Capítulo XVIII

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Capítulo XVIII:

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COSAS DE LA VIDA

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Feliz año nuevo.

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Sakura.

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Luego de pedirle ayuda a mi tía me aleje completamente de Sasuke, de Itachi, de las drogas.

―Mi nombre es Sakura Haruno― Suspiré profundo y observe a todos en esa ronda ―Y soy adicta― Dije acurrucándome en aquella vieja silla de madera.

―Bienvenida, Sakura― Murmuró mi tutor observándome a los ojos.

Kakashi Hatake.

Yo clave mis ojos en él, se encontraba a unas sillas de mi y una ráfaga de viento inundó la sala de aquella vieja iglesia haciéndome temblar. Kakashi sonrió, yo aún no entendía como alguien tan joven podía ser tutor en un lugar como ese. Sonreí nerviosa. La única condición de mi tía para no internarme fue ir una vez a la semana a los N.A.

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―¿Cómo estuvo?― Me pregunto ni bien ingrese al departamento.

―Como todos los jueves― Susurre quitándome el abrigo y me senté en el sillón frente a la estufa.

Mi tía Tsunade se sentó a mi lado y dejo dos tazas de chocolate caliente sobre la mesita ratona.

―Lo siento mucho, Sakura― Murmuro a mi lado y yo la mire preocupada ―Pero me toca hacer guardia en año nuevo― Comentó nerviosa.

Supongo que no quería dejarme sola aún en una fecha tan importante y festiva. Estábamos en vacaciones de invierno, en unos días empezaríamos las clases nuevamente y yo volvería a ver a mi pesadilla por los corredores escolares sin poder hablarle. En esos últimos meses Sasuke estaba cada vez peor, ya no se llevaba con Naruto o con Neji y a mí apenas si me dirigía la mirada. Se veía cada vez más perdido, más solo y a mi me estaba matando él no poder sacarlo de esa vida de mierda que había elegido.

―Tranquila― Susurre tomando una de las tazas de chocolate de la mesita ratona y clave mis ojos en los preocupados de mí tía.

Yo no podía salvar a Sasuke porque ya me había arrastrado con él la última vez.

―¿Qué harás esa noche? ― Me pregunto con muchas dudas, yo sonreí para darle más tranquilidad.

―Hizashi me invito a una fiesta de fin de año en su casa―

Yo no pensaba ir, solo quería quedarme con mi tía comiendo pizza esa noche pero en vista que me quedaría sola.

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Termine de acomodar mi cabello. Había crecido muy poco en ese año, apenas si pasaba mis hombros pero supongo que la falta de alimento y las drogas provocaron no sólo el bajo peso sino la caída de mi cabello.

En esos meses mi piel había vuelto a su color natural, mis mejillas volvían a estar sonrojadas y había aumentado de peso.

Suspire y pase ese labial rojo por mis labios. El vestido color plata se amoldo a mi cuerpo hasta la mitad de mis muslos, llevaba unas botas de tacón blancas y el abrigo del mismo largo que mi vestido color blanco acababa mi atuendo.

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