𝐒𝐢𝐦𝐩𝐥𝐞𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐯𝐢𝐯𝐞

262 21 7
                                    

La música, junto a la gente, se había acabado, de todas las personas que habían estado hace unos momentos, solo quedaban ellos, y un par más, celebrando lo que lograron.

Su celebración tenía alcohol, no en grandes cantidades, pero sí lo suficiente, para poder emborrachar a ciertas personas, en las cuales se encontraban Villamil y Simón. Ambos estaban diciendo y bailando como tontos. Poco faltaba para que cayeran rendidos al piso o que vomitaran todo lo que habían consumido.

Aunque entre toda esa euforia, estaba Isaza, quien estaba algo intranquilo, ya que no quería que sus amigos hicieran algo de qué arrepentirse. Aunque su preocupación, se centraba mayormente en cierta persona con la que compartía nombre.

Creo que ya es hora de detenerlos, antes de que hagan una idiotez —Le aviso a Martín, quien no había tomado nada y solo se reía de lo que hacía su hermano, junto a su amigo—.

Oh, sí, Nath lo va a regañar —Agarró sus cosas, para acercarse a su hermano— Despídete Simón.

Sí, adiós a todos y buenas noches —Sonaba muy alegre, a pesar de tropezar al caminar—.

El más alto se acercó a Villamil, quien estaba tomando algo de agua, que le había pasado alguien de seguridad.

Es momento de que usted y yo nos vayamos —Hablo lo suficientemente bajo, para que solo los dos lo oyeran. El ojiverde volteó a verlo, haciendo que casi se ahogara con el agua, ya que se río con la botella en sus labios—.

Si —Quiso caminar hacia su mochila, aunque se tropezó al intentarlo, pero por suerte, el mayor lo agarró del brazo— Oh, fuertes brazos, gracias, lindo.

El robusto se río, para ponerlo de pie de nuevo, mientras se ponía la mochila del contrario, sobre su hombro derecho y caminar junto a él, rumbo al estacionamiento.

A ver —Metió las mochilas en los asientos traseros del auto— Usted irá al lado mío, al frente, para vigilarlo, así que, deme las llaves —Metió sus manos, en los bolsillos delanteros del ebrio—.

¡Eh! —Intento darle un empujón, pero su cuerpo no reaccionó y cayó encima del mayor— Al menos invíteme a un café primero —Las risas de ambos se escucharon por el estacionamiento, casi vacío—.

No sea idiota —Abrió la puerta del copiloto, acomodándolo en el asiento. Fue toda una odisea, colóquele el cinturón de seguridad, ya que Villamil se movía sin parar, mientras tarareaba la melodía de A dónde vamosSi no se queda quieto, le ju-

Te dije, te amo —Tararea con una sonrisa, haciendo sonrojar al más alto, quien al fin pudo colocarle el cinturón y cerrar la puerta, con seguro—.

[...]

Usted me va a deber una grande, por esto — Isaza cargaba a su amigo, quien estaba como un koala abrazándolo por el pecho—.

Claro que sí, pero me gusta verlo desde aquí, puedo escuchar su corazón y esa linda cara —Se acomodó mejor entre los brazos del mayor, causando varias cosas en el cuerpo de este— Su corazón comenzó a latir más rápido.

Debe estar oyendo mal —Abró la puerta, como pudo, para dejarlo en la cama— Ahora suélteme, que quiero irme a mi cama a dormir —El más alto intentaba liberarse del agarre Villamil—.

Duerma acá, conmigo, como cuando éramos niños —Propone, haciendo que el robusto, sé pusiera nervioso—.

No- —El ojiverde comenzó a jalarlo, con fuerza, haciendo caer al lado de él— Déjeme, que tengo que ir a mi casa.

Quédese aquí —Jalo al mayor, para cerrar los ojos, haciendo que este frunciera el ceño, por el olor a alcohol—.

De acuerdo, pero mañana me debe traer el desayuno —Se rindió, para quitarse las zapatillas de los pies, mientras estiraba la cobija y cubría a ambos—.

Todas las que quiera, y si quiere también los almuerzos, junto a cenas.

Era juego- —Se calló en el momento que sus labios chocaron—.

Tardó unos segundos en entender qué era lo que pasaba, aunque cuando lo hizo, siguió con el beso del contrario, al separarse ambos se quedaron sin aire para respirar.

Yo-

Cállese, mañana hablemos de eso, ahora solo quiero guardar este recuerdo —Se acomodó entre los brazos del contrario, intentando dormir—.

Isaza comenzó a unir todos los puntos, para entender todo lo ocurrido y reírse en voz baja. Acomodó a su amigo, para apegarse más a él y también cerrar los ojos.

Tal vez sean un poco mayores, pero era momento de afrontar esos sentimientos de adolescentes enamorados que guardaron por tanto tiempo, es momento de vivir y sentirse feliz amándose, sin importar qué o quién les dijera algo. 

Les aseguro que ni yo supe qué rumbo iba a tomar esto, pero bueno ahí hay un nuevo one shot, apropoxito, perdón por la calidad de los separadores

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Les aseguro que ni yo supe qué rumbo iba a tomar esto, pero bueno ahí hay un nuevo one shot, apropoxito, perdón por la calidad de los separadores.

𝗢𝗻𝗲 𝘀𝗵𝗼𝘁𝘀 𝗜𝘀𝗮𝗺𝗶𝗹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora