Capítulo IV:
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COSAS DE LA VIDA
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Te quiero, Ino.
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Ino.
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La primera vez que vi a Sakura Haruno fue unos días después de iniciar nuestro primer año escolar. Recuerdo que estaba sentada en el suelo del baño llorando. Me acerque despacio a ella y me agache hasta quedar a su altura. Ella se sorprendió al verme y clavo sus ojos verdes en mi.
―¿Estás bien?―
Negó con la cabeza y volvió a hundirla entre sus rodillas gimoteando. Acaricie su sedoso cabello de un color tan peculiar y ella volvió su vista a mí. Sin decir nada se tiro a mis brazos a llorar. Al día siguiente supe porque lloraba el día anterior.
―Frente de marquesina― Se burlo la pelirroja mientras reía con sus amigas.
Sakura gimoteo arrinconándose contra las bancas del patio escolar.
―Déjala en paz, Karin― Comente mientras me acercaba a donde estaban todas.
―¿O que harás ricitos de oro? ― Se burlo acomodando sus lentes y sentí la enorme necesidad de quitárselos y estrellarlos contra el suelo ―¿Llamaras a tu papi?― Sonrió ―¿O esta muy ocupado?―
Ese fue un golpe bajo para una niña de seis años.
―Al menos yo sé quien es mi verdadero padre― Dije con veneno.
Todos en el Colegio sabían que Karin era adoptada. Ella me miró furiosa y su hermana Tayuya tiro de su mano para alejarse de nosotras y evitar que la pelirroja se tirara sobre mi.
―¿Por qué dejas que te traten así?― Le pregunté enfadada volteando a verla.
―Lo siento―Susurro apenada.
Ay no. Iba a llorar otra vez.
―Ya. No llores― La rete y pase mi mano por su cabello en un intento de animarla ―Sakura ¿Verdad?― Ella asintió ―Que lindo nombre―
Desde ese día siempre defendí a Sakura Haruno. Se convirtió en mi amiga, mi mejor amiga.
Se convirtió en mi hermana.
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Tenía el estómago revuelto y no sabía si era porque soñé con el día que conocí a Sakura o porque hacía doce días que no me venía.
―¿Estás bien?― Me preguntó preocupada la pelirrosa sentándose a mi lado ―Estas pálida―
Estábamos en la cafetería. Era la hora del almuerzo. Aunque lo que menos quería ese día era comer algo. Yo solo asentí a modo de respuesta mientras observaba el plato de comida intacto.
―Sakura tiene razón, pareces enferma― La apoyo Tenten del otro lado de la mesa.
―Estoy bien―Repetí sin ganas.
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Cosas de la vida.
RomanceLa típica apuesta escolar. Yo ya no sentía nada, lo único que quería era que Sasuke Uchiha me pidiera perdón de rodillas. Si en algún punto de mi vida Sakura Haruno volvía a destruirme y hacerme pedazos, yo moriría feliz. Yo era su detonante, ell...