CAPÍTULO 8

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No fue hasta que la motocicleta se detuvo que Alai abrió sus ojos y soltó a Jonathan con brusquedad, bajando con rapidez del vehículo y quitándose el casco, el cual termino por despeinar por completo su cabello.

Él suspiro con cansancio al mismo tiempo en el que miro a Jonathan con enojo. —¿Mi abuela sabe que me traerías en eso?

Jonathan se quitó su casco, el cual amaba su cabello o algo así, a diferencia de Alai, Jonathan se encontraba perfectamente bien, él respondió con despreocupación mientras bajaba de la moto. —Sí, de hecho, la eh traído al pueblo en ella.

Alai lo miro con incredulidad. —¿En serio?

Jonathan solo asintió mientras ataba ambos cascos a la motocicleta, Alai estaba sorprendido, pero si lo pensaba con detenimiento, esa mujer era capaz de incluso montar un toro si quisiera a pesar de su edad.

Le gustaría haber heredado el coraje y valentía que tenía ella y su Madre, él suspiro con pesadez mientras se daba la vuelta y comenzaba a caminar a la escuela, apenas dio unos pasos se detuvo, quedándose bastante asombrado por un vehículo en especial en el estacionamiento.

Alai no era el único que fue sorprendido por la patrulla de policía estacionada en el lugar, estudiantes pasando por ahí la miraban de igual manera, con confusión y curiosidad, a diferencia de ellos Alai sentía un sentimiento más, terror.

Sumándole a esto, su angustia creció más, poniéndolo ansioso, más de lo que estaba antes de llegar a la escuela, Alai puso su mano en su estómago al sentir como este comenzaba a revolverse.

El recordar aquellas pesadillas en los últimos días, al mismo tiempo, las punzadas en su vientre por la llegada del celo le causaron nauseas, acompañadas de mareos y escalofríos que lo hacían sentir mucho peor.

—Vaya, ¿qué está pasando aquí?

La voz de Jonathan lo trajo a la realidad, aun con su mano en su vientre, miro a Jonathan, quien se encontraba observando la patrulla con el ceño fruncido, al sentir su mirada, Jonathan lo miro, unos segundos después su rostro se relajó.

Él dudo un momento antes de comentar con preocupación. —Te vez horrible, no debiste venir a la escuela.

—Gracias por tu preocupación. —Dijo Alai con sarcasmo, para después suspirar y decir mientras se marchaba. —No le tomes importancia, te veo después.

Jonathan no tuvo tiempo de hablar más, Alai se había apartado tan rápido que en poco tiempo había desaparecido de su vista entre la multitud de estudiantes que se apresuraban en llegar a sus clases a tiempo.

Alai camino con rapidez hasta llegar al baño de omegas, el cual, al igual que todos los baños se dividían en omegas masculinos y femeninos, de igual forma, los baños para alfas y betas tenían esta misma división, esto fue obligatorio en varios países hace más de treinta años por los constantes acosos y violaciones que sufrían las personas por su segundo género.

Claro, no todos esos países seguían esta reciente norma, algunos mantenían el tradicional baño común con solo dos divisiones del segundo sexo, masculino y femenino.

Alai entro a su respectivo baño y luego a un cubículo vacío, donde se sentó en el escusado con la tapa baja y abrazo su mochila con fuerza mientras sentía fuertes punzadas en su vientre, ¡Dios! Dolía demasiado.

Luego de que el dolor se calmara, él tomo un supresor más, si el dolor no se calmaba con uno lo haría con dos en su sistema.

El omega recesivo sufría dolores más fuertes que un omega común gracias a que no contaban con feromonas que ayudaran a controlarlo, lo único que podría ayudar además de los supresores era pasar el celo con alguien.

LAS FLORES QUE EL BOSQUE SE TRAGO [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora