LAZOS

9_PERSECUCIÓN

Samuel miraba una película, o al menos lo intentaba. Lo cierto es que su atención era difícil que su enfoque en la trama de la película dado que desde hace días su mente estaba en otras cosas. Incluso en el trabajo andaba distraído y Omar y otros empleados habían tenido que llamarle la atención.

No había vuelto a hablar con Carla. Polo o cualquier otro siempre andaban cerca. Y con Polo habían vuelto a su fría relación de siempre. Encontrarlos juntos en el cuarto de Lu no ayudó, aunque solo estuvieran hablando.

Había querido regañar a Rebe por su intromisión, pero finalmente no pudo, ella lo había hecho con buena intención y no podía negar que tenía razón. no podía priorizar la falsa felicidad de Polo antes que la suya real. Porque Samuel lo sabía ahora: estaba enamorado de Carla y ella de él. Y no era bueno que Polo se engañara. Era mejor para él despertar y saber que a Carla solo lo puede unir una amistad.

Pero eso también lo ponía nervioso. Él no quería que Polo sufriera. Desde los 6 años había aceptado la misión de protegerlo como a un hermano. Sabía lo frágil y débil que podía ser. No quería que Polo sufriera y menos si el propio Samuel era la causa. Pero ¿acaso evitarle la realidad por más dolorosa que fuera no era hacerle un daño mayor a largo plazo?

Además, Rebe también tuvo razón en algo más, y es que no podía querer recuperar su amistad con Polo si iba a ser tan desigual. No podía cuidar el corazón de Polo si él no cuidaba el suyo. Polo sabía lo que Samuel y Carla sentían entre ellos y lo más honorable que podía hacer era hacerse a un lado, conservando su amistad con Samuel. Quizás el problema era que, en el fondo, Samuel esperaba muy poco de Polo y cargaba con todo el peso de la amistad.

El timbre sonó y le puso pausa a la película. Daba igual, no es como si le hubiera estado poniendo mucha atención.

Esta vez, no se sorprendió al ver a Carla al abrir la puerta.

-¿Cómo conseguiste mi dirección?-preguntó en broma-¿me estás acosando?

-Si-dijo Carla con sarcasmo-te seguí desde tu trabajo. O se lo pregunté a Marina. Tú eliges la opción que prefieres.

Samuel le sonrió y se hizo a un lado para que ella entrara.

Carla miró el lugar. Era sencillo pero acogedor. Como Samuel.

-Debemos hablar, Samuel-dijo ella-mejor dicho, terminar la charla del otro día.

-Lo sé-dijo él-es que siempre estamos con otras personas y no parece nunca ser el momento correcto. Pero ahora estás aquí. De hecho, puedes cenar conmigo.

-¿Qué plato exquisito y muy elaborado has preparado para mí?-dijo ella en burla.

-Macarrones recalentados-dijo él con falso y gracioso orgullo.

-Me siento halagada-dijo la rubia.

-No deberías-dijo Samuel-cuando me visita Kim Kardashian preparo filete mignon.

Ella lo golpeó en el brazo, pero lo acompañó hasta la cocina.

Sabían que tendrían que hablar y tomar una decisión, pero eso no les impidió que por el momento disfrutaran de los macarrones de Samuel.

-Eres todo un gourmet-dijo Carla en broma.

-Atrae a las mujeres-bromeó Samuel.

A Carla le causó gracia, pero muy dentro suyo un poco se sintió molesta. Aunque eso no lo diría.

Hablaban de otras cosas sin entrar aun en lo que realmente les interesaba. Terminaron de cenar y Carla se puso de pie. Mientras Samuel lavaba los platos, ella observaba las fotografías que había por ahí. En una vio una de un viejo cumpleaños de Samuel. El niño estaba frente a su pastel soplando las velas y junto a él Carla reconoció a Nano, el novio de Marina, a quien había visto en un par de ocasiones. Vio a la que supuso era la madre de Samuel. Era una mujer hermosa. Carla sonrió al ver al pequeño Samuel. Tenía las mejillas sonrosadas, lo que le daba un aspecto muy adorable. Tenía un enmarañado cabello castaño y esas largas pestañas que aún conservaba. La impactó un poco reconocer a Polo al lado de Samuel. Parecía feliz.