Ver películas en el cine no era del agrado de Juan Pablo, prefería ver la película pirateada en su casa con un montón de dulces, cuáles podría comer tranquilamente, que tener que estar en el cine y tener que aguantar desde la bulla de varias personas hasta niños llorando en plena película, además de que varias personas lo reconocieran a él y a sus acompañantes. Un par de cámaras no era un problema para él, estaba acostumbrado a ello, pero no estaba del mejor humor y había mucha gente que los volteaba a ver.
—Desearía estar en la casa —Murmuro una vez las luces de la sala se apagaron, logrando ser escuchado solo por su compañero de asiento—.
—Yo también, pero Marto está en un momento difícil, y debemos estar en su lado apoyándolo —La respuesta de Isaza fue en el mismo tono de voz que había usado el menor para hablarle— Además, es divertido venir al cine —Villamil alzó una ceja ante la respuesta, haciendo que su novio se riera—.
Rodó los ojos, para ver la película, mientras tomaba de su bebida. La película no le llamaba la atención, por diversas razones, entre las que estaba que era una película de terror y otra de las razones es que era parte de una saga, de la cual nunca había visto antes, así que no tenía ni idea de las referencias a personajes que eran mencionados y provocaban una exclamación a los demás.
—Hijueputa —Claramente había escenas que lo asustarían, como la de hace unos momentos, cuál logro hacerlo soltar un insulto, mientras buscaba la mano de Isaza, para poder tranquilizarse— ¿Qué es esto? —Se sintió confundido al sentir una superficie helada, haciéndolo voltear a ver que había tocado, percatándose que era el vaso de Isaza. Quien estaba comiendo palomitas de lo más tranquilo. Claro, este conocía bien el miedo de su novio, además de que percatarse de la mirada que le daba, ya que tomó su mano, mientras le regalaba una sonrisa reconfortante, que no se podía apreciar por nadie más debido a la oscuridad de la sala—.
Villamil recostó su cabeza en la silla, para seguir viendo la película, intentando verle lo interesante, cosa que funcionó, ya que comenzó a entender la trama. Había momentos de suspenso, cuando le pusieron los pelos de punta, cosa que no le sorprendió a sus acompañantes.
A pesar de haber visto antes varias películas de terror, a causa de Isaza y su fanatismo por estas, el ojiverde seguía asustándose fácilmente cada vez que veía algo de terror. Aunque, a pesar de todo, lograba verle el lado bueno a eso, puesto que Isaza tomaba su mano, cada vez que había una escena que podría asustarlo, intentando tranquilizarlo, cosa que el menor apreciaba.
Al transcurrir por lo menos la mitad de la película, Villamil volteó a ver a su novio. Tenía ganas de ir al baño, pero, ya que su novio, junto a Martín, estaban sentados al lado del camino, necesitaba que le dieran permiso para salir. Pero se detuvo al ver cómo Martín, se aferraba al brazo de Isaza como si fuera un niño, cosa que le causaba risa, ya que su amigo tenía actitudes como las de un niño que ciertamente le causaban diversión y ternura.
Aunque deseaba tomarles una foto, la vejiga de Villamil lo llamaba, así que carraspeó intentando llamar su atención, cosa que no funcionó, causándole sorpresa de lo enganchados que estaban de la película. Suspiro pesadamente con la intención de levantarme, así entenderían lo que quiero hacer sin necesidad de hablar, pero antes de poder hacerlo, pudo oír cómo hablaban atrás de sus asientos y, aunque no quisiera, podía oír.
—Dios, son Isa y Marto, te dije, te dije que eran pareja —Parecía la voz de una chica joven, no pasaba de los veinte, pero no quería voltear y parecer alguien entrometido o algo por estilo, pero no deseaba seguir oyendo las cosas que decían—.
Con más ganas de salir que hace unos momentos, Villamil se levanta de su asiento, provocando un pequeño accidente. Al levantarse, no se había fijado en el vaso de Isaza, haciéndolo caer por accidente sobre sus vans y el piso.