05. Las paces

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Martes 7 de septiembre, 2021.

Marie Mernes.

Me desperté temprano, pero me quedé haciendo fiaca un rato en la cama hasta que me acordé que tengo a la niñera de Agostina durmiendo en sillón del living. Me levanté de la cama e hice mi rutina diaria que hago por las mañanas y luego me dirigí a la cocina, living.

—Buenos días —digo cuando veo despierta con el celular entre sus manos—, ¿cómo dormiste? ¿Querés desayunar?

—Si, está bien —contestó levantándose.

No sé porque desde el orincio esta chica me cayó bien, pero raramente porque su forma de actuar es muy diferente a las que haya conocido. Es como confianzuda, pero a la vez no. Cómo que realmente no muestra su verdadera personalidad. Puede ser por miedo.

—¿Hoy trabajas? —preguntó mientras desayunábamos.

—Eh, no, pero tengo que ir a una cena de trabajo, ¿puede cuidar a Agos, no? —la miré y ella asintió.

Luego de haber desayunado ella se marchó. No hablamos nada de lo que pasó ayer porque realmente siento que no está preparada para hacerlo y yo no quiero obligarla, sobre todo porque entiendo lo que debe estar sintiendo en estos momentos difíciles. Ayer le dije que se quedará porque ya era tarde y ella dijo "si" sin ningún problema.

Agostina me estuvo toda la tarde gastando que quería ir a al parque así que fuimos un ratito de paso paseabamos a Rock que ya estaba bastante tiempo encerrado. Después, ordene la casa porque con una hija tan rebelde como lo es la mía es imposible mantener el orden y la limpieza. Estuve un buen rato hablando por teléfono con mi hermano, primos y cuñada. Los extraño un poco, si solo un poco porque estoy muy concentrada en lo mío y en el nuevo encuentro que voy a tener con Julián hoy a la noche. Estoy nerviosa, pero de todas formas voy a ir porque de alguna manera soy parte de eso. Por suerte Valentín me pasó por email toda la data así que ya tengo más o menos una idea de lo que es y se va hacer.

—Mami, estos te van a quedar lindos —su vocesita hermosa hace que la mire atenta y sonriendo.

—Ok mi amor —agarré los aretes que me alcanzaba.

Me vestí lo más formal posible o elegante porque se supone que es una cena formal, seria, o algo así. No me puse vestido, pero si me puse un pantalón de vestir color verde con un top verde más oscuro y unas zapatillas blancas como de costumbre. Encima me voy a poner un saco verde más oscuro que ya parece casi negro, pero es un tipo de verde. Llevaría una cartera negra porque es lo único que me queda. De acuerdo al maquillaje no me puso mucho, un poco de base, brillo en los labios y me delineó los ojos, también marque más a mis cejas ya que son el marco del rostro. Me quiero ver bien dentro de todo. El cabello lo llevaría suelto ya que además de no saber hacerme peinados, no lo tengo largo y es mejor suelto. En mi muñeca izquierda tengo el hilo rojo que me une a Julián, o me solía unir porque ahora ni eso nos une.

—¡Hermosa mami! —se emociona Agostina al verme.

—Gracias mi vida —sonrió dándole un beso en la mejilla dibujandole de alguna manera mis labios.

—Ay, mami —se queja, pero al verse al espejo sonríe viendo el dibujo de mis labios en su mejilla—. Te amo mami, te va ir increíble porque estás increíble.

—Gracias mi amor, te amo —la abrazo suavemente.

—Ay, me pasaste tu perfume mmm, rico —sonríe.

—Bueno mi reina, me tengo que ir. Portate bien con Lula, si. Mañana tengo libre así que pasaremos el día juntas si mi amor —dejó un besito en su cabecita.

Agostina | Julián Álvarez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora