08. La verdad sale a la luz

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Martes 21 de septiembre, 2021.

Marie Mernes.

Agarró la mano de mi hija para dirigirme hacía la salida junto a mi hermano a lado. Hay un montón de personas saliendo del cine al igual que nosotros, pero entre ese montón se destaca una sola persona que se encontraba con un conjunto deportivo color negro que llevaba el infaltable escudo de River. Suspiro al ver a Julián y a lado la rubia Luciana Salazar.

—¿Vas hablar con él? —pregunta mi hermano agarrando la otra mano que quedaba suelta de Agostina.

—No —niego y continúo caminando.

Agostina iba tranquila jugando con su muñeco metálico de Pokémon que se lo regaló el padrino hace unos días en una de las salidas que tuvimos el fin de semana.

—¡Mami, Shulian! —grita llamando la atención de algunas personas que pasaba por lado nuestro. La miro y trato de evitar que nos detengamos, pero ella no dejaba de mirarlo hasta que él nos miró y caminó hacia nosotros.

—Tenes que ponerte la campera mi amor —le digo llevando hasta donde se encontraba el auto estacionado.

—Hola Mar —su voz sonó detrás mío erizandome todo el cuerpo y poniéndome aún más nerviosa de lo que ya estaba—. Hola Agos —la saluda y ella sonríe contenta.

—Julián —susurró mirándolo.

—¿Querés hablar ahora? —pregunta mirándome y pude notar que su mirada ya no era aquella llena de amor que me derretía apenas la veía, ahora era más bien una fría que me congelaba cada vez que la veía.

—Hola Julián —aparece Mateo y se saludaron con puños lo cuál me pareció muy raro ya que se solían llevar mal cuando nosotros solíamos ser novios. Supongo que todo cambio al paso del tiempo también no? Parece—. ¿Van hablar? —preguntó y yo rápido negué con la cabeza y enseguida tuve ambas mirada en mi perfil.

—¿La que está ahí es tu novia? —interrumpe Agos mirando a Julián y lo único que quería era que responda.

—Es una amiga —contestó él dedicándole una sonrisa y luego echo un vistazo a la mujer que lo esperaba.

—Agos, mi vida, ¿querés ir subiendo al auto? —la miro.

—Si, pero primero quiero despedirme de Shuli —sonrió al ver cómo lo abrazaba y Julián le besaba la mejilla. Me daban ganas de llorar al ver aquella escena tan tierna.

—Nos vemos después Agos —le dijo Julián antes que mi hija se subiera al auto perdiéndose de vista.

—Ok, ahora pueden hablar ustedes, yo voy a ir llevando a Agos a la casa —habla Mateo confundiéndome. Realmente no sé si estoy preparada para hablar con Julián y más sobre este tema que es súper delicado.

—Eh, no sé... —murmuro sin saber que decir.

—No, mejor no hablemos nada —habló Julián haciendo que lo miré rápido—. Gracias Mateo por todo, que pena que no nos hayamos podido ver, pero bueno, espero que tengas un buen viaje y algún día nos podamos ver cómo amigos —se saludo con Mateo partiendome nuevamente el corazón—. Chau Mar, no te voy a forjar a hablar.

—Pa... —me calle cuando vi que ya se iba con la rubia.

—Lenta peor que tortuga —murmura Mateo.

—¡Mamá! —el gritó de Agos me hizo subir al auto.

Conducí hasta del departamento sin decir ni siquiera una sola palabra. Al parecer Mateo tampoco quería hablar porque ni siquiera intento decir algo, ya sea bueno o malo, simplemente me ignoro. Ahora llegue a pensar que fue él quién organizo este encuentro con Julián tratando de que fuera una casualidad.

Agostina | Julián Álvarez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora