Nevando

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DEBE SER INVIERNO
Capitulo 17: Nevando
Por Okashira Janet/Janet Gaspar


No es mi estilo poner notas al inicio del capitulo pero de verdad mil gracias por seguirme hasta ahora, esto va con todo mi cariño para ustedes
…..
Naruto abrió el único ojo que podía e intentó enfocar a su alrededor, el ambiente era tan frío que le calaba en los huesos, sentía el cuerpo aletargado, la sangre paseándose por su boca, el rostro deformado.
—¿Naruto-kun verdad? —Escuchó una voz y apenas tuvo fuerzas para levantar la cabeza.
—¿Qué? —Se asustó al hablar, una voz ronca y metálica, como si no fuera suya.
—Soy tu otro yo. —Finalmente pudo ver a una persona tendida frente a él y se asustó en demasía al notar que aquel joven era igual que él, bueno, quizás los ojos y el cabello más claros pero…
—¿Estoy en una ilusión?, ¿sigo peleando contra Sasuke? —Intentó ponerse de pie pero se encontraba fuertemente amarrado y aquellas no eran cuerdas normales, sentía que su chakra era succionado lentamente.
—No estas en una ilusión. —Shadow tomó aire, aunque no estaba amarrado tampoco él podía pararse, la pelea con el genio Hyuuga había sido agotadora.
—¿Dónde estoy? —Naruto intentó hacer una mueca pero al instante sintió como la piel se le estiraba, era tanto el dolor que los nervios de su rostro parecían haberse desconectado como un medio de defensa.
—No estoy muy seguro. —El clon contestó sin dejar de observarlo, después de tantos años, después de tanto tiempo por fin conocía al hombre que era su "original" por fin estaba delante de Naruto Uzumaki, el jinchuriki del Kyuubi, aquel que era el causante de su existencia.
—¿Dónde esta Sasuke?
—Madara-san lo ha dejado, sólo te ha traído a ti y a los Hyuuga.
—¿Cuáles Hyuuga? —Su único ojo se abrió con sorpresa mezclada con temor.
—Hinata y Neji Hyuuga. —Shadow a quien le era ajeno el código de no dar información a los prisioneros habló como si le dieran cuerda.
—¿Por qué? —Los pensamientos del rubio se volvieron un caos, ¿para que querría Madara a Neji o a Hinata?
—No sé. —Shadow rodó los ojos—. Deje escapar a ese Utaka-tonto para que no capturaran a Hinata-dono y de todas maneras sucedió.
—¿Quién?
—Bah, no importa. —Fatigado Shadow dejo que su mejilla reposara sobre el suelo.
—¿Quién eres tú? —Pero por muy cansado que estuviera Naruto necesitaba respuestas.
—Me llamó Shadow y soy tú clon. —Hubo un tenso silencio en el que ambos se miraron fijamente a los ojos.
—¿Qué? —Finalmente Naruto parpadeó.
—Tu clon.
—¿Mi que?
—Tu clon.
—¿Eres mío? —En el rostro de Naruto una sombra de duda.
—Errr. —Shadow desvió la mirada, sus mejillas se colorearon—. No sé.
—Dijiste "mi clon".
—Quise decir…
—¿Eres mío?
—Soy una copia tuya, sí, creo…
—Oh. —Naruto soltó un suspiro—. ¿Eres un clon de sombra que me salió mal?
—¡No! —Indignado Shadow alzó un poco el cuello que le dolió horrores.
—¿Entonces? —A pesar de su aspecto sangrante y demoniaco la ingenuidad que le era tan propia se reflejó en su cara.
—Soy un clon que hicieron con tu material genético.
—No te entiendo.
—Yo tampoco, sólo repito lo que dice Kabuto. —Cansado Shadow volvió a posar la cabeza en el piso, su condición estaba por los suelos.
—No tengo tiempo. —Con pesadez Naruto intentó soltarse de sus amarres.
—No podrás, —Shadow soltó un suspiro—, una vez le dije a Kabuto que era idiota y me tuvo amarrado con eso una semana, no pude soltarme.
—¿Eres amigo de Kabuto? —Naruto giró la vista a su alrededor, quería encontrar a Hinata, detener a Sasuke, proteger a la gente que le importaba.
—No estoy muy seguro. —Shadow levantó la cabeza—. ¿Eres amigo de Sasuke?
—Tampoco yo estoy muy seguro, —Naruto pareció entristecerse, de buena gana el clon le hubiera dado unas palmaditas en la espalda pero estaba demasiado cansado como para intentarlo—, antes lo éramos… creo que alguna vez lo fuimos.
—Hinata-dono y yo fuimos amigos también, —el clon sonrió ampliamente—, aunque ahora somos enemigos.
—¿Dónde esta ella? —La voz de Naruto cambió al instante de mencionar a la joven heredera. Shadow pareció pensárselo un poco y luego sonrió ampliamente.
—Por ella es por quien menos te debes preocupar…

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Hinata abrió los ojos lentamente, su cuerpo estaba entumecido y el frío suelo besaba su piel.
—¿Dónde estoy? —Estaba amarrada con alguna extraña clase de chakra, ¿cómo había acabado en ese lugar?, lo ultimo que recordaba era a Konoha en guerra, a Sasuke con ella, ¿y luego?.
—Hinata-sama… —Una voz enronquecida y débil susurró por lo bajo y ella giró la mirada asustada.
—¡Neji-nisan! —Sus plateados ojos se abrieron en horror, su primo estaba reducido en una esquina del salón, su rostro manchado de sangre y tierra.
—Hinata-sama, ¿se encuentra bien?
—¡No deberías preguntar algo como eso cuando, cuando eres tú…! —Alarmada intentó soltarse, no comprendía, ¿por qué la habían amarrado, con qué fin?, ¿lo habría hecho Sasuke?, él quería que ella se retirara de toda esa guerra para poder acabar con Konoha, ¡oh!, ¿por qué era tan complicada una historia como la suya en tiempos de guerra?
—Hinata-sama, de-debe huir… —Neji estaba en el borde de sus fuerzas, entre temblores la joven notó que la temperatura había disminuido aún más, seguramente la noche empezaba a entrar.
—No te dejare. —Pero por más que el amor por Sasuke hubiera crecido dentro de ella, por más que su corazón se lo dictara ella no permitiría que el Uchiha dañara a sus seres queridos y mucho menos a su familia.
—Hinata-sama… —Neji finalmente dejó caer la cabeza respirando con dificultad, el encuentro con aquel joven parecido a Naruto lo había dejado molido, se había roto un par de costillas y su chakra apenas le alcanzaba para seguir vivo, ¡que frustración no poder seguir con su papel de guardián en una situación como esa! Y lo peor de todo era la incertidumbre, ¿por qué necesitaban al clan Hyuuga en la presente situación?
—Voy a liberarte.— Hinata apretó los dientes y concentró su chakra, el junken se caracterizaba por ser fino, letal, certero. Unas cuerdas, aunque hechas para apresar chakra, no eran nada para un Hyuuga. El chakra plateado brilló en sus dedos y la cuerda se partió en dos y cayó en espiral al suelo; luego repitió el procedimiento con las cuerdas que ataban a su primo.
—¿Quién nos trajo aquí? —Tenía la esperanza que no hubiese sido Sasuke.
—Fui capturado por Madara. —Neji cerró los ojos—. No recuerdo más hasta que desperté aquí.
—¿Madara? —Aquello no tenía sentido, Hinata tiró del brazo de su primo y lo ayudó a ponerse de pie, aunque las piernas de él no parecían precisamente firmes.
—Quizás debería dejarme. —Neji sabía que no lo haría, pero tenía que intentarlo—. No podrá escapar conmigo a cuestas.
—Mírame hacerlo. —Hinata apretó los dientes, aunque su voz fue baja y suave, Neji la miró de reojo, a la chica que solo tartamudeaba y no tenía confianza en sí misma, se preguntó si habría sido Sasuke quien la había cambiado. No, Hinata siempre lo había dado todo protegiendo a los que quería.
—¿Sabe que su padre declaró que nos casaríamos cuando regresara? —Tal vez si lo supiera accedería a irse sola.
—¿Casarse quienes? —Tirando de él Hinata le dirigió una mirada de extrañeza.
—Usted y yo. —Neji casi cayó al suelo cuando ella lo soltó, tambaleante le dirigió una media sonrisa—. Supongo que esa respuesta significa un no.
—Lo-lo siento. —Aturullada volvió a pasarse el brazo de su primo por los hombros.
—Quizás si me deja aquí… —Neji paseó la mirada por el salón—. Si no hay novio no hay boda.
—No seas ridículo. —Hinata frunció el ceño, a Neji le pareció encantadora—. Te sacare de aquí y no vamos a casarnos.
—Es bueno dejar estas cosas claras. —De haber tenido fuerzas Neji se habría reído, pero se concentró simplemente en tratar de caminar a su lado, luego tomó aire y recordó algo primordial—. Madara planea hacer algo esta noche, antes de perder el conocimiento dijo algo acerca de usar a Naruto.
—Pensé que Naruto-kun no estaba en la aldea. —Hinata frunció el ceño, Neji notó que no se sonrojaba ni decía su nombre con aquella voz de antaño, pero decidió no hacerlo notar.
—Mucho me temo que esta capturado igual que nosotros. —Neji miró alrededor pero usar el Byakugan en sus condiciones era del todo imposible.
—Byakugan. —Hinata activó su línea sanguínea, a su alrededor veía objetos, cajas, estanterías… finalmente encontró dos chakras en unas habitaciones cercanas—. Creo que lo encontré… —Había algo diferente en la fluctuación pero era Naruto, no podía equivocarse.
—Vamos. —Lentamente debido al estado de Neji echaron a andar, el lugar estaba conformado por habitaciones oscuras, semivacias y con un olor a encerrado, como un enorme almacén abandonado. Tuvieron que pararse dos veces para que Neji tomara aire y finalmente llegaron frente a una enorme puerta de roble, Naruto estaba del otro lado, pero su chakra estaba de alguna manera sellado.
—Aquí. —Con pesadez ambos abrieron la puerta, tanto Naruto como Shadow giraron la mirada, ambos pudieron ver dos siluetas recortándose contra la luz de la luna.
—¿Naruto-kun? —Lo primero que escuchó fue la voz de ella y por alguna razón la recordó llamándolo con timidez en la academia cuando era una niña que se escondía tras los arboles.
—Ah. —Y entonces quiso no ser él, o que no fuera ella, que no lo viera así, apresado por cuerdas, con el rostro deforme, como un monstruo…
—¿Naruto? —Neji se soltó del soporte que le daba su prima y avanzó unos pasos, el salón estaba oscuro—. ¿Estas bien?
—Sí. —Tragó saliva, intentó que le saliera la voz bromista de siempre—. Bueno, amarrado, claro, si pudieran soltarme… —Hinata se había dirigido lentamente hacía él, sus ojos estaban fijos en su rostro, aquellos ojos que hacía tan poco tiempo lo habían visto con amor ahora… ¿estaba aterrada?, ¿horrorizada?, ¿era tan malo su aspecto?, ella se agachó a su lado, rompió las cuerdas que lo ataban y Naruto se incorporó hasta quedar de rodillas—. Muchas gracias Hinata, dattebayo. —Pero antes de poder reaccionar ella lo abrazó, sintió como su cuerpo se estremecía contra el de él.
—¿Quién te hizo esto? —Los dedos suaves de Hinata le acariciaron el cabello dorado—. ¿Quién fue? —Y sabía que ella estaba aterrada por sus sospechas, sabía que si le confesaba la verdad lo que sentía por Sasuke (fuera pequeño o enorme) se rompería.
—No importa. —Así que la separó de él y sonrío con la mitad de la cara que le quedaba en buen estado—. Sigo siendo el hombre más guapo que han visto tus ojos, ¿verdad? —Se sintió como diez mil millones estupido de decir aquello y las orejas se le encendieron de rojo, pero Hinata le tomó las dos manos y con los ojos llenos de lágrimas asintió.
—Siempre. —Y supo que era en serio. Por supuesto que el momento no duró mucho porque Neji carraspeó.
—Naruto, Madara debe estar por aquí, debemos salir ahora, en el estado en el que nos encontramos…
—Madara viene para acá. —Parándose también con dificultad Shadow jadeó—. Lo siento.
—Shadow-kun… —Hinata parpadeó sorprendida al encontrar al clon frente a ella, situación que había pasado por alto al centrar toda su atención en Naruto.
—Escuchen… —El clon titubeó un instante, no entendía del todo porque su mente lo impulsaba a ayudar a sus enemigos, siempre había sido así desde que lo recordaba, Kabuto solía regañarlo mucho por eso—. No entendí muy bien a Madara-san pero dijo que necesitaba sus ojos, —señalando con el dedo a ambos Hyuuga parpadeó—, yo que ustedes me iba de aquí.
—¡Kage bunshin no jutsu! —Naruto realizó la técnica y al instante aparecieron 3 clones—. Tú ponte a reunir energía natural, tú saca de aquí a Neji a Hinata y al clon y tú apóyame en la batalla. —Al ver que lo incluía en el plan de escape Shadow parpadeó confundido, le habían dicho que Naruto era un ingenuo pero esto era demasiado.
—¿Qué te pasó? —El clon que tenía que apoyar a los Hyuuga arqueó ambas cejas—. Te ves terrible.
—¿También vamos a hacernos feos nosotros? —El que lo tenía que apoyar en batalla dio un respingo.
—Miren, yo ya lo copie. —El que tenía que recolectar energía natural mostró muy ufano su medio rostro sangriento ante los “ohhh” de los otros clones.
—Son demasiado estupidos, incluso para ser yo. —Naruto siseó concentrándose en acumular chakra del Kyuuby.
—No vamos a dejarte. —Hinata se mostró firme.
—Por alguna razón nos necesitan a los tres. —Neji se sentó recargando la espalda en la pared, sabía que no sería de apoyo en la pelea por venir—. Deberíamos separarnos y evitar ser atrapados.
—Ni te acomodes. —Uno de los clones de Naruto lo jaló de la playera y se lo echó a la espalda—. Te vienes conmigo.
—Entonces tu también debes huir Naruto-kun. —Hinata insistió.
—Aquí nadie va a huir. —Frente a ellos apareció un hombre con mascara naranja y todos se quedaron quietos—. Ya no hacen las cadenas de represión como antes.
—No te daremos a Naruto-kun. —Inmediatamente Hinata se colocó delante del rubio sintiendo que una descarga de adrenalina recorría su cuerpo, las manos húmedas y un extraño temblor en los huesos, pero protegería al rubio, ese era su camino del Ninja.
—Empiezo a entender porque Sasuke te eligió. —El Uchiha arqueó una ceja que no pudo ser observada bajo su mascara—. ¿Saben donde estamos niños?
—¡En la zona Uchiha! —Shadow contestó levantando la mano como un niño de primaria y ante tal gesto el Uchiha soltó un suspiro.
—La pregunta no era para ti Shadow-kun.
—¡Oh!
—Porque ya sabías la respuesta.
—¡Oh! —El rubio dejó caer la mano con gesto fatalista y por un instante Naruto se preguntó si así de estupido se veía él cuando hacía un comentario por el estilo, con razón Sakura lo golpeaba tanto.
—La zona Uchiha es un lugar especial, ¿no se habían preguntado por qué a pesar de haber pasado tanto tiempo sigue prohibida pero no se ha ordenado su destrucción? —nadie contestó así que siguió hablando— la zona Uchiha es el único lugar donde se puede llevar a cabo la liberación de la legendaria bestia que encierra a los 9 bijuus, y el clan que vio nacer a los Uchiha es la respuesta al plan "Ojos de luna". —Neji aun siendo cargado por el clon respiró pesadamente al entender, ellos eran pieza clave para despertar a esa gran bestia legendaria.
—No tocaras a Hinata y a Neji. —Naruto chocó sus puños el uno contra el otro.
—Extraeré a Kyuubi. —El Uchiha habló secamente—. Y luego seguirán ellos.
—No te lo permitiré. —Hinata se colocó al costado de Naruto, sus manos en posición junken, Naruto recordó otro momento, otra escena en donde ella lo había puesto todo en juego para protegerlo; quiso decirle que no lo hiciera, que no la arriesgaría, que podía confiar en él. En lugar de eso dio un paso al frente y en su mano se formó un rasengan.
—¡Vamos Hinata!
—¡Hai! —Porque siempre había confiado en sus amigos y porque el fuego en los ojos de ella era contagioso.
Shadow miró por un tiempo la batalla frente a ellos, vio a Naruto y sus clones pelear contra Madara mientras Hinata usaba cualquier distracción para conectar golpes junken, atrás Neji respiraba lentamente, cansado, frustrado… sintió pena por él, quien sabe por qué.
—Uh… —Con suavidad se tocó el pecho, se preguntó si aquello sería causado por conocer a Naruto, por interaccionar con él, si la tonteria se pegaba.
—Deja de pensarlo tanto. —Neji lo miró con el ceño fruncido—. Ya sabes lo que tienes que hacer. —Shadow se lo pensó un momento, luego asintió con la cabeza y lenta, muy lentamente, salió del salón.



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Sasuke metió la mano en su bolsillo derecho, sus dedos hicieron contacto con dos objetos que en esos momentos representaban a sus personas más queridas, Uchiha Itachi y Hinata Hyuuga.
—¿Sabes por donde? —La voz de Gaara lo sacó de sus cavilaciones, a pesar de la situación el pelirrojo no perdía su voz grave y profunda, su orgullo de Kage.
—La zona Uchiha. —Él a su vez habló de manera jadeante, debía ser sincero tanto consigo mismo como con su temporal aliado, no estaba en su mejor condición, pelear con Naruto lo había agotado, ahora sólo podía confiar en los ojos de su hermano, en la fuerza que provenía de su desesperación.
—Ya veo. —El pelirrojo siguió andando, no podía olvidar aquella extraña junta donde Madara había anunciado la cuarta guerra Ninja, en aquel entonces el Uchiha había mencionado un monumento escrito en código que sólo podía ser leído por ojos especiales.
—Debemos terminar con Madara y con Kabuto, —Sasuke apretó los puños—, ambos nos darán problemas.
—Es probable que pida tu vida después de esto. —Gaara giró a verlo de reojo, algo dentro de él sabía que cumplir con lo que estaba diciendo era casi imposible, algo de la ingenuidad de Naruto había terminado contagiándosele.
—No me importa que pidas siempre y cuando me ayudes a matar a Madara. —Pareció que Gaara iba a decir algo al respecto, pero ambos se pusieron en guardia y giraron a la izquierda al mismo tiempo, ahí estaba un hombre que lucía cansado, sucio y bastante parecido a Naruto.
—¿Qué haces aquí? —Sasuke dio un paso al frente al reconocer a Shadow. El rubio por su parte frunció el ceño como si no estuviera del todo seguro de lo que hacía.
—A mi… me gusta la batalla. —Shadow musitó y Sasuke llevó una mano a la empuñadura de su espada.
—¿A eso vienes?, ¿a que te mate?
—Pensé de hecho que eso era lo único que me gustaba. —Shadow continuó hablando como si no hubiera escuchado a Sasuke—. Pero ese hombre… —Shadow sacudió la cabeza, recordó a Naruto preguntando si le pertenecía, dando por hecho que necesitaba ayuda y debía salvarlo, sin admitir que Sasuke le había desfigurado la cara ante Hinata por si había una mínima posibilidad entre ellos.
—¡No quiero que muera ese hombre!
—No tengo idea de lo que estas hablando. —Sasuke lo cortó con sequedad.
—¡Naruto!
—¿Naruto? —Gaara dio un paso hacía él y Sasuke pudo ver en primera fila como se reunían un fan viejo y uno nuevo del rubio.
—Se encuentra en la zona Uchiha, en el lugar donde se encuentran escritas las profecías. —El rubio habló rápidamente repitiendo de memoria lo que le había oído decir a Kabuto.
—¿Esta ahí Hinata? —Sasuke cuestionó y Shadow asintió rápidamente con la cabeza—. Te voy a matar si nos estas mintiendo.
—Lo mejor sería llevarlo con nosotros. —Gaara adelantó una mano y la arena rodeó gentilmente su muñeca tirando de él, Shadow se imaginó que si aquel hombre se molestaba la arena dejaria de ser suave, pero no es que tuviera opciones. ¡Que cansado estar del lado de los buenos!

…….
….

..
.

Hotaru tomó aire e intentó serenarse, llevaba la mañana entera guiando personas a los subterráneos, mujeres y niños que lloraban, civiles que se encontraban confundidos; le habían prestado una insignia de Konoha para el brazo para que pudiera ayudar. Que curioso. En tiempos pasados había sido un peligro para esa aldea, su propia existencia había sido peligrosa y temida, pero ahora estaba ahí apoyando, siendo de utilidad.
—¡Corran! —Unos jovenes gennin se ocupaban de poner a todos en fila para la entrada a los refugios. Era increíble que a pesar del desorden la población pudiera evacuar de manera tan eficiente y casi sin heridas.
—¡Por aquí por favor! —A pesar de tener la garganta irritada se dirigió a unos ancianos que estaban por tomar una ruta equivocada.
—¿Qué hacemos con los heridos? —Escucho a unas chicas gennin murmurar unos pasos a la izquierda.
—No podemos llegar a la central medica en medio del ataque. —Otra contestó.
—Pero él se ve muy mal. —Hotaru miro distraída a donde las chicas parecían enfrentarse a un dilema.
—De todas formas no creo que puedan salvarlo. —La otra acoto insegura.
—¿Y ya esta?, ¿lo dejamos morir? —Así era la guerra, era cruel y despiadada. Hotaru se acercó despacio a las chicas, quería reconfortarlas, decirles que no era su culpa y entonces lo vio.
A pesar de la suciedad, la sangre, la tierra… Corrió hacia él y un alarido brotó de su garganta como si se tratara de alguna especie de animal herido.
—¡Utakata-san! —Las chicas se apartaron asustadas, ella se puso de rodillas frente a él, pero Utakata ya no podía abrir los ojos, su piel estaba demasiado blanca, sus dedos estaban fríos.
NO, no, no, no, no.
No pudo detener las lagrimas que empezaron a correr por su cara sin que pudiera pararlas, la visión se le puso borrosa.
Por favor, si había un dios, si alguien, quien sea, podía ayudarla, podía ayudarlo.
—Por eso no debemos rendirnos nunca. —Una de las gennin, una niña de cabello color zanahoria en dos coletas se puso firme—. Llevémoslo al puesto medico. —Hotaru giro a verla aun con la mirada borrosa por las lagrimas.
—No te aseguro que viva. —La niña apretó nerviosa su puño—. Pero hay que intentarlo.

……………….
Neji nunca en su vida habría esperado que algún día iba a dejar a su prima peleando mientras él escapaba.
—Te digo que me dejes regresar. —Gruñó impotente mientras colgaba en la espalda del clon de Naruto que ni siquiera se detuvo para contestarle.
—Naruto-original dijo que te sacara de ahí.
—¡Debo proteger a Hinata-sama!
—Sin ofender, pero no parece que puedas defender a nadie. —El clon siguió corriendo y Neji tuvo que aceptar para si mismo que era cierto, ni siquiera podía liberarse de aquel clon que lo llevaba sobre el hombro en busca de un lugar seguro. En su lugar había dejado que Hinata, su protegida, se quedara luchando contra Madara en compañía de Naruto.
¿Y como es que Naruto había accedido a aquello?, ¿es que se había vuelto loco?, o al contrario, había madurado. Cerró los ojos, se sentía tan mal que su consciencia en momentos parecía perderse.
Hinata era una kunoichi de Konoha, perfectamente capaz de pelear, entrenada para combates como aquel, pero siempre mirada en menos, siempre con alguien tras ella para protegerla o salvarla. Quizás Naruto era, como siempre, la primera persona capaz de verla tal y como era.
—Hinata-sama… —Se había forzado, todo ese tiempo se había forzado para estar despierto.
—Solo duérmete. —El clon lo miro de reojo—. Hinata estará bien, Naruto esta con ella. —Quería creerlo, deseaba creerlo, pero quien sabe por qué, antes de perder la consciencia, Neji deseo que Sasuke no tardara en llegar.

……………
Naruto deseó no haber peleado con Sasuke antes, lo deseó muy hondamente.
—¡Cuidado! —Él y Hinata no peleaban bien juntos, a pesar de intentar no hacerlo estaba constantemente intentando protegerla, Madara ya lo había alcanzado un par de veces cuando se metía en medio para que Hinata no recibiera daños pese a que su amiga le había dado una mirada de reproche.
¿Pero cómo podía no hacerlo?, la última vez que Hinata lo había ayudado en una batalla Pain casi la había matado y la necesitaba, ¡Dios!, sabía que la necesitaba. La batalla con Sasuke había sido demasiado cruenta para hacerle frente a un enemigo tan fuerte en tan poco tiempo. Y… puede que se estuviera equivocando, pero ese hombre… ese tal Madara en realidad no parecía tener interés en lastimar a Hinata.
Quizás la necesitaba completa y en buen estado.
—¡Naruto-kun! —Hinata se barrió con un junken y él logró conectar un rasengan en la pierna de Madara que salió disparado contra la pared.
—¡Eso fue bueno! —Sintió que la boca se le llenaba de sangre y volvió a recordar que le faltaba un buen trozo de cara, si tan solo Sakura estuviera ahí. Hinata asintió con la cabeza sin girar a verlo, completamente enfocada en la pelea.
Naruto se preguntó una vez más que estaba pasando con él, al mirar a Hinata lo recordaba besándolo en las escaleras y, sin venir a cuento, quería sujetarla suavemente por la espalda y verla a los ojos.
¡Ja!, lo único que ella vería sería un FrankeNaruto, con la mitad de la cara destrozada. Aunque aun así lo había abrazado, aun así había dicho que siempre sería el hombre mas guapo que hubiesen visto sus ojos.
—Naruto-kun… —Hinata, con el byakugan activado, giró la mirada la izquierda—. Viene Kabuto-san. —Era demasiado, no podrían con los dos.
—Huye de aquí Hinata. —Naruto se concentró y absorbió la energía natural que había estado acumulando su clon, al instante su chakra se disparó.
—No podrás tu solo. —Tozuda ella se colocó en guardia, Naruto sabía que ella era así, lo descubrió aquel día contra Pain cuando ella no escucho sus suplicas porque se fuera. Aun así le sorprendió que no tartamudeara. Se preguntó si es que aquello era gracias a Sasuke.
—¿Servirá si te lo ruego?
—No.
—Tenía que intentarlo. —Adelante Madara se había puesto de pie, el impacto contra la pared le había roto la mascara naranja, la mitad de su cara estaba visible. Por un momento Naruto y Hinata lo observaron sin parpadear, la parte de su rostro que alcanzaba a verse parecía surcado por cicatrices terribles que semejaban una espiral y aun así parecía mas joven de lo que podría esperarse, de hecho que Hinata recordara no se parecía en nada a las imágenes que existían de Madara Uchiha, a excepción del sharingan, claro.
—¿Problemas con los jóvenes amantes? —Kabuto apareció en el salón dirigiendo una mirada al Uchiha, luego arqueo una ceja al ver que se trataba de Naruto—. ¿Decidiste la luz en lugar de la oscuridad señorita? —Hinata abrió la boca y a Naruto el cuello se le puso rojo.
—¡No digas estupideces, estamos en una batalla aquí!
—¿Conoces la leyenda de Rikudou-san señorita? —Kabuto arqueó una ceja, Hinata asintió lentamente, todos los niños ninja sabían la leyenda, Rikudou era el hombre que era considerado como un Dios por haber salvado al mundo de un monstruo—. Rikudou-san no es sólo una leyenda, él en realidad existió, —los labios de Kabuto se plegaron en una sonrisa—, y el monstruo del que nos salvó fue del Juubi, es decir, la fusión de todos los bijuu en uno solo, debes recordar que en la leyenda Rikudou-san se convierte en la luna.
—¿Por qué la clase de historia? —Naruto gruñó sin dejar de ver al frente donde Madara se estaba sacudiendo el polvo de la ropa como si su ataque no hubiese sido importante.
—Se dice que Rikudou-san separó el poder del Juubi en nueve bestias y luego selló su cuerpo en la luna y es aquí donde el clan Hyuuga hace su aparición.
—No entiendo… —Hinata negó suavemente con la cabeza.
—Un cuerpo normal no puede ser el contenedor de tanto poder, —con un gesto previamente estudiado el hombre acomodó sus gafas—, y el poder no puede reunirse así como así, se necesita que el poder pase por el contenedor que puede ver la luna y reflejar el poder de vuelta.
Hinata recordó vagamente a su padre: “los ojos que son el reflejo de la luna”
—Hinata. —Naruto pronunció su nombre demandante—. Tienes que irte de aquí.  —Era una orden, pero aunque quisiera tal parecía que no iba a ser capaz de cumplirla. Intentando serenarse puso ambas manos al frente en posición Junken, nunca había sido una ninja sobresaliente, era promedio, pero había peleado contra Pain y Madara y había sobrevivido, tenia que hacerlo ahora contra Kabuto.
La mesa frente a ella se volcó cuando Kabuto lanzó contra ella sus serpientes. Naruto no tuvo tiempo de intentar ayudarla, Madara se dirigió contra él y parecía que sus fuerzas habían regresado.
Así los encontraron Gaara, Sasuke y Shadow cuando volvieron al salón. En cuanto Shadow vio que su misión se había terminado se dejo caer en el suelo agotado, con la espalda contra la pared. Gaara titubeó un segundo, su primera intención había sido correr hacia Naruto, pero noto que Hinata estaba teniendo problemas contra Kabuto, claro que Sasuke fue más rápido y corrió hacia la joven Hyuuga.
—¿Qué se supone que haces? —Sasuke detuvo uno de los ataques de Kabuto, sus labios apretados.
—Sasuke-kun, —Kabuto sonrío—, tuvimos problemas técnicos. La señorita aquí presente dejó escapar a su primo y ahora no nos queda mas opción que usarla a ella.
—¡No tendrán a Neji! —Un paso a su izquierda Sasuke notó con irritación que Hinata se colocaba en guardia frente a él también.
—Vine aquí a ayudarte. —Siseó por lo bajo.
—No necesito la ayuda de alguien que me metió en un genjutsu. —Las mejillas de Hinata se encendieron en indignación—. Y que… y que… —Quería llorar pero no lo haría—. Y que seguramente fue quien lastimó a Naruto-kun.
—¡Yo no le dije nada! —A lo lejos se escuchó el grito de excusa de Naruto y Sasuke apretó los puños.
—¿Y qué si fui yo? —Aun así le dio la espalda y se coloco de frente a Kabuto.
—Jamás… jamás voy a perdonarte. —Y sabía que lo decía en serio.
—¡Sigo siendo el hombre más guapo que jamás han visto tus ojos! —Naruto gritó mientras él y Gaara esquivaban un ataque con kunais.
—¡S-sí! —Hinata frunció el ceño—. Pero él te lastimó.
—Lastimar o herir. —Sasuke desenvaino su espada, sus ojos no estaban listos para que los usara—. No me importa lo que tenga que hacer, solamente quiero que estés a salvo. —¿Cómo podía decir aquello?, ¿cómo cuando había sido él quien había llevado la guerra a su aldea?, quería decirle que no necesitaba su protección, pero sabía que seria una mentira.
—¿Es esto una traición Sasuke? —La voz del Uchiha mayor se dejo escuchar tras él, Sasuke lo miro de reojo y en ese instante la mascara terminó de caer por completo.
—¿Quién eres? —Gaara entrecerró los ojos, aquel no podía ser Madara Uchiha, sus rasgos faciales eran completamente diferentes a las estatuas, pinturas y cuadros de aquel hombre.
—Eres… —Sasuke por primera vez abrió grandes los ojos, no podía ser pero hace mucho tiempo, cuando era un niño, Itachi le había contado la historia del gran Obito Uchiha, luego le había enseñado una fotografía. Pero Obito estaba muerto, lo había aplastado una roca, por eso Kakashi tenia un sharingan—. ¿Acaso te hiciste del cuerpo de Obito Uchiha?
—No pensé que volvería a escuchar ese nombre. —Su voz había cambiado, Hinata lo sintió, algo diferente al caer la máscara—. No debes preocuparte Sasuke-kun, en el mundo que creare ella será tuya para siempre. —Luego se dirigió a Naruto—. También será tuya. —Naruto abrió la boca para preguntar cómo seria eso posible, pero se imaginó que Sasuke lo golpearía si siquiera lo insinuaba—. Y tú joven heredera. —Hinata sintió que su mirada la atravesaba—. Quisiera saber qué decidirás en ese mundo ideal.
—¿Hablas de genjutsu? —Gaara dejó que la arena vibrara a su alrededor—. Ese es un mundo falso.
—Es un mundo ideal. —Obito extendió la mano, desapareció, se materializó enfrente de Gaara y aunque la arena intentó protegerlo alcanzo a herir su brazo.
—¡Técnica de vuelo del Dios trueno! —Un rugido cortó el aire, todos lo vieron, Naruto se transportó desapareciendo y reapareciendo justo frente a Obito, su pierna derecha salió disparada contra el rostro del hombre quien, por el violento impacto, fue lanzado como bólido hacía donde ellos estaban.
Obito creó un aluvión de piedras al estrellarse contra el suelo, su brazo derecho se había desgarrado, pelear contra el jinchuuriki del Kyuubi y el Kazekage al mismo tiempo no estaba resultando ser fácil.
—Sasuke. —Obito giró hacía él, sin embargo el joven no se movió.
—Yo no sigo tus ordenes. —Su voz fue clara y cortante, Naruto abrió sorprendido los ojos, Hinata los miró sin pestañear.
—¿Sigues molesto? —Sin embargo el Uchiha mayor no parecía afectado—. Para llevar a cabo nuestras metas hay que hacer pequeños sacrificios.
—Sabes que este no es un pequeño sacrificio. —Sus ojos negros lo observaron con rabia.
—Tan sentimental como Itachi. —Soltando un suspiro Obito giró al frente, a donde Gaara y Naruto estaban en pie de guerra dispuestos a todo en su contra—. ¿Vas a ayudarlos? —Aquella pregunta lo tomó desprevenido—. Si no estas conmigo estas en mi contra, ¿no? —Giró a observarlo fijamente y sin querer hacerlo en realidad Sasuke dio un paso atrás, había sido ese hombre quien le había contado la verdad acerca de Itachi, quien le había ayudado a ser más fuerte, quien planeaba renacer el clan Uchiha como el más fuerte del mundo, él quien buscaba la gloria de su clan y la paz por encima de todas las cosas, una paz que le deberían a los Uchiha y era también quien… Giró la mirada ahí donde Hinata lo veía con aquellos grandes ojos que siempre tenían esperanza en que fuera un mejor hombre.
Y sí, Madara u Obito o quien fuera, era quien planeaba usar a la mujer que amaba para conseguir sus fines, sin importar si ponía su vida en riesgo en el proceso.
—Podría haber sido diferente. —Aquella era su respuesta.
—Entiendo. —Obito se preguntó cual habría sido su propia respuesta si Rin siguiera a su lado, que gracioso, no tenía siquiera que pensarlo, jamás habría permitido que estuviera en peligro, ni siquiera si con su vida se salvaba todo el mundo.
Se río.
Pero sonaba a quebrado.
—¿Qué? —Naruto, con la piel de todo el cuerpo desgarrada, con una visión que se reducía a un único ojo y resoplando parpadeó, por instinto Gaara se colocó frente a él, algo iba mal, algo iba terriblemente mal.
—Izanagi. —Obito sonrió, su ojo derecho comenzó a dar vueltas cada vez mas rápidas, cada vez mas enloquecedoras, Sasuke retrocedió un paso, no podía ser, quien usaba esa técnica cerraba para siempre sus ojos a la luz, no había marcha atrás para Izanagi, pero quizás Obito creía que era un buen precio quedar ciego de un ojo por la recompensa de hacerse con el Juubi.
Gaara intentó atacar pero la arena se volvió en su contra, confundido intentó recuperar el control de su técnica, pero la arena se arremolinó a su alrededor apretándose contra su cuerpo, era el ataúd del desierto, nadie podía escapar a él, iba a morir envuelto en su propia técnica.
—¡Gaara! —Naruto rugió, intentó liberarlo con un Rasengan pero el cuerpo de su amigo se difuminó frente a él, confundido giró hacía Madara, cierto, si acababa con él todo terminaría, si acababa con ese extraño genjutsu.
—¡Rasengan!
—¡Naruto, no! —Sasuke en realidad no comprendió el por que de su advertencia, tampoco entendió porque se abalanzó hacía el rubio quitándolo del camino al verlo avanzar hacía su muerte segura.
—¿Qué haces? —Confundido el rubio se liberó del agarre de Sasuke que los había hecho rodar a ambos por el suelo.
—Izanagi es una técnica prohibida del clan Uchiha, vuelve realidad los sueños. —Sin mas explicaciones Sasuke se puso de pie, sentía el cuerpo del rubio a escasos centímetros del suyo, sin venir a cuento recordó esa misma escena siendo los dos niños, cuando las cosas eran más fáciles, cuando aún peleaban lado a lado.
—Entonces… —Titubeando Naruto giró hacía Madara.
—No le podemos ganar mientras mantenga esa técnica. —Algo dentro del corazón del rubio saltó, él había dicho "no le podemos ganar" y a pesar de que no era muy bueno en gramática aquello había sonado en plural y eso quería decir que Sasuke estaba —de alguna manera— a su lado.
—Adiós Naruto-kun, Sasuke-kun. —Obito habló lentamente, tenía una voz masculina y ronca, su ojo derecho refulgió, la muerte apareció frente al rubio, Sasuke sacó su espada y la clavó directo en su corazón pero aquello no sirvió de nada, a velocidad divina intentó aparecer el Sharingan pero por alguna razón este no se activó, ¡sus ojos aún no estaban listos!, gruñó con dolor cuando fue apartado de un violento golpe que lo estrelló contra la pared, Obito no quería matarlo, no cuando eran tan pocos los Uchiha sobrevivientes.
—¡Naruto-kun! —Escuchó a Hinata gritar, el rubio cayó al suelo, su ojo azul apagándose débilmente.
—Cuantos problemas. —Sosteniendo su brazo lastimado Madara sujetó al rubio por el cuello de su camisa y lo jaló por el suelo dejando un rastro de sangre por donde avanzaba—. Si no me apresuro morirá antes de que pueda sacarle el Kyuubi.
—¡Naruto-kun! —Con los ojos anegados en lagrimas Hinata intentó correr en pos del hombre que la había salvado de la oscuridad, el hombre que le había hecho creer que había algo mejor para ella en la vida, su más profundo y dulce amor de niña.
—Alto. —Pero no pudo llegar muy lejos cuando Kabuto le cerró el paso con sus serpientes—. Tú eres igual de importante que él señorita.
—Yo… —Asustada giró a su alrededor, Madara seguía jalando a Naruto por el cuello de su camisa, dentro de poco extraería al Kyuubi y el rubio que había sido su sueño y su esperanza moriría, Gaara del desierto se encontraba inerte con la espalda recargada contra la pared, muerto o inconsciente no podía precisarlo y Sasuke…
—¡Sasuke-kun! —El viento helado que se colaba del enorme agujero que Naruto había creado en el techo entró haciendo revolotear su largo cabello, él alzó la mirada, se encontraba aterido, golpeado, jadeante, pero aún así giró a verla con firmeza.
—Sasuke-kun… —La incomprensión, los celos, los pensamientos encontrados que habían tenido uno del otro se encontraron todos juntos en esa mirada, ¿a quien querían y que tan fuerte lo querían?, eso ya no importaba, de hecho quien sabe si alguna vez había importado—. Sasuke-kun… —Y supo que debía ser fuerte, supo que tenía que ser una orden—. Salva a Naruto-kun. —Sin oportunidad a negarse, sin posibilidad a una queja y se veía tan hermosa como la nieve donde la noche anterior la había dejado, se veía tan hermosa que Sasuke se levantó con pesadez de donde Obito lo había lanzado.
—Porque lo amas ¿verdad? —Su cabello negro se revolvió ante el aire que lo golpeaba desde arriba, ella permaneció unos segundos en silencio y luego tomó aire con fuerza.
—Naruto-kun… —Días, semanas y años de verlo en la distancia—. Es nuestra esperanza. —Y aunque Sasuke no lo había pensado antes él también entendió que era por eso por lo que a pesar de no querer hacerlo siempre terminaba ayudando a aquel rayo amarillo, porque a su lado el mundo brillaba.
—Entiendo. —Dio media vuelta y se alejó renqueando de la mujer que amaba, porque siempre y cuando Naruto estuviera bien ella estaría bien, porque Naruto era la esperanza de todas las naciones Ninja, porque de alguna manera él también era su esperanza aunque no hubiera querido admitirlo antes, porque su inconsciente se lo gritaba, por eso aunque había tenido la oportunidad no lo había matado, ¡que tonto había sido al no darse cuenta antes!, había tenido que ser Hinata quien se lo dijera, pero después de todo ¿no era ella quien siempre le hacía notar lo más evidente?
—Te ha dejado. —Kabuto sonaba sorprendido.
—No. —Sus labios apenas se movieron—. Él nunca había estado más cerca que ahora. —De alguna manera Kabuto lo comprendió, porque él también sentía algo extraño cuando estaba cerca de Naruto, porque entendía que era la esperanza de los demás.
—No se lo dije a Sasuke… —Lentamente las serpientes la rodearon—. Pero es probable que mueras.
—No lo hare. —Porque si algo tenía Hinata Hyuuga era determinación.
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Sasuke intentó desesperadamente forzar su vista, debía activar el Sharingan pero era demasiado pronto para pedirle aquello a esos nuevos ojos, maldiciendo echó a correr, si detenía a Obito el Kyuubi permanecería en el cuerpo de Naruto y si eso pasaba Hinata no sería necesitada porque la segunda parte del plan no se llevaría a cabo, ¡debía salvar a Naruto! por él mismo, por ella y por el rubio.
Toda su vida había girado en torno a la venganza pero ahora intentaba proteger, ¿cómo habían podido dar vuelta de esa manera sus sentimientos?, una vez Itachi había dicho que sólo los que amaban con mucha fuerza podían odiar de igual manera y era porque Sasuke amaba de esa arrolladora manera que ahora no podía detener el golpear incesante de su corazón.
—¡Kuchiyose No Jutsu! —Si no podía usar genjutsu usaría todo lo que estuviera a su mano, debía salvar a Naruto.
—No. —Obito adelantó la mano, la enorme serpiente que había lanzado en su contra desapareció en la oscuridad.
—¡No te dejare tocarla!
—Lo reconsideraras después Sasuke… —Las sombras lo engulleron, por primera vez en mucho tiempo sintió un miedo atroz invadiéndolo, si no escapaba pronto de aquel genjutsu Obito extraería al Kyuubi, Naruto moriría.
Moriría su primer amigo
Moriría el hombre que nunca había dejado de creer en él
Moriría el primer amor de Hinata
Moriría la esperanza de los dos
Gritó dándose cuenta hasta ese momento lo mucho que lo quería, lo mucho que lo afectaba, Naruto era su compañero de soledad, era la tercera punta del triangulo que creaba con Hinata, persiguiéndose en línea, uno tras el otro.
La ilusión que Obito le mostraba lo situaba en medio de la nada, a su alrededor muchos caminaban sin oírlo, Ino con ambas manos dentro de su chamarra y el cabello rubio manchado de carmín, Sakura sentada en el suelo con la mirada perdida, Shikamaru con las pupilas inertes y el cuerpo en una posición poca ortodoxa, Itachi colgado de un árbol, sus pies balanceándose en el aire.
—Tic, tac, tic, tac. —Y el reloj seguía corriendo.
—¡Naruto! —Trató de no verlos, de no pensar en ellos—. ¡Hinata! —Gritó el nombre de las personas que eran más importantes para él, a quienes quería salvar, echó a correr, Suigetsu y Karin estaban sentados uno al lado del otro, Juugo en medio de los dos se desangraba lentamente, sacudiendo la cabeza el joven trató de contener su respiración agitada, ¿Juugo estaba muriendo?, no, no podía ponerse a pensar en eso.
—¡Naruto! —Sus pulmones estaban a punto de reventar—. ¡Hinata! —Las imágenes de sus padres asesinados ya no tenían el mismo efecto sobre él.
Corría pero no llegaba a ningún lado, sus pies eran lodo, sus piernas se deshacían, sus ojos se quedaban sin luz. Tonto, tonto, mil veces tonto hermanito menor.
—Itachi… —Siempre había sido pasional y estupido, Itachi lo sabía, que era un niño mimado y tonto y aún así lo amaba, si tan solo lo hubiera escuchado Hinata no estaría en peligro y Naruto…


—¡Na…! —El grito murió en sus labios, un terrible dolor golpeó su mano produciendo que la sangre brotara y supo que aquello no era parte del genjutsu. Cayó al suelo de rodillas sujetando con su mano derecha la mano herida. Frente a él Shadow parpadeó.
—Kabuto dijo una vez que para salir de un genjutsu debías causar dolor.
—Podría haber funcionado con un golpe idiota, —gruñendo Sasuke apretó los dientes—, no tenías que usar un kunai.
—Oh. —El clon ladeó la cabeza, Sasuke dudaba de que se sintiera mal por tal hecho.
—¿Cuánto tiempo? —Parándose de golpe trató de ahogar el dolor de su mano.
—Lo siento Sasuke-kun… —Los ojos del rubio no reflejaban dolor ni sus palabras pena, pero había algo definitivamente diferente en él cuando con un dedo firme señaló el punto exacto donde el cuerpo de Naruto estaba completamente inerte, vacío… muerto.
—No. —Sasuke avanzó torpemente hacía donde el ojo azul de su amigo lucía desenfocado—. No te puedes morir, —con furia lo sujetó de la camisa y lo zarandeó frente a él—, ¡dijiste que moriríamos juntos!, ¡que si morías sería bajo mi mano, lo dijiste maldita sea! —Con rabia lo soltó regodeándose en el sonido que provocaba su cabeza al rebotar contra el frío suelo, aquel sonido hueco, igual al vacío que siempre había existido en esa rubia y estupida cabeza.
—Sasuke-kun, —Shadow habló tras él, se preguntaba si la furia de Sasuke era directamente proporcional a su sufrimiento—, creo que Hinata-dono…
—¡Hinata! —El corazón se le heló en ese momento, la había olvidado y no sólo eso, también le había fallado, no había podido proteger con sus manos la esperanza de los dos, había caído en un tonto genjutsu sólo porque sin el Sharingan no era nada frente a Madara.
—¡Cuidado! —Shadow lo jaló hacía atrás, ambos se fueron de sentón al suelo y Sasuke comprobó entre el horror y la admiración cómo los chakras de todos los bijuus parecían reconocerse, entrelazarse, acariciarse en una danza de colores, sin embargo aún no estaban juntos, no podían volverse uno sólo sin un contenedor.
—Lo siento Sasuke-kun. —Una voz le susurró en la oreja y al instante sintió como unas manos viscosas y oscuras lo sujetaban contra el suelo, Obito se estaba asegurando de que no interfiriera.
—Mierda. —Respirando entrecortadamente giró la vista a donde Hinata se encontraba acostada, amarrada igual que él a una mesa, sus piernas estaban enrolladas por serpientes, su largo cabello se desparramaba a su alrededor, aun intentaba soltarse pero todo se había terminado, era el fin, Naruto estaba muerto, dentro de poco también lo estaría Hinata y entonces no pasaría mucho tiempo para que muriera él.
Cerró los ojos para no gritar cuando escuchó el alarido que la joven profirió cuando todo aquel poder se precipitó contra su cuerpo, los bijuus entraban dentro de ella para después salir en un rayo plateado hacía la luna, cuando todos se hubieran vuelto uno de nuevo volverían a bajar para recibir a su nuevo portador, Obito obtendría el poder y ella moriría, su delicado cuerpo no podría con el poder del Juubi.
Ella había dejado de gritar, su cuerpo se encontraba flotando, sus ojos en blanco, la boca abierta, el cabello regado a su alrededor, las serpientes que la sujetaban se carbonizaron frente a la energía que despedía, su ropa empezó a desgarrarse, su piel a rajarse.
No había podido hacer nada, era tan inútil como cuando siendo un niño habían matado a su familia, tan inservible como cuando había querido detener a Gaara de acabar con sus compañeros, tan nulo como cuando se había enterado de la verdad acerca de Itachi.
—Esta nevando. —Aquella voz le hizo abrir los ojos que se hallaban humedecidos, la última vez que había llorado era porque Itachi había muerto bajo sus manos.
—¿Itachi? —Seguramente estaba alucinando pero su hermano se encontraba frente a él, sonriéndole amablemente como cuando era un niño.
—Siempre hubo demasiado peso sobre nuestros hombros ¿no? —Asentir como un crío era todo lo que quería pero aquellas manos viscosas sobre su cuerpo le impedían moverse libremente—. Sin embargo Sasuke cerrar los ojos a la realidad no lograra que avances.
—No puedo y nunca he podido hacer nada, —sintió que algo en su corazón se apretaba—, quisiera simplemente cerrar mis ojos para siempre.
—Sin embargo esos ojos no son tuyos, son míos. —Aquello pareció causarle gracia a Itachi porque sonrió de medio lado—. Y yo aún no quiero cerrarlos.
—¿Qué haces aquí?
—En primer lugar la vida que estaba teniendo no era vida de verdad, —lentamente dirigió dos dedos a la frente de su hermano golpeándolo delicadamente—, esa vida que en realidad no era vida de verdad se la he dado a ella. —Lentamente Itachi giró la mirada hacia Hinata y Sasuke sintió que algo se atoraba en su garganta.
—Itachi yo…
—No, no lo hice por ti. —Girando nuevamente hacía su hermano sonrió tenuemente—. Es porque a mi manera yo siempre la ame. —Poniéndose de pie Itachi arqueó una ceja—. Pero aunque le di todo aquello que en realidad no era vida ella no lograra aguantar por mucho tiempo ese poder, así que… —Una pálida luz empezó a envolverlo y dirigió a su tonto hermanito menor una ultima y radiante sonrisa—. Sálvala.
—Itachi… —Lo vio alejarse, caminar en dirección contraria—. Yo.
—Te quiero. —Ambos hablaron al tiempo, hermanos al fin y al cabo, la silueta de Itachi se perdió en el aire y él se mordió los labios para dejar de llorar, no era un niño tonto, era Sasuke Uchiha, el hermano de Itachi.
—Tú. —Con rapidez giró la mirada hacía Shadow quien parpadeó—. Ve hacía allá y patéale el culo al pelirrojo.
—De acuerdo. —El rubio se encogió de hombros y Sasuke cerró los ojos, en su interior sentía el poder, sólo debía despertarlo, activar los ojos que Itachi le había proporcionado, precipitar su energía, sabía que Gaara estaba vivo, podía sentirlo, pelearía por esa ultima oportunidad.
—¿Qué? —Obito se vio obligado a girar la vista cuando un chakra azul despertó con una inusitada fuerza, Sasuke se había liberado y su cuerpo despedía destellos.
—¡Gaara! —Sasuke gritó con propiedad y el Kazekage que acababa de ser violentamente pateado por un rubio (que se escondió casi enseguida para que Obito no lo viera traicionándolo) parpadeó entre adolorido y confuso—. Necesito que me prestes tu poder.
El pelirrojo se puso lentamente de pie, sacudió sus mangas y dejó que la arena corriera a su alrededor extendiéndose como una ola, no entendía bien que pasaba pero el chakra de Sasuke estaba alto, tan alto como jamás lo había visto antes.
—Naruto esta muerto. —Sasuke soltó la noticia de golpe, tenía que lograr que Gaara alcanzara la misma rabia que él, que sintiera el mismo deseo demoledor.
—¿Qué? —La boca del pelirrojo se secó, su cuerpo entero se estremeció.
—Y ahora nuestra ultima oportunidad esta en matarlo antes de que se vuelva uno con el Juubi. —Sasuke señaló a Obito.
—Dalo por hecho. —Gaara gruñó, el odio que hacía tiempo había creído muerto en su interior renació en él clamando por la vida de aquel sujeto que acababa de arrebatarle a su más grande amigo.
Obito los miró, arrebatarle a Naruto el Kyuuby no había sido fácil y por alguna razón el zorro se había opuesto a dejar su contenedor, ahora su más grande sueño se estaba haciendo realidad, los bijuus se estaban uniendo en uno solo, la utopía por la que tanto había luchado estaba ahí, tan cerca que casi podía tocarla y sin embargo…
Los ojos de Sasuke le traían recuerdos dolorosos, de un amor que no había sido, de una vida que ya había pasado.
Gaara deslizó un pie por el suelo, los granos de arena repiqueteando a su alrededor, Kabuto estaba a unos pasos de Hinata, observándola sin expresión, como si todo aquello fuera un experimento del que solo quería ver su conclusión sin importarle mucho las consecuencias, por ahora no parecía dispuesto a pelear.
Atacaron al mismo tiempo, Sasuke se lanzó adelante con un chidori directo, Gaara lanzó su arena, pero Obito era experto en desaparecer y reaparecer sin daños, como un baile de disfraces, como espejos que no demostraban la realidad.
Así que danzaron.
Mientras atrás de ellos la energía de los bijuu era disparada a la luna, mientras la piel de Hinata que era blanca se llenaba de tiras rojas, su boca abierta en un grito que no dejaba salir sonido.
—¡Tornado de arena! —Obito saltó.
—¡Chidori! —Pero aquella sólo había sido una treta, colocando una mano sobre el suelo Sasuke condujo la electricidad hacía él.
—Demasiado inocente. —Susurrando Obito soltó un jutsu de aire que lo elevó varios centímetros por encima del suelo.
—Estalla. —Los ojos aguamarina de Gaara lo observaron fijos cuando la arena que había dejado caer a su alrededor colisionó entre si dejándolo en medio de los múltiples puntos de ataque. Obito apenas dejó escapar un quejido cuando cayó al suelo, debía ser capaz de soportar, sólo un poco más, unos instantes más y el Juubi se formaría, sería el amo absoluto de la paz de la tierra.
Y entonces apareció. En la puerta, dibujado en la oscuridad, con el cabello meciéndose con el viento helado y la ropa llena de sangre.
Hatake Kakashi.
Obito sintió que el tiempo se detenía, que la sangre no bombeaba, que el mundo retrocedía y de nuevo el héroe llegaba para vencer al villano, de nuevo la luz se abría paso contra la oscuridad, de nuevo la perfección derrotaba al tonto que la chica nunca vería.
—Obito… —Kakashi tenía los dos ojos descubiertos, en uno se apreciaba el sharingan, Obito lo miró, aquel ojo que había sido suyo, deseó arrebatárselo, deseó lastimarlo, deseó reclamar, ¿por qué?, ¿por qué?, ¿por qué ellos dos estaban vivos y no lo estaba Rin?
—Entonces si es Obito Uchiha. —Sasuke tomó aire, Kabuto por fin había girado hacía ellos y Gaara dio dos pasos hacía él. Bien, entre Kakashi y él vencerían a Obito Uchiha, Sasuke sabía la historia entre esos dos, su maestro se la había contado cuando era niño, pero si Sasuke sabía algo es que Kakashi lo daría todo por Naruto… aunque él ya no estuviera.
—¡Kakashi! —Gritó pero para su consternación su antiguo maestro corrió por detrás de ellos, se barrió en el piso al lado de Naruto e inició una secuencia de reanimación cardiopulmonar, no parecía haberlo escuchado, tampoco cruzó mayor palabra con el antiguo amigo que creía muerto, simplemente…
Simplemente lo estaba dando todo por Naruto.
—Hace tiempo, —Obito también vio la escena sin moverse, a Sasuke le sorprendió que hablara—, Kakashi fue el guardaespaldas de Naruto antes de que naciera. —Parecía triste—. No te preocupes Kakashi en el mundo que creare él estará vivo, también Minato-sensei y hasta su ruidosa esposa. —Sasuke se dio cuenta en ese instante que Obito Uchiha estaba roto, con una cabeza completamente perdida, se imaginó lo que Kakashi quería contestar, pero estaba demasiado ocupado haciendo reanimación boca a boca y dando compresiones. Sasuke se preguntó si funcionaría, si el cuerpo de Naruto seguía tibio o la rigidez ya había empezado, cuando encontró a sus padres ya hacia mucho tiempo…
—No le hables. —Sintió una ira que le consumió el cuerpo. Si estaba loco, si estaba roto o quebrado no le importaba, ese hombre le había arrebatado a Naruto, le estaba quitando a Hinata y el amor en los Uchiha se transformaba en algo demasiado oscuro y pesado para simplemente soportar.
—¡SUSANO'O! —Gritó y sus nuevos ojos fueron capaces de soportar el inmenso poder de la técnica, el poder y el viento a su alrededor seguro pondría en problemas a los demás pero no podía pensar.
Hinata sobre una cama, Hinata desgarrándose, Hinata que le había ordenado proteger a Naruto y él que había fallado.
Obito esquivo el primer embate, pero un hombre contra un Dios no era una pelea posible así que creó su propio Susano’o, las paredes crujieron ante el poder, pronto todo se destruiría.

1,2,3.
Gaara respiró, Kakashi estaba dando reanimación a Naruto, pero sabía que un jinchuriki sin su bijuu no podía sobrevivir, él había sido una excepción, una vida por otra vida. Kakashi solo retrasaba, solo daba tiempo.
¿Tiempo para qué?
—¿Por qué no te dejas llevar por esto Kazekage? —Kabuto miró de reojo la torre de poder que subía hasta el cielo—. Un mundo sin guerras, sin dolor.
—Un espejismo. —Gaara prefería una vida sin Naruto a una vida falsa.
—No puedes hacer nada. —Kabuto miró a Hinata que flotaba, la mesa se había destruido, la tierra se partía—. Nadie puede detenerlo. —No parecía tener intención de pelear, más bien parecía lejanamente interesado en lo que sucedía.
Gaara caminó hacia aquel aterrador poder, era cierto, tan solo estar cerca sentía que el corazón se le detenía.
Pero Kakashi estaba dando reanimación a Naruto por si había una oportunidad… una pequeña esperanza de que el Kyuuby volviera.
—¿Qué haces Kazekage? —Solo era una pregunta pero Gaara lo ignoró.
Atrás tanto Sasuke como Madara jadearon, sus ojos izquierdos sangrando, sus respectivas técnicas se abalanzaron una contra la otra, la oscuridad los engulló por completo.
El Dios de la muerte de Sasuke colocó una flecha en su arco, una sonrisa macabra en su rostro, el de Obito preparó la espada, pero no era contra ellos mismos contra quienes competían, Sasuke saltó lo más alto que se lo permitieron sus piernas para evadir el ataque, Obito realizó un jutsu de tiempo-espacio. El chakra escapaba de ellos a una velocidad apabullante.
Gaara pensó en aquel día cuando le habían dicho que se volvería Kazekage, la voz de su cabeza se había reído, la voz que creía que era de su madre pero era de Shukaku.
“Así que ahora seremos los lideres de la aldea” él había dicho “seremos” y Gaara nunca lo había olvidado, se preguntó si en la presente situación aun existía un “seremos”, si había algo que aun podía hacer como anterior jinchuriki.
—Shukaku. —El poder le hacia revolotear la ropa hacía atrás—. ¡Shukaku! —Gritó y se preguntó si lo oiría, si le interesaría. Avanzar se hacía más difícil y la luz lo cegaba, Hinata era una figura borrosa flotando, como muerta.
—¡Aquí estoy! —Esperaba que se burlara pero solo había silencio—. Vine por ti. —Y solo hasta ese momento supo que era cierto, que la voz, aquello que lo había acompañado casi toda su vida había dejado un hueco tan hondo que era un milagro que no hubiera estallado en cientos de fragmentos.
—¡Shukaku! —Kabuto lanzó sus serpientes sobre él pero era demasiado tarde, se incineraron ante el contacto con la energía, aquel poder lo había dejado pasar, quizás porque había sido un jinchuriki anteriormente.
—¡Shukaku! —Le estaba quemando, lo estaba dañando, la ropa se le empezó a deshacer y el rojo de su cabello brilló tanto que dio la impresión de fuego sobre su cabeza. ¿Iba a morir?
Levantó las manos, a ciegas intentó alcanzar a Shukaku, lo sentía cerca, sentía como intentaba alcanzarlo. ¿Así era?, ¿Shukaku había tenido miedo también?, ¿Shukaku había sufrido al separarse de él?, las puntas de los dedos se le deshicieron, pero la sangre se convertía en un listón rojo que subía en espirales al cielo. Se preguntó si todo su cuerpo se desharía así, si subiría al cielo y formaría parte del Juubi, si eso le pasaría también a Hinata.
No, Hinata solo era el paso, una especie de contenedor.
Repitió el nombre de Shukaku en su mente que se empezaba a apagar.

Obito y Sasuke fueron lanzados a su costado cuando el chakra de Shukaku, un chakra color arena se arremolinó alrededor de Gaara intentando protegerlo, pero era imposible, la fusión se estaba llevando a cabo y en busca de mantener el órden Gaara estaba siendo empujado hacía Hinata.
Los bijuus que se unían en el cielo se separaron rechazados por el cuerpo intruso.
—No… —La mano de Obito tembló, tan cerca, tan cerca… El cuerpo de Gaara, aun rodeado por el chakra de Shukaku estaba siendo empujado hacia Hinata, sus frentes se tocaron, los ojos de Gaara estaban blancos y cuando abrió su boca de ella también salió luz.
Shukaku intentaba jalarlo, pero Sasuke notó como el cabello de Hinata crecía e intentaba envolver el cuerpo de Gaara, atraerlo hacia sí, volverse uno.
—¡Lo estas echando todo a perder! —Obito no había previsto aquello, su Susano’o flaqueó apenas un segundo. 
—Adiós. —La flecha de Sasuke le dio de lleno en el pecho.
—Sasuke…kun… —Ambos Susano'o desaparecieron y Sasuke supo que si quería matarlo aquel era el momento.
Pero Kakashi no había peleado, Kakashi había corrido directo hacia Naruto.
Él tampoco dejaría que sus ojos no vieran lo que era realmente importante.
Avanzando lentamente, cojeando de un pie, sangrando, Sasuke se acercó a donde Hinata y Gaara flotaban en medio de aquella luz plateada que le impedía —por su debilidad— acercarse más, la ropa de ambos había desaparecido y sus cuerpos desnudos flotaban de frente uno contra el otro, con las frentes unidas. Sabía que debía hacer algo pero sólo podía observarlos, el cabello negro de Hinata que los empezaba a envolver a ambos como un capullo. Arriba, en el cielo, los bijuus se revolvían peleando entre si, el rojo del Kyuubi contra el arena de Shukaku, el azul, el verde, el morado, los colores se atacaban fieramente entre sí, no podía haber un equilibrio si el cuerpo receptor estaba siendo interferido por alguien más.
Buscaban unirlos, la técnica esperaba que logrando la unión completa de Gaara con Hinata pudiera completarse, pero él no deseaba una Hinata pelirroja, o algo peor…
Intentó ninjutsu, pero nada podía llegar a ellos sin deshacerse por el poder. Atrás de él escuchó a Kabuto decir que todo lo que intentara hacer sería en vano.
Pero había algo que nunca podría ser en vano, Itachi se lo había enseñado.
—Hinata. —No sabía si ella podía escucharlo así que gritó—. ¡Me gustaste desde el día del borrador!, —el poder lo estaba echando atrás pero resistió—, por eso te traje conmigo aquel día que Suigetsu insistió… ¡no debí hacerlo, porque todo lo que toco desaparece!, ¡no desparezcas tú! —Casi no podía ver—. ¡No importa si me odias o te vas o lo que sea!, —sintió la presencia de su hermano, su chakra, revolotear dentro de Hinata—. ¡Te amo! —Y lloró, pensó que por la luz que lo cegaba, pero siempre había sido muy malo mintiéndose—. ¡No desaparezcas!
Adelante el chakra que Itachi había dejado antes de irse salió de golpe del cuerpo de Hinata, una lagrima brotó lentamente de su ojo derecho, pegó en la mejilla de Gaara y luego se elevó en el cielo.
Y después el mundo se volvió una explosión.
Hinata y Gaara cayeron al suelo inertes, él por su parte fue arrojado hasta el otro extremo del salón, su espalda golpeó contra la pared provocando un agujero, luego entreabrió los ojos, borrosamente podía ver energías coloridas flotando a su alrededor, alucinación o no aquellas cosas parecían olfatear, moverse desorientadas.
La energía roja fue rápida, se metió dentro del cuerpo frío de Naruto, la energía color arena se vertió sobre el cuerpo de Gaara quien se tensó para después volver a dejar caer la cabeza contra el hombro desnudo de Hinata (para malestar de Sasuke que no podía moverse), una energía naranja revoloteó como una tonta abeja y luego se precipitó en busca del cuerpo de Killer Bee, algo burbujeante se escapó por el techo como si su futuro huésped no se encontrará ahí.
Se sentía cansado, muy cansado, sus piernas extendidas en el suelo, su espalda recargada contra la pared abollada por el impacto, sus ojos a medio cerrar, un animal parecido a un conejo que corriera veloz por todos lados jugueteó un momento con el cabello de Shadow antes de entrar en él, el rubio gritó y se retorció, como si aquello amenazara con matarlo.
—¿Qué? —Más pesados, sus parpados estaban mas pesados, ya casi se cerraban, algo turquesa se perdió en el pasillo; Sasuke quería moverse, quería hacerlo, pero todo era borroso, tres esencias restantes flotaban a su alrededor, una, la más pequeña color plateado se revolvió contra si misma y luego se coló dentro de Hinata, la joven se arqueó contra el cuerpo del Kazekage y gritó.
—No. —Sasuke dirigió una mano temblorosa hacía ella—. No…
Algo hizo un ruido frente a él y se esforzó por abrir los ojos, aquella cosa azul pedía permiso para entrar dentro de él.
—No. —Lo dijo firme y lo más fríamente que pudo pero al parecer su opinión no fue tomada en cuenta porque la sustancia aquella se coló dentro de su cuerpo, por un instante sintió que no podía respirar, que sus músculos se rompían, que el aire le faltaba, que su cuerpo se destruiría.
“Con Hinata” aquel fue su último pensamiento, fuera donde fuera quería compartir el mismo destino que Hinata.

NEVANDO
—No deja de nevar. —Sakura se asomó por la ventana y soltó un suspiro, afuera las calles se habían pintado completamente de blanco, algunos niños jugueteaban corriendo de un lado a otro.
—Hacía tiempo que no nevaba en Konoha. —Naruto ahogó un quejido cuando su compañera apretó con demasiada fuerza la venda alrededor de su ojo—. ¡Sa-Sakura-chan!
—¿Qué? —Ella lo observó ceñuda.
—Me dolió… —El se quejó como un niño pequeño.
—Es por tu bien grandísimo animal. —Una vena apareció en la frente de la joven y el rubio supo que (por su salud física) debía evitar hacerla enfadar.
—Sakura-san ha dejado mucho mejor a Naruto-kun. —Hinata sentada en la mesa de enfrente bajó la mirada dándose cuenta a destiempo de lo atrevido del comentario.
—¡¿Verdad que si?! —El rubio se señaló a si mismo sonriendo, Sakura había logrado arreglar su rostro y aunque la perdida de su ojo había sido irremediable, sus labios y mejillas ya tenían forma nuevamente, aunque con cicatrices. Al pensar en las cicatrices de Naruto Hinata se sujetó ambos brazos, llevaba suéter de manga larga y pantalones largos, pero debajo su cuerpo estaba lleno de cicatrices, como si le hubieran dado latigazos, su piel se había reventado y ahora cicatrices blancas, amarillas y marrones le cubrían el cuerpo, por alguna razón su cara estaba bien. Sakura le había dicho que quizás con el tiempo el bijuu que ahora estaba dentro de ella la sanaría, Shukaku había sanado casi inmediatamente a Gaara.
—De todas maneras sigues siendo feo. —Sasuke le gruñó a Naruto sacándola de sus pensamientos, estaba sentado al lado de Hinata, su brazo en un cabestrillo.
—Sasuke no deja de ser Sasuke aunque él haya tenido la culpa. —Karin y Suigetsu hablaron al tiempo.
—Me pregunto por qué Naruto ha revivido cuando el Kyuubi ha entrado en él. —Gaara con los brazos cruzados se mantenía apoyado en la puerta, Sakura procuro no voltear a verlo, cuando Shikamaru y ella habían encontrado a todos en la zona Uchiha se habían encontrado a Hinata debajo de Gaara, ambos desnudos, por supuesto, una escena de pasión en medio de la guerra quedaba descartada y ambos tenían tan bajo el chakra que habían sido los primeros en recibir atención de su parte. Pero por alguna razón le causaba bochorno recordarlos.
—Probablemente el Kyuubi le ha brindado chakra vital. —Neji, con la pierna enyesada y en muletas trastabilló hasta ellos, su pierna había quedado aplastada cuando el edificio se fue abajo y para mayores problemas también el era un jinchuriki, la energía violeta que Sasuke había visto salir había entrado dentro de él—. Me gustaría que el mío también me echara una mano.
—Podría ser porque el bijuu aún no se acostumbra a ti, —Sakura se pasó una mano por la frente—, después de todo el que los bijuu se hayan visto obligados a tomar un jinchuriki es algo que nunca antes había ocurrido y los chakras no han terminado de amoldarse a su nuevo amo.
—¡Pues el Kyuubi y yo estamos muy bien! —Naruto levantó una mano al cielo.
—También Utakata-san y Killer Bee se sentían bien con sus bijuus de regreso. —Gaara habló seriamente, tal y como lo era él, de hecho igual que con Naruto, Utakata había sido arrancado de la muerte por su bijuu.
—¿Y tu Gaara? —Shikamaru lo observó de reojo, el pelirrojo parpadeó.
—Estoy bien. —Gaara llevo una mano a su pecho—. Él me escuchó.
—Entiendo. —Shikamaru inclinó un poco la cabeza—. Ahora vuelvo, voy a preparar las cosas para esta noche.
—De acuerdo. —Todos hablaron en coro, el joven Nara ascendió lentamente por las escaleras que lo separaban de la realidad a la que aún no querían enfrentarse, Konoha había quedado en ruinas, los muertos se contaban por miles, la destrucción era casi total.
—Permiso Kakashi-sama.
—¿Cómo están? —Kakashi, el nuevo Hokage oficial de Konoha era de las pocas personas que sabían la verdad completa, que Sasuke estaba vivo, que había nuevos jinchuurikis en Konoha, que Madara era en realidad Obito Uchiha, que un bijuu lo había elegido y que Shadow, también un nuevo jinchuriki, se lo había llevado entre las sombras.
En aquel momento Kakashi simplemente no había tenido fuerzas para detenerlo, quizás no había querido hacerlo.
Se preguntaba si algún día se arrepentiría, se había arrepentido tantas veces…
—Bien. —Shikamaru contestó parcamente, ambos echaron a andar en silencio, Tsunade había muerto durante el ataque, había despertado simplemente para morir, aún no se lo decían a Naruto, aunque seguro ya lo sabía.
—Deberías… —Kakashi carraspeó y Shikamaru supo de lo que le estaba hablando.
—Iré… —Se separaron en una vuelta del camino, el Nara metió ambas manos en la bolsa de su pantalón, su mirada fija en el suelo.
—¡Ohhh Shikamaru! —La voz esta vez no fue más rápida que el movimiento y antes de darse cuenta se encontraba en el suelo con Ino encima de él.
—Ino… —Pero esta vez no podía decirle mujer problemática como siempre.
—¿Por qué pones esa cara? —Ella rodó los ojos, él pudo sentir su fresco perfume, la calidez que desprendía.
—Ino… —Chouji la tomó por la cintura levantándola, los ojos del muchacho lucían cansados.
—¡Ya les dije que no estamos en un funeral! —Ella frunció los labios y luego sonrió ampliamente—. Pudo haber sido peor, pude haber perdido una mano, ¡o todo el brazo!, si hubiera pasado así no hubiera podido hacer sellos nunca más, pero solo fue una pierna.
—Sólo… —Shikamaru mantuvo la mirada en sus ojos, no quería ver el cuerpo mutilado de su amiga, la falta de aquella pierna que ella siempre había lucido de manera sensual.
—Sigo siendo sexy. —Ella se defendió cruzándose de brazos aunque al instante perdió el equilibrio y Chouji tuvo que sujetarla—. Aunque voy a tener que practicar esto de pararse en un solo pie. —Sus ojos celestes brillaron, en la garganta de Shikamaru se formó una bola dolorosa.
—Perdóname Ino. —Chouji se inclinó contra ella, gruesos lagrimones mojaron el suéter de su compañera, si él no hubiera sido tan lento Ino no habría tenido que regresar por él, si él hubiera reaccionado a tiempo aquello no habría pasado.
—Shikamaru dile que no sea tonto. —Pero Shikamaru seguía sentado en el suelo sin verla.
—Somos ninjas. —Ino le acarició la cabeza a Chouji—. Éste es nuestro camino. —Luego le dio la mano a Shikamaru para que se levantara—. Por cierto, ¿les había dicho?, —ninguno de los dos contestó pero ella siguió hablado—, Hanabi y Konohamaru volvieron en una pieza, bueno, en realidad Hanabi venía con Konohamaru a la espalda, creo que mugía algo como "hombres inútiles", —la rubia soltó una risa—, siempre somos nosotras las que acabamos cargando con ustedes.
—Siempre, —Shikamaru acomodó la cabeza en su otro hombro—. Siempre…

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Shadow estaba pelando una mandarina, desde hacía rato que le pasaba gajos en la boca a Obito y él los tragaba sin decir nada.
Obito, se llamaba Obito.
Le gustaba cuando se llamaba Madara y lo trataba como a un niño travieso, le gustaba la sensación de tener algo así como un padre. Aunque tampoco estaba mal cuidar de alguien.
Ahora tenia una bestia en su interior para cuidar y a un hermano mayor que se llamaba Obito. Y ambos estaban como que escapando de Kabuto que de pronto se había acordado que él lo había hecho y le pertenecía.
En todo caso suponía que le pertenecía a Naruto Uzumaki.
Oh que gay sonaba eso.
Poniéndose rojo le pasó otro gajo de mandarina a Obito que comió sin prisas, sin preguntar que ridículos pensamientos le pasaban al rubio por la cabeza. No lo culpaba por cambiarse de bando tantas veces, quien sabe por qué, a lo mejor porque al final se lo había echado al hombro y lo había sacado de ahí.
Mientras colgaba en la espalda de Shadow Obito había visto a Kakashi; Kakashi que estaba de rodillas viéndolo.
Kakashi ahora era Hokage, él había fallado y ahora era un jinchuriki… Como Rin… Se preguntó si en algún lugar Rin le sonreía, si eran sus manos las que lo empujaban por la espalda y lo obligaban a seguir con vida.
Shadow le metió otro gajo de mandarina en la boca y por poco se atraganta… le recordaba un poco a él, hace mucho, mucho tiempo.
—Vamos. —Con trabajo se puso de pie, un nuevo día estaba por comenzar.

…..

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Hinata se había sentado en una caja de madera, en la otra habitación Suigetsu se había sentado con Karin sobre las piernas y le hacia cariñitos con la nariz aunque ella estaba rígida y parecía sobrepasada por la situación. Bueno, debía ser difícil seguir fingiendo que eras ruda cuando el hombre que amabas te hacia cariñitos con la nariz. 
Se pasó el cabello por detrás de la oreja y de nuevo se sorprendió por lo largo que era, le había crecido hasta los tobillos y daba la impresión de que ahora era una bestia peluda llena de cicatrices.
Que horrible.
Nunca había sido muy guapa pero ahora…
—¡Ey! —Naruto llego de un salto junto a ella y se sentó en la caja de al lado.
—¡Naruto-kun!
—Sasuke y Gaara fueron a comprar víveres, creo que aun deben superar lo de que tú y Gaara estuvieron abrazados desnudos como mil horas.
—No estuvimos abrazados… —Hinata enrojeció—. Y-y no fueron mil horas. —Por fortuna no recordaba nada de eso, lo último en su mente era cuando Kabuto por fin la había apresado, ver a Naruto y a Sasuke en el suelo, el primero muerto, el segundo…
—Pensaba que los dos… —La voz se le quebró—. Pensé que ambos estaban muertos. —Naruto le hizo un cariñito en el hombro.
—Él nos trajo de vuelta, —Naruto resopló—, bueno, supongo que Gaara y él, no entiendo bien. —Hinata tampoco entendía, pero recordaba, como en un sueño, las palabras que él le había dicho mientras el Bijuu intentaba formarse.
—Hinata. —Naruto la tomó de la mano viendo al frente—. Eres la mujer más guapa que han visto mis ojos también. —Ella abrió la boca para negarlo, pero él dirigió la mirada de su único ojo a ella—. Sé que lo entiendes, cuando te veo solo veo belleza y fortaleza, ¿eso ves en mi verdad?
—Sí. —Esa parte era cierta.
—A Sasuke nunca le ha importado la belleza, a lo mejor porque él es demasiado, ya sabes, ¿cegador?, así decían las chicas en la academia. —Naruto se río—. Pero cuando te mira sé que eres la única mujer para él, la más bella. —El rubio se rascó la cabeza sin soltarla—. Así que en cuanto a eso no debes dudar. En cuanto a si es mejor él o soy mejor yo, por supuesto que soy mejor yo. —Hinata sonrió—. Pero entiendo que el amor no te deje ver adecuadamente.
—Me da miedo, ¿sabes? —Hinata escondió los ojos tras el flequillo—. Quererlo.
—Es difícil de querer. —Naruto respiró hondo—. Pero cada que me miro al espejo lo único que puedo pensar es que mi amigo ha regresado. —Hinata aun no era capaz de ver las cicatrices en su cuerpo sin llorar, había tenido una piel muy bonita, blanca como la luna y ahora… Además el biju dentro de ella se burlaba de sus pensamientos cuando empezaba a encerrarse en la introspección, aquello era nuevo, era aterrador.
—Me gusta tu cabello. —Naruto agarró su melena negra y se la colocó sobre las rodillas, luego la acarició como si fuera un cachorrito—. Es calientita y suavecita. —Seguro Naruto sería la única persona en el mundo que pensaría eso, Hinata estaba pensando decirle a Sakura que le ayudara a cortárselo a la altura donde estaba antes.
—¿Qué estas haciendo? —Sasuke apareció frente a ellos y le sujetó la mano a Naruto en el aire.
—Acariciando su cabello. —Era increíble lo ingenuo que era. Sasuke le aventó la mano, luego miró el cabello de Hinata sobre las rodillas del rubio y giró a verla a ella.
—¿Esta es tu respuesta?
—¿Qué respuesta? —Hinata lo miró sin entender, Naruto estaba ahí también luciendo perdido, eran un par de ingenuos y Sasuke podía imaginárselos perfectamente bien teniendo una vida juntos, siendo torpes y adorables, teniendo citas dulces y construyendo un hogar donde las sonrisas serian cosa de todos los días.
Lastima que eso no iba a pasar.
Sasuke le puso una mano sobre el ojo bueno a Naruto y empujo su cabeza hacia atrás hasta que choco suavemente contra la pared.
—¡Ey! —El rubio se quejó, con la mano libre Sasuke sujetó a Hinata de la barbilla y también la empujo contra la pared mientras su boca buscaba hambrienta la de ella. Hinata soltó un jadeo de sorpresa, Sasuke se apretó mas contra ella hasta que de sus labios salió un suspiro, durante todo ese tiempo Naruto se quejó porque no entendía porque no lo dejaba ver.

