El ruido ocasionado por la campana, que se encontraba encima de la puerta de la tienda, suena con más fuerza de la usual al abrirse, causando que los presentes voltearan a ver a quién había decidido ingresar con aquella intensidad.
Un chico de ojos color verde de aproximadamente veintisiete años, con una barba notoria, unos lentes de sol guardados en el bolsillo de su camisa, además de tener toda la cara sudada y la respiración alterada, debido haber corrido una gran distancia a pie.
—¿Está Juan Pablo? —Fue lo primero que preguntó Villamil una vez recuperó el aliento—.
Un chico de baja estatura y pelo teñido hizo una mueca mientras se acercaba a él, dejando a un lado la maceta que tenía en sus manos, ya que no quería romperla o lanzarla a nadie, ya que le gustaba cómo olía aquella flor que con tanto esmero cuidaba.
—¿Qué se te ofrece, Villamil? —Preguntó enojado de verlo ahí, después de todo lo que le había causado a su mejor amigo—.
—¿Está acá? —Dio un paso hacia el frente, mientras miraba a todos lados de la tienda, esperando encontrar a cierto chico con sombrero. Aunque por su apariencia y antecedentes parecía que en cualquier momento comenzaría repartir golpes, buscando respuestas, cosa que asustó a Martín, haciéndolo retroceder— Perdón —Se disculpó al darse cuenta de sus acciones, no deseaba asustar al chico, menos si este tenía respuestas—.
El menor carraspeó, intentando demostrar que era fuerte, no quería verse débil y decirle la ubicación actual de Isaza. Martín tenía una idea de lo que podría ocurrir si le decía la ubicación de su amigo a Villamil.
—Solo díganme donde está —Su mirada llegó al mostrador, encontrando a Simón recostado en este, siendo indiferente a la situación—.
Villamil sabía que el teñido no diría ni una palabra. Martín conocía bien lo ocurrido entre él e Isaza, casi como si hubiera estado ahí presente, mientras sucedía todo, así que esperaba que Simón lo comprendiera y le diera la información necesaria.
—Por favor, necesito arreglar esto —Al decir aquello, el de uñas pintadas levantó la mirada de su libro, observando la desesperación en la cara del ojiverde—.
—Villamil —El nombrado estaba preparándose para irse corriendo, ya que estaba seguro de que Simón le diría la respuesta que tanto deseaba— Déjelo ir —Fue lo único lo que dijo, para volver a concentrarse en el libro que tenía entre sus manos—.
—Chicos, por favor —Villamil se encontraba desesperado, así que se sintió obligado a rogar— Solo quiero decirle que lamento todo, que me perdone —Villamil estaba conteniendo todas las lágrimas que amenazaban con salir, no quería humillarse más, solo deseaba que los Vargas le dijeran la verdad y poder ir tras Isaza— Que lo que paso con Gabriela fue una-
—¡Ya cállate! —Grito Martín irritado, mientras se acercaba al mayor con cierto miedo de lo que haría— No te vamos a decir a dónde se fue, ni aunque se esté muriendo —Levantó su dedo, empujando a Villamil con este, logrando que retroceda— Todo lo que él tuvo que soportar, solo por usted, todas las cosas que él hizo por usted, tú sabías bien como lo pasaba y no hiciste nada para cambiarlo, así que no vengas a pedirnos nada, no después de solo buscarlo cuando tú lo necesitabas, sin importarte cómo se sentía —Con cada palabra que soltaba, le daba un empujón con su dedo— ¿Acaso te importo cuando él se sentía una mierda o cuándo él lloraba sin control en las noches? —Villamil se quedó sin palabras, ante lo dicho por Martín y le recalcara cada cosa que ocasionó la huida de Isaza— Así que váyase de acá y recuerde que él se aleja por usted, y cuando él decida volver y me entere de que usted lo sigue buscando, le juro por mi madre, que tendrán que amarrarme para que no lo mate —Dio el último empujón haciéndolo chocar con la puerta, Villamil tardó unos segundos en comprender lo que había ocurrido, hasta que decidió salir del establecimiento de una vez por todas—.
Cuando se encontraba afuera del establecimiento, se quedó inmóvil pensando en todo lo ocurrido y lo dicho, hasta que decidió dirigirse a su casa. Necesitaba pensar qué hacer ahora que le exigían alejarse de la vida del chico del sombrero.
Este oneshot pudo quedarme mejor, pero es lo que pude rescatar. Llevo una semana sin poder escribir y esto es lo mejor que pude sacar de los oneshots desechados que tenía guardados.
Aunque no sea ni el más largo ni el más interesante oneshot que he publicado, espero que les haya entretenido y disfrutado.
Agradezco a quienes han apoyado estos oneshots y lo que están apoyando, porque el próximo año intentaré ir con unos más interesantes. Feliz año nuevo, los veo en la próxima nota bye. <3