un castigo silencioso hacia su mejor amiga por evitar responder cuando le preguntó porqué pasaba tanto tiempo con Rebe últimamente.

Ignorar a Lu (al menos dentro de su cabeza) era un castigo adecuado para alguien tan egocéntrico y necesitado de atención como Lu, aun cuando no se diera cuenta.

Pero Carla tenía más razones que Lu para encerrarse en su propio mundo. Su mente terminaba siempre divagando hasta llegar al mismo punto. Samuel.

Carla estaba consciente que había avanzado demasiado con él últimamente. Podían saludarse y tener conversaciones corteses. Muy diferentes a la indiferencia y el rencor de antes.

Y el beso. Si, Carla no dejaba de pensar en el beso frente al lago. Él no la habia rechazado. La Carla del último verano jamás se habría imaginado algo así.

Aunque si debía ser más precisa tenía que admitir que Samuel hizo mucho mas besarla, le habia dicho que la amaba. Eran pasos gigantes para un Samuel que se había encargado de cerrarse emocionalmente a todo el mundo.

Pero Samuel seguía en citas con Ari a pesar que besaba a Carla y le declaraba su amor. Y si bien esto fastidiaba a Carla, ella entendía la razón que había por detrás. Porque habia una emoción que podía eclipsar al amor y ese era el miedo.

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