……..
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Hinata guardó muy pocas pertenencias en su mochila, nunca había tenido muchas pertenencias a ser sincera.
—Entonces te vas. —Kiba, con la cabeza completamente vendada y algunos mechones marrones escapando de vez en cuando giró a ver a su amiga.
—Me voy. —Ella asintió con la cabeza, a su izquierda Shino estaba recargado contra la pared con los brazos cruzados, sin decir palabra.
—Supongo que es lo mejor. —De reojo Kiba giró a ver a Sasuke que estaba a unos metros hablando con Gaara y Naruto.
—Si me quedo mi padre me obligara a casarme con Neji-niisan, —Hinata suspiró—. Además es peligroso que tantos jinchuuriki coexistan juntos en una misma aldea, pensarían que Konoha pretende algo.
—¿Y es mejor que vaguen por ahí a la deriva? —Kiba miró de reojo a Sasuke—. ¿De verdad iras con él?
—Hinata es completamente capaz de tomar decisiones por sí misma. —Shino interrumpió acomodándose los lentes—. ¿Por qué?, porque su corazón ha decido.
—¿Segura que no tienes síndrome de Estocolmo? —Kiba bufó—. Solo no pases a segunda base hasta que éstes segura que eso es lo que quieres.
—¡Kiba-kun!
—Mas importante que eso, —Shino la miró fijamente—, hay un bijuu en tu interior, serás poderosa, temida y perseguida. —Hubo un tenso silencio—. Pero el equipo 8 siempre será el equipo 8 y cuando nos necesites…
—Ahí estaremos. —Kiba y Shino hablaron al tiempo, Hinata dio un paso y los abrazo a ambos. Sasuke que los observaba desde lejos dio media vuelta para no seguir viendo.
—Aprendiendo a contenerte, ¿ne?
—Después de él. —Sasuke señaló a Gaara—. Ya nada puede ser peor.
—Lamento una vez más el caótico curso de los acontecimientos. —Gaara habló con voz firme, era un incordio que fuera tan correcto.
—Sasuke, —Naruto respiro hondo—, sabes que no he logrado que se te retire del libro Bingo.
—Lo sé.
—Sigues siendo considerado un traidor.
—Lo sé.
—Pero para mi no lo eres.
—Lo sé…
—Eres mi amigo. —Y había gente tan inocente e ingenua que Sasuke sentía que no lo merecía—. Algún día voy a lograr que dejes de ser un traidor, que te borren del libro Bingo.
—Y ese día volveré… —No hacían falta más palabras, Sakura que iba pasando giró a verlos y entonces Naruto la tomó por la mano y la puso en medio de los dos, ambos recargaron sus cabezas en uno de sus hombros y ella parpadeó, estaba por pedirles una explicación pero prefirió quedarse callada, ellos eran y serían por siempre su equipo 7.


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….
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Esa tarde estaba nevando, Karin miró por la ventana antes de salir, Sakura le había conseguido una chamarra enorme y Suigetsu se la había abrochado y le había metido con cuidado el cabello rojo dentro del gorrito.
Las manos de Suigetsu eran rasposas de sostener la espada y entrenar, pero era calientito.
Karin no hubiera pensado antes que era calientito.
Le gustaba también cuando la besaba, aunque Suigetsu daba unos besos que le hacían calentar el estomago y tener que apretar las piernas; era casi como cuando dejaba que la mordieran, un calor que le recorría entera.
Suigetsu le había susurrado que por eso le encantaba, porque era una sucia.
Karin lo había golpeado, naturalmente.
Aunque si se sentía un tanto malvada cuando la besaba, no sucia, por mas que los ojos de Suigetsu se encendieran y sintiera que algo duro le presionaba contra el vientre.
El sucio era él.
Luego miraba alrededor y veía a Hinata y se le pasaba el calor. Hinata estaba triste, se había subido la manga para enseñarle las cicatrices del brazo y había dicho que todo su cuerpo estaba igual, al parecer el poder de los bijuu había roto su piel. Aunque bueno, Karin la seguía viendo hermosa, quien sabe por qué. Y seguro Sasuke la veía igual porque el anhelo siempre acompañaba su mirada.
Estaba segura de que, si Hinata quería, la besaría tan sucio como Suigetsu la besaba a ella. Pero Hinata estaba triste, por dejar su aldea, por dejar a su hermana, por dejar a sus amigos, por volverse un jinchuriki. Ahora que lo pensaba Sasuke también se había vuelto un jinchuriki, pero él podía controlarlo con el sharingan.
Iba a ser muy pesado viajar con dos jinchurikis en entrenamiento, pero Suigetsu y ella ya habían tomado la decisión.
Eran una familia y la familia avanza junta.
—Lo único que me pesa es que te quedes tu aquí. —Karin había caminado hasta el cementerio, estaba ahí una lapida muy sencilla, aun sin nombre en donde descansaba Juugo. El kazekage había prometido que pondría una placa bonita, bueno, su hermano había matado a Juugo, aunque durante una guerra así eran las cosas.
Aun así el proceso de no odiar era un recordatorio constante.
Karin puso una flor sobre la lapida y dijo una pequeña oración, la única que se sabía de cuando era niña. Sakura y Naruto habían prometido que limpiarían la lapida y pondrían flores en lo que ellos no estaban.
Levanto la vista y vio, lejos en el mausoleo de los héroes, que Hinata y Sasuke estaban dejando flores en la tumba de Itachi, los acompañaba una niña de cabello castaño, seguro era la hermana de Hinata, había mencionado que quería despedirse de ella. La niña se veía segura de si misma y a pesar de la distancia parecía que le ordenaba algo a Sasuke, seguro que cuidara a su hermana. Karin vio como Sasuke tomaba a Hinata de la mano y luego se ponía la otra mano sobre el corazón.
¡Que romántico!, tal vez le estaba diciendo que la amaba, o que la iba a cuidar toda la vida, las mejillas de Hinata estaban rojas y la niña parecía satisfecha. ¡Tal vez hasta le estaba diciendo que se iba a casar con ella!
—¡Ah! —No pudo evitar un jadeo cuando sintió el chakra de Suigetsu a sus espaldas y antes de poder voltearse el joven le bajo el cierre de la chamarra y apretó sus senos por encima del suéter mientras le mordisqueaba el cuello.
—I-dio-ta. —Oh, Dios, era una sucia, se había calentado al instante—. Ten respeto por Juugo.
—Juugo fue el que me dijo. —Suigetsu la pegó contra su pecho sin dejar de sobarla, ¡era un descarado!
—Nos van a ver. —Aunque quizás no tuviera mucha fuerza su queja cuando suspiraba de esa manera.
—Me encantas demasiado. —Suigetsu le dio la vuelta en sus brazos y la miró fijo a los ojos—. Todos esos días durmiendo juntos en la casa de campaña lo único que quería era… —Karin le tapó la boca.
—No enfrente de Juugo.
—Juugo sabía. —Suigetsu rodó los ojos.
—No me importa. —Se subió el cierre de la chaqueta y lo miró con altivez—. Vámonos.
—También me encantas cuando eres mandona. —Suigetsu le tronó un beso en la boca y le dirigió una mirada suave a la improvisada tumba—. Gracias Juugo. —Luego ambos se fueron tomados de la mano.

……
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Sasuke se había ido una vez de la aldea a los doce años y Sakura, Neji, Kiba, Shikamaru y Naruto habían intentado detenerlo, incluso Gaara de la arena y sus hermanos. Ahora todas esas personas lo habían visto partir dándole buenos deseos y pidiendo, de manera unánime, que cuidara a Hinata.
Hinata había intentando sonreírle a todos, pero era claro que se encontraba triste. Solo al despedirse de Naruto había tenido una sonrisa genuina y eso porque el rubio le había contado un chiste malo que solo a ella podría causarle gracia.
Nevaba fuerte cuando partieron y sus botas hacían huecos en la nieve. Internamente todos pensaban en Juugo, Sasuke también pensaba en Itachi.
Karin y Suigetsu no habían perdido la costumbre de discutir, solo que ahora entre las peleas había miradas de deseo y besos abruptos y salvajes.
Sasuke hacia el que no los veía, pero Hinata estaba muy contenta con el hecho de que se hubiesen sincerado el uno con el otro.
A Sasuke ya le daba dolor de cabeza de pensar cuando terminaran, porque seguro serian de los que pelean, terminan y regresan una y otra vez.
Ya estaban lo suficientemente lejos de Konoha cuando Hinata lo sujetó de la mano, aquello fue sorpresivo y giró a verla pero ella tenía la mirada en el suelo.
—Yo también quiero. —Sasuke recordó aquel momento en el mausoleo de los héroes y lo que le había prometido a Hanabi—. Estar contigo.
—Dije para siempre. —Sasuke arqueó una ceja apretando suavemente su mano.
—Sí. —Hinata alzó la mirada, ojos de luna en aquella cara tan amada—. Para siempre.
—Prometo que algún día te regresare a tu casa, con tu gente, a Konoha.
—Sasuke-kun… —Ella lo detuvo, sus mejillas fuertemente sonrojadas—. Mi casa, mi familia ahora mismo son ustedes… Sasuke-kun es mi hogar y Taka es mi familia…
La besó, en medio de la noche, el frío y la nieve juntó sus labios con los suyos sintiendo que el siete colas dentro de él le pedía que profundizara aquel encuentro, definitivamente no entendía como Naruto podía controlar los deseos de su bijuu, o quizás que él suyo había resultado igual de pasional que él.
—Te amo. —Y siempre sonaba increíblemente bien decírselo.
—Yo también te amo Sasuke-kun. —Pero se oía mucho mejor escucharlo, que Sasuke Uchiha no estaba solo ni lo estaría nunca más, porque el invierno por fin se había ido, quizás no afuera pero si en su interior.
FIN
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Notas de Okashira Janet: He tardado como dos meses en editar el capitulo final, nada me hacia sentido, todo pasa tan rápido como ese capitulo final de los animes de 12 episodios. Además los chicos malos ya no me gustan porque ahora soy una adulta y claro que éste Sasuke es una red flag andante y prefería mil veces a mi green flag Naruto. Aun así disfrute escribir algunas escenas malvadas (risas.
Y a pesar de que son una pareja que se la pasa peleando adoro a Karin y Suigetsu. Éste fanfic ya se acabo y continuamos con los escritos en emisión.
¡Gracias por todo su apoyo amables lectores que me esperan meses y años porque ahora soy un adulto que solo escribe en sus muy escasos ratos libres! Los amo, son los mejores.

19 de octubre de 2023 Jueves


Debe ser inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora