Los gritos sonaban por todo el estadio y sus alrededores, la banda estaba probando el funcionamiento de sus instrumentos, bueno, no toda, ya que había alguien que estaba girando en círculos, mientras murmuraba varias cosas sin parar.
— DiosDiosDiosDios —El ojiverde estaba muy nervioso por lo que estaban por hacer. No era el primer concierto que daban, tampoco sería el último— ¿Por qué? —Giraba en círculos, dejando que su mente divagara sin parar—.
Los Vargas intercambiaron miradas, habían visto un par de veces así a su compañero, pero no sabía bien cómo detenerlo, la última vez tuvieron que hacerlo dormir, pero no había ni tiempo de ir por una pastilla y que durmiera para relajarse, así que tenían que buscar otras maneras de cómo detenerlo.
— ¿Deberíamos preocuparnos? —Martín quería respuestas, ya que el nerviosismo estaba adueñándose de sus manos, haciendo girar sus baquetas sin parar— Porque creo que me está contagiando su problema- —Un zape en la nuca por parte de su hermano, hizo que se le cayeran las baquetas al suelo, mientras se quedaba callado—.
— Listo, ahora no le pasa nada —Simón sonriendo, mientras se cruzaba de brazos—.
— Pudo haber sido gentil —El menor recogió sus baquetas, enojado—.
— Claro, pero le quitaba lo divertido a callarlo —Volteo a ver a Villamil, esperando que este se haya tranquilizado un poco— Pero tienes razón, está raro .
Los dos escucharon la risa de Isaza, quien estaba con su celular de lo más tranquilo, como si su amigo no estuviera en una crisis y faltara poco, para que saliera al escenario a comenzar el concierto.
— Creo que deberíamos decir algo —Ahora fue Simón quien recibió un zape— ¡Auch!
— Claro que no, la última vez que hizo eso, me gritó.
— En dos minutos salen —La cabeza de un hombre se asomó por la puerta, para después desaparecer por donde entró. Causando que los Vargas se vieran entre sí, preocupados, se quedaron sin tiempo—.
— Villa lo que sea que le ocurre, le pido que lo pase para luego, tenemos un concierto que hacer —El de lentes intentó tranquilizar a su amigo hablando despacio y tranquilo, aunque tuvo un resultado diferente al que quería—.
— Claro, pero no- —Los Vargas fueron apartados por Isaza, quien se detuvo frente al ojiverde, agarrándolo de los hombros y atrayéndolo hacia él, formando un beso, cual los sorprendiendo—.
Simón y Martín se quedaron sin palabras, ya que no era común ver a sus dos mejores amigos comerse la boca, provocando un miedo en estos. Cuando los Juan Pablos se separaron, Villamil estaba completamente rojo e Isaza tenía una sonrisa, que parecía no querer desaparecer.
— Vamos ya al escenario —El más alto fue el primero en salir del camerino—.
Dejando a los tres integrantes restantes, solos. Los hermanos voltearon a ver a Villamil, buscando respuestas de este, pero él tomó su instrumento rápidamente, para dirigirse a la puerta.
— Tenemos que dar un gran concierto, así que vamos —Hablo tan rápido que sus amigos con suerte pudieron entenderlo, mientras salía del camerino—.
Simón, quien cargaba con una sonrisa de diversión, volvió a ver a su hermano, quien aún seguía procesando lo ocurrido, aunque ambos comenzaron a reírse, mientras salían del camerino, luego abrumarían a sus amigos con preguntas.
Sí, esto es muy cliché, pero no tenía otra idea.