Capítulo XIX

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Capítulo XIX:

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COSAS DE LA VIDA

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Una mente sin recuerdos.

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Sasuke.

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A veces uno se encuentra perdido en su propia mente.

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Tenía tanto frio.

Observe mis pies desnudos, llevaba un pantalón blanco y una camisa del mismo tono. El piso estaba inundado, el agua estaba tan fría, apenas si cubría mis pies y todo estaba oscuro y desolado en ese lugar. No sabía bien dónde me encontraba. Tampoco sabía bien si aún seguía con vida.

―Sasuke― Me llamo.

Yo me detuve a unos pasos frente a él. Llevaba la misma ropa que yo, tenía el cabello más largo y esa enorme sonrisa marcando los bigotes en sus mejillas.

―Naruto― Lo salude.

Él se aproximó más a mí y apoyo ambas manos en mis hombros obligándome a verlo a los ojos.

―Te estamos esperando, Sasuke―

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Despierta, mi amor.

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―Sasuke, despierta―

Me desperté agitado sentándome en la cama de golpe. Mi pecho subía y bajaba y unas gotas de sudor recorrieron mi frente y los costados de mis mejillas. Demore unos segundos en recalcular donde estaba; mi habitación. 

―¿Estás bien? Mi amor― Esa voz.

Mi cuerpo se paralizó y sentí como mi corazón bombeada con tanta fuerza que parecía que se me iba a salir del pecho. Sentada a mi lado estaba ella.

Sakura.

―¿Sasuke?― Susurro y se acerco más a mi en la cama.

Y supe que era ella cuando sentí ese aroma a cerezas envolverme.

―¿Estas bien?― Me pregunto preocupada y apoyo su mano en mi mejilla en una caricia.

Yo no podía pronunciar palabra, tenía los ojos clavados en ella, viéndola como un idiota.

―¿Tuviste un mal sueño?― Volvió a preguntar con ternura.

Y entonces la abrace, con todas mis fuerzas. Necesitaba saber que era real. Que realmente estaba allí conmigo. Su perfume inundó mis pulmones y el calor de su cuerpo calmo el frío que sentía.

―Sakura― Susurre apretando mis brazos con más fuerza entorno a sus hombros.

Ella acaricio mi espalda para calmarme y cuando nos separamos sonrió levantándose de la cama. Llevaba el uniforme escolar y su cabello estaba tan largo, le llegaba hasta la cintura. Yo aun seguía en la misma posición, sentado en el medio de la cama.

―Estas actuando muy extraño― Murmuro preocupada ―Vamos levántate. Se nos hará tarde para ir clases― Me ordenó.

Me levante despacio de la cama e ingrese al baño. Cuando me miré al espejo casi no pude reconocerme. Ya no tenia esas ojeras color violeta bajo mis ojos, ni la piel pálida, ni las pupilas dilatadas 

